APRO/Judith Amador
En el 327 aniversario luctuoso de Sor Juana Inés de la Cruz, se le rindió un homenaje en la Rotonda de las Personas Ilustres, ubicada en el Panteón Dolores, con la develación de un cenotafio.
La escultura, realizada por los artistas Miguel Ángel Carrol, Andrea Maldonado y Enrique Guerra, evoca la figura de la poeta fallecida el 17 de abril de 1695 en el Convento de San Jerónimo, ahora sede de la Universidad del Claustro de Sor Juana.
Es una figura que representa conceptualmente los hábitos de monja, el rostro (sin detalles) y el medallón con una pluma en el centro, con el cual fue retratada por Miguel Cabrera la escritora considerada como la más grande de México, a la altura de sus contemporáneos varones Luis de Góngora y Francisco de Quevedo.
En el acto oficial estuvieron presentes la jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum; el subsecretario de Desarrollo Democrático, Participación Social y Asuntos Religiosos de Gobernación, Rabindranath Salazar Solorio; y la secretaria de Cultura, Alejandra Frausto.
En diferentes medios se ha publicado que desde este 18 de mayo reposan en la rotonda, los restos de la escritora novohispana, pues así lo dijo Sheinbaum en su discurso:
“Sirva este bello homenaje y la sabia decisión de colocar los restos de Sor Juana Inés de la Cruz en la Rotonda de las Personas Ilustres como un homenaje a la escritora, a la poeta, pero también a su espíritu indomable, a su legado, y sirva también para reconocer el derecho de cada niña, de cada joven, de cada mujer a vivir con derechos humanos plenos”.
Sin embargo, se recordó en otros medios que desde abril de 2020 se planeó la develación del cenotafio, pero el confinamiento por la pandemia de covid-19 obligó a la cancelación de la ceremonia para la cual se contaría con 500 invitados.
Se habló entonces de que el Instituto Nacional de Bellas Artes y la Coordinación Nacional de Memoria Histórica y Cultural de México, presidida en forma honoraria por Beatriz Gutiérrez Müller, trabajaban para el traslado de los restos.
Pero la propia rectora de la Universidad del Claustro de Sor Juana, Carmen Beatriz López-Portillo, aclaró en aquel momento que no serían llevados a la rotonda. Primero porque la propia Sor Juana decidió que reposaran en el convento. Y segundo porque no se tiene la certeza absoluta de que los restos que ahí permanecen sean de ella.
Así pues, la escultura de más de 3 metros de altura, para la cual se destinaron recursos de más de un millón de pesos, fue inaugurada sin los restos de la escritora, quien según Antonio de Robles, cronista de la época, murió de peste:
“Domingo 17 murió a las 3 am en el convento de San Gerónimo la madre Juana Inés de la Cruz, insigne mujer en todas sus facultades y admirable poeta; de una peste han muerto hasta seis religiosas.
“Asistió todo el Cabildo en la iglesia y la enterró el canónigo don Francisco de Aguilar”.
El investigador Américo Larralde, fallecido hace unos meses, sostuvo que pudo haber muerto de “tarbadillo”, una enfermedad transmitida por pulgas de animales, que Sor Juana ya había contraído con anterioridad.