La semana pasada, escuché en las noticias que acelerarían la vacunación por COVID en algunos estados pues algunas vacunas estaban por caducar. Eso me hizo formular preguntas tales como: ¿compraron mayor vacunas de lo previsto, existe una mayor resistencia a la vacunación?, ¿la calendarización para el tercer y cuarto refuerzo no coincide con las fechas adecuadas?, solo… ¿están mal organizados?
Naturalmente, únicamente se anunció que se aceleraría pero no el cómo, pero no fue necesario especular porque de inmediato observamos puntos de vacunación inesperados por todas partes.
No sé si lo recuerde pero el martes 12 de abril, de la semana santa, estuvieron vacunando en la Plaza Patria, bajo los árboles frente a catedral. En ese momento no le tomé importancia pero comprendí entonces, el por qué cuando escuché sobre la posible caducación de las vacunas.
La semana pasada, fui a la plaza comercial de mi colonia (no crea que es gran cosa solo tiene 8 locales) y vi un cartel hecho a mano donde anunciaban que el 21 y 22 de abril estarían vacunando contra COVID en el supermercado. La verdad, creí que era broma pero mi esposo confirmo al día siguiente que, efectivamente estaban vacunando en el pórtico del super.
Dudé, la verdad dudé que fueran vacunas contra COVID “originales”, luego pensé que comentaron que les faltaban voluntarios de la segunda fase de la vacuna mexicana y me pregunté sí, arbitrariamente aplicaban esa a falta de voluntarios, pero después que un vecino confirmó que lo habían vacunado con Astra Zeneca y que era personal del Seguro Social entonces, confiamos y fuimos a vacunarnos después de corroborar que podíamos hacerlo.
Hace un año, en 2021, parecía imposible el poder vacunarse. Comencemos con el hecho de que el inicio del programa de vacunación estuvo muy desorganizado, la página se saturaba y no estaba claro, durante las primeras aplicaciones como era el proceso, sí deberíamos de pasar antes por un turno o cita, si solo necesitábamos formarnos y qué documentos teníamos que llevar. Reconozco que algunos de esos detalles, salvo la cuestión de los documentos, variaba por centro.
Las filas eran interminables y las personas estaban bajo el sol mucho tiempo si el centro de vacunación no dispuso de sombra. También era un caos el ascenso y descenso de las personas en la entrada así como el estacionamiento.
Luego con nosotros, los maestros pues fue algo un poco más organizado aunque la vacuna Cansino tenía una refuerzo a aplicarse en octubre y fue prolongado hasta enero de 2022. Dirá usted que no pasa nada pero en octubre ya estábamos con sistema híbrido y, muchos de nosotros tenemos contacto con los cuadernos de los alumnos, pasamos uno por uno para revisar sus apuntes y ejercicios. Cuando un alumno informaba que había sido positivo COVID y en esa misma semana, un día antes tomamos su cuaderno en las manos lo único que nos quedaba era confiar en nuestro sistema inmunológico.
No olvidemos el hecho de que después de ser vacunados con Cansino no podríamos tener nuestro certificado de aplicación y tardó mucho, mucho el que pudiéramos obtenerlo.
Luego, al menos en mi caso, no puse atención a las fechas de aplicación para iniciar un sistema de vacunación como la mayor parte de la población pero ese, si lo confieso, fue mi error.
Sabíamos que la vacunación poco a poco se iría normalizando aunque nunca imaginamos que sería así, es decir, que encontraríamos puestos de vacunación ambulantes por toda la ciudad sin tanto embrollo por la temperatura en la que debería de encontrarse para que permaneciera a punto para ser aplicadas.
Pasamos, en un año, de una mala organización y carencia de vacunas a la abundancia y practicidad, irónico ¿no lo cree?
Le comenté que vacunaban en el supermercado, entonces decidimos ir, la verdad, en la aplicación de la vacuna de moderna me fue muy mal, tanto que hasta perdí 2 kilos y necesité una semana para sentirme bien. En comparación con la Cansino con la que sólo me dolió el brazo y el malestar me duro 40 minutos, además super leve.
Aunque soy pro vacunas confieso que si medio temor el aplicarme la Astra Zeneca pero el bienestar es primero. En el puesto, ambulante, de vacunación había tres chicas muy agradables, tenían unos anuncios muy coquetos hechos a mano y como ya eran las 14h30 estaban ansiosas de que llegaran 20 personas más para poder ir a casa.
El proceso, sin la platicada claro está, duro unos 5 minutos, sin largas filas o asolearnos. Nos pidieron nuestra identificación, llenaron la ficha y nos vacunaron. Mientras les hacíamos unas preguntas llegó una familia de 4 miembros a vacunarse y al término de estos otro par de personas, todo transcurrió en un ambiente completamente diferente al que habíamos presenciado en los centros de vacunación masiva.
Suponemos, que pocos minutos después, terminaron su cuota de 100 vacunas y fueron finalmente a casa. Al día siguiente pudimos observar que nuevamente se encontraban vacunando, en esta ocasión sin publicidad, es decir, sin esas cartulinas que ellas mismas hacen a mano.
Nos acostumbramos ya a la nueva normalidad, a vivir durante una pandemia que parece está pronta a terminar, esperemos que sea así y que después de la gran fiesta sanmarqueña así como del 10 de mayo no tengamos un rebrote, si eso no ocurre entonces podemos, tranquila y felizmente, comenzar a decir adiós a tan temido COVID 19.
Laus Deo
@paulanajber