Hacia una Cultura de la Paz - LJA Aguascalientes
16/11/2024

 

Como asociación civil sin afanes de lucro, el secretario ejecutivo de la Comisión Nacional Para la Cultura de Paz y la No-violencia (Comnapaz), Norman Bardavid Nissim, afirma que ese organismo ciudadano independiente logró, tras más de una década de esfuerzos, insertar al fin en el artículo tercero constitucional mexicano, durante la 4T, la norma de una educación para la paz, así:

 

La educación se basará en el respeto irrestricto de la dignidad de las personas, con un enfoque de derechos humanos y de igualdad sustantiva. Tenderá a desarrollar armónicamente todas las facultades del ser humano y fomentará en él, a la vez, el amor a la Patria, el respeto a todos los derechos, las libertades, la cultura de paz y la conciencia de la solidaridad internacional, en la independencia y en la justicia; promoverá la honestidad, los valores y la mejora continua del proceso de enseñanza aprendizaje.

 

Completa Bardavid, nacido el 9 de julio de 1963 en la Ciudad de México:

 

“El hecho de que eduquemos a las nuevas generaciones en la cultura para la paz incluye el que ellas fomenten educar para el pacifismo. Porque todos venimos de una cultura de violencia. Para hacer el verdadero cambio, tendríamos que hacer esas dos acciones: Educar para la paz y fomentarla”.

 


Los motores vitales de Bardavid –expone a Proceso el también denominado “padre del movimiento del Revelacionismo”, oríginario de una familia migrante judía– han sido “el arte como fin y el arte como medio para la filantropía, y los ejes de la conciencia para la cultura de paz”.

 

En efecto, además de creador, Bardavid es coleccionista, impulsor de artistas y galerista (Proceso 2302). Y una conquista de Comnapaz México, AC, data de febrero de 2021, cuando el Congreso de Jalisco aprobó la Ley de Fomento a la Cultura de Paz.

 

¿Violentos por naturaleza?

 

Entre los libros que guiñan el ojo en su biblioteca resalta La paz como derecho humano (Ed. Tirant lo Blanche/CNDH, 2019), de Pablo Romo Cedano, quien a lo largo de 288 páginas realiza análisis del tema a través de miradas que van desde Rousseau, Kant, Marx, la baronesa Bertha von Suther, Gandhi, Jaspers, Kelsen, al mexicano Alfonso García Robles y Javier Sicilia, hasta el neozapatismo.

 

–El turinés Norberto Bobbio (1909-2004) escribe que “una historia sin narraciones de guerra no sería la historia de la humanidad”. ¿Es la guerra un producto de la propia naturaleza humana, como piensa el filósofo político inglés Thomas Hobbes en Leviatán, de 1651? ¿Traemos ya la violencia al nacer, en los genes?

 

–Comnapaz –comienza su vasta respuesta Bardavid– posee cuatro pensadores que son nuestros pilares y mentores. Ellos nos abrieron la puerta hacia la paz como un hecho y no como un sueño guajiro o una bonita abstracción. Uno de ellos es David Adams, quien tiene un libro maravilloso que es casi nuestro manual de cabecera; se llama Cultura de Paz, una utopía posible.

 

“Adams fue de los iniciadores de la Cultura de Paz en la UNESCO, es un neurocientífico estadunidense nacido en Missouri en 1939, y junto con otros Premios Nobel se le encargó una investigación sobre si la violencia estaba en el ADN del ser humano. después de todos los estudios que se hicieron, la conclusión fue definitiva: No. La violencia ha sido una condición que ha ido pasando de generación en generación, pero no está en nuestro ADN. Esta conclusión se conoce como El Manifiesto de Sevilla [1986] y postula que si en la mente de los hombres ha estado el hacer una civilización basada en la guerra y en la violencia, también en el pensamiento humano se halla la posibilidad de crear una civilización basada en los principios de la paz.”

 

Para tal declaración no existe ningún obstáculo de naturaleza biológica que se oponga inevitablemente a la abolición de la guerra o de cualquier otra forma de violencia institucionalizada, tal como señaló en sus estudios la antropóloga Margaret Mead: “La guerra es una invención, no una necesidad biológica”. Ergo: la paz es un rico caleidoscopio de potencial casi mágico.

 

El padre Felipe Mac Gregor propuso por vez primera la idea de “Cultura de Paz” durante la Conferencia para la UNESCO “La paz en la mente de los hombres” realizada en Yamasukro, Costa de Marfil (1989). Cuando Federico Mayor Zaragoza, signatario de El Manifiesto de Sevilla sobre la violencia fue director general de UNESCO (1978-1992), el organismo proclamó el Programa Cultura de Paz, bajo la premisa: el belicismo es una invención social y en su lugar se puede inventar la paz. Cada una de las cinco proposiciones del manifiesto revocan ideas falsas que han servido para justificar la guerra y la violencia. (ver https://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000094314_spa)

 

 

 

Organismo ciudadano

 

 

 

Norman Bardavid se certificó en Educación para la Paz por el Institute for Education for Peace con sedes en Canadá y Suiza. Consejero de Naturalia, AC (organización no gubernamental dedicada a la conservación de la naturaleza), fue representante por el Comité Internacional de la Bandera de la Paz, y de 2017 a 2019 coordinador del programa “Juntos construimos la paz” al interior de la Comnapaz.

 

“Yo me certifico en el Instituto de la Educación para la Paz, y en mi caso acabo de consolidar el tema del arte como una herramienta para generar la paz. Pero fueron los diversos aspectos académicos del proceso en Comnapaz los que acabaron de ampliarme la visión de que es posible transitar a una civilización basada en los principios de paz. De hecho soy unos de los maestros que da este tema dentro de la Certificación en México.”

 

Miembro Honorario de la Alianza Internacional de los Derechos de la Madre Tierra Naturaleza, como doctor Honoris Causa preside la Comisión de Arte del Claustro Doctoral Iberoamericano y encabeza el Foro Global Ciudadano de Cultura de Paz.

 

–¿Cómo surge y qué es la Comisión Nacional Para la Cultura de Paz y la No-violencia?

 

–Es un organismo ciudadano e independiente que nace en 2012 en el Senado de la República de México. Nos convocó quien es su presidente fundador, Hirám Valdez Chávez [Guadalajara, Jalisco, 1973], cuya preocupación por la violencia aumentó con el asesinato a Luis Donaldo Colosio y el alzamiento del EZLN. Yo, a partir de 2010, empecé a desarrollar una tesis relacionada con el arte y la paz. En una primera reunión de 2012, 80 personas discutimos la paz desde ángulos múltiples y de extensión enorme.

 

Bardavid ha viajado por más de 60 países y sus 50 visitas a Cuba de 2005 a 2013 sellaron su destino.

 

“Pude vincularme con más artistas. Considero que uno de los aspectos positivos en el tema del arte durante los años del presidente Fidel Castro Ruz fue la influencia de la danza, la música, las artes plásticas y la pintura, con academias muy buenas e inspiradas en las de la antigua Unión Soviética. En ese tiempo se estaba avanzando mucho en el arte conceptual y se perdía la disciplina, así que yo les llevé el tema de la conciencia, con el objetivo de utilizar el arte como una verdadera expresión, allende de sus aspectos de sobrevivencia e identidad. Se me reveló la idea de un arte para la paz.”

 

En el caso de Hiram Valdez, “él trabajaba el tema de política pública, recordemos que en 2021 ya llevábamos seis años de guerra contra el narcotráfico e Hiram estaba activo desde antes del presidente Calderón”. Para resolver el problema de esa guerra al narco, plantearon la “paz positiva”: “Fomentar desde la educación las condiciones necesarias para que no emerja la violencia, pues la violencia no es causa, es un efecto”. Hiram Valdez mendigó recursos al Congreso de la Unión para trabajar por la Cultura de Paz. No se le asignó ni un solo peso y la guerra al narco cobró más muertes.

 

Ante la negativa e indiferencia de los políticos, Hiram Valdez se lanzó para unificar a la sociedad civil e impulsar el tema Cultura de Paz, a fin de convocar paulatinamente a instancias del gobierno para sumarse a las bondades del pacifismo aprendido desde la niñez, compartido y universal.

 

“En esa primera reunión se habló de muchas de las aristas de la educación para la paz, de periodismo y paz, arte y paz, deporte y paz, en pos de ampliar el tema de los derechos humanos a donde no hemos llegado todavía, como el Derecho Humano a la Paz, que no existe, y los derechos también de la Madre Tierra Naturaleza.”

 

El enfoque es triangular: La paz en cada uno de los seres humanos (paz individual), la paz en la sociedad y la paz medioambiental. La Comnapaz ha ido desarrollando mesas de paz por toda la República Mexicana desde 2012. A partir de enero de 2018, el Estado de México cuenta ya con una Comnapaz. En marzo pasado se instaló la sede de Zacatecas.

 

–¿Cuál es el objetivo de las mesas de paz?

 

–Integrar organizaciones y personas que trabajan el sistema de la paz, para sumar metodologías adecuadas, programas y proyectos que conviertan la paz en un camino, una construcción, un cultivo y, eventualmente, una cultura.

 

Para ello, primero se invitó a “cuatro grandes mentores”. Bardavid ya mencionó a Adams y la Declaración de Sevilla. Enumera la triada completa.

 


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