- En la FES Cuautitlán realizan estudio para mejorar la administración de glibenclamida en suspensión oral
- Registra mayor absorción y se evita la irritación gástrica, otros de sus beneficios, aseveró
En 2030 México ocupará la séptima posición mundial en casos de diabetes. Se trata de un problema serio de salud pública que debe abordarse por todas las vías posibles para mejorar el control de la enfermedad en quienes la padecen, afirmó el académico de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Cuautitlán, José Juan Escobar Chávez.
Es por ello que –en colaboración con Omar Rodrigo Guadarrama Escobar, universitario recién doctorado en esa entidad académica–, desarrolló nanopartículas poliméricas cargadas con un antidiabético, en este caso glibenclamida, fármaco útil para el tratamiento de este trastorno crónico que afecta la manera en la que el organismo procesa la glucosa en sangre.
La diabetes mellitus tipo 2 es una de las causas principales de mortalidad (muertes) y morbilidad (cantidad de personas que enferman en un lugar y periodo determinados en relación con el total de la población a nivel global). Según datos del Instituto Nacional de Salud Pública, en el caso de México es, a partir de 2000, la responsable principal de los fallecimientos de mujeres y la segunda en hombres.
Está altamente vinculada al grupo de factores de riesgo que constituyen el síndrome metabólico: elevación de la glucosa y triglicéridos, hipertensión y obesidad, indicó el académico de la FES Cuautitlán, quien junto con estudiantes de posgrado trabaja en el diseño de nuevas formas de aplicación de fármacos en beneficio de la sociedad.
Su atención representa un costo económico alto tanto para el sector salud, como para los pacientes. De acuerdo con la investigación realizada por Omar Guadarrama, tan solo en 2010 científicos del Instituto Nacional de Salud Pública calcularon que el costo más importante está asociado a los medicamentos con 133 millones 143 mil 734 pesos, seguido de las complicaciones de la enfermedad, lo que representó más de 110 millones de pesos, entre otros aspectos, resaltó Escobar Chávez.
Al profundizar sobre el proyecto de investigación, Escobar Chávez indicó que la innovación farmacéutica se probó en un modelo animal: ratas previamente diabetizadas para evaluar la funcionalidad y eficacia del proceso, con resultados positivos. Las nanopartículas cargadas con el antidiabético fueron administradas al animal vía oral, mediante una suspensión.
Detalló que a las ratas se les indujo diabetes mellitus tipo 2 con la aplicación de estreptozotocina, antibiótico que tiene propiedades antitumorales y que posee una acción citotóxica sobre las células beta del páncreas (significa que daña este órgano y deja de producirse insulina, hormona que controla los niveles de glucosa en el organismo).
Se trabajaron cinco grupos de roedores: diabéticas sin tratamiento; diabetizadas a las que se les trató con tabletas de glibenclamida; las que les administraron las nanopartículas poliméricas de glibenclamida; diabetizadas tratadas con nanopartículas sin glibenclamida; así como el grupo control.
José Juan Escobar expuso que los resultados obtenidos en laboratorio revelaron que la suspensión con nanopartículas mostró ser bastante funcional y disminuyeron los niveles de glucosa en sangre con una dosis cinco veces menor con relación a las tabletas.
“Evidenció un incremento en la cantidad de la glibenclamida que absorbe el organismo, únicamente por haberla administrado a través de nanopartículas”, subrayó.
Con esta nueva formulación se llega al sitio de acción (el páncreas); es decir, donde realiza su efecto farmacológico por lo que se requiere menor dosis para el tratamiento, evita la irritación gástrica y protege mejor al fármaco.
“Es importante mencionar que, al administrar la glibenclamida en tabletas, el organismo solo absorbe 30 por ciento de la dosis de los comprimidos, mientras que 70 por ciento restante se desaprovecha. Al encapsular el antidiabético en nanopartículas poliméricas se aprovecha más la dosis que se requiere para controlar esta enfermedad”, enfatizó el universitario.
En el estudio trabajaron con materiales que no son costosos para que en su fabricación a escala tampoco lo sea. Además, el proceso de preparación de las nanopartículas es sencillo para que, si en un momento dado se lleva a la industria –una vez patentada esta iniciativa universitaria–, sería bastante efectivo y nada oneroso para los pacientes.
Expuso que su desarrollo es una de las opciones que existen para tratar la diabetes. “Todas las formas farmacéuticas que existen en el mercado tienen su importancia y relevancia, así como sus ventajas y desventajas, ninguna sustituye a otra; al final del día es una opción interesante de la que podemos echar mano en un momento dado para tratar diferentes patologías”.
En la actualidad la nanotecnología es una plataforma de interés para vectorizar fármacos (control del lugar donde se produce la liberación) y evitar los problemas o desventajas que pudieran tener otras vías de administración de medicamentos.
El experto universitario advirtió que aquellos pacientes quienes no tienen control adecuado de la enfermedad podrían desarrollar retinopatía diabética –incluso ceguera–, nefropatía (alteraciones o daño renal que podría requerir diálisis); o bien, mala cicatrización que derivaría en pie diabético y una posible amputación de la extremidad.
José Juan Escobar mencionó que es necesario generar nuevas opciones para suministrar medicamentos, que sean lo más benévolas posible con el organismo. “Si ya están diagnosticados como diabéticos, al menos que su calidad de vida no vaya en detrimento, sino que se mantengan lo más estable posible”.
UNAM