“Podré no estar de acuerdo con lo que piensas, pero daría mi vida por defenderlo” Voltaire.
Estimado lector de LJA.MX con el gusto de saludarle nuevamente, aprovecho esta ocasión para abordar un par de preceptos que plasma la aclamada escritora Ayn Rand sobre la importancia de la filosofía. Sin duda alguna, las circunstancias en las que nos encontramos actualmente extienden la posibilidad para re analizar las distintas fuentes de información que tenemos y del mismo modo las posturas que versan sobre posible dilucidación de la realidad.
En textos anteriores he mencionado que poco a poco se ha perdido el interés por la lectura, la oratoria, la historia, el aburrimiento parece ser una constante de las nuevas generaciones, de tal modo que su búsqueda se centra en el entretenimiento, no el balde el reconocido diario el economista refirió que los mexicanos consultamos nuestro celular entre doscientas ochenta y trescientas cincuenta veces al día, esta tendencia va en aumento. Facebook y Wikipedia se han convertido en referentes máximos de consulta de información social, científica, cultural, etc.
El punto endeble de lo anteriormente mencionado es que la tesitura de la realidad se difumina, es decir, no existe objetivismo tal y como lo menciona Ayn Ryand. Si las sociedades se alejan de la instrucción académica o en su caso de la formación educativa, se comienza a decrecer un aspecto de ética individual y del mismo modo la moral establecida se extiende y deja en la subjetividad cuestiones básicas como por ejemplo el respeto a la ley, la definición de corrupción y sus alcances. Aunado a los dogmas establecidos como el hecho de que todos los políticos son corruptos, los silogismos promueven preceptos fuera de la realidad obcecados por las verdades relativas.
“No hay nada que pueda quitar la libertad a un hombre salvo otros hombres. Para ser libre, un hombre debe ser libre de sus hermanos.» No puede haber semejante cosa, en las leyes o en la moralidad: Acciones prohibidas a un individuo y permitidas a una muchedumbre. Nunca te irrites con nadie cuando te diga la verdad” Ayn Rand.
Las instituciones que anteriormente habían sido generadoras de ideologías o filosofías se han visto disminuidas, un caso claro es la iglesia católica, no es que la gente haya dejado de creer en Dios, creo que el punto estriba en que la sociedad no ha encontrado teológicamente una razón consistente entre el discurso y las acciones, los partidos políticos son otro ejemplo, evidentemente más radical e incluso vituperable. Los perfiles que pertenecieron a un partido con el paso del tiempo se postulan por otro, sin importar la doctrina, únicamente guiado por un interés subjetivo, es probable que por eso tengamos la clase política que tenemos, pero peor aún hagamos honor a que sea la elite gobernante que merecemos.
Si se carece de filosofía, entonces se concede la esperanza de tener justicia, y no me refiero a la teoría de la justicia de Rawls, las vicisitudes del superego personal y social y la evidencia que lentamente se va acumulando de que el hombre siempre tendrá que luchar contra su naturaleza dual y decisiva, la cual esta fundamentada en su capacidad de pensar y de sentir.
El lenguaje se ha atrofiado, la lingüística se encuentre limitada, la comunicación es abyecta, y eso no dilucida realidades, las hace menos cavadas, ya casi no existen ideologías por defender, existe un colapso filosófico y de la eficacia gubernamental, cuando la negligencia intelectual de las victimas permite que la mano muerta del Gobierno ejerza un dominio absoluto en el campo de las ideas, una nación necesariamente será empujada más allá de la libertad y la dignidad.
La filosofía es una vuelta al interior de la propia existencia, es el eterno cuestionamiento de lo real y de lo inefable, en tanto, que es esencia y es destino, es la posibilidad de poder analizar y entender bajo contextos asequibles lo que sucede y como sucede. La filosofía es la capacidad de volver a tener creencias o en su caso a nunca perderlas, el mundo no puede perderse en la falta de identidad o en el hartazgo mezquino de la nada y la náusea. El estudio de la moral para conocer y practicar la virtud es un camino, pero la voluntad de siempre buscar coloca a la filosofía en un sentido de necesidad categórica para todos los seres humanos, especialmente para las nuevas generaciones. La filosofía es la perseverancia en el bien.
In silentio, mei verba, la palabra es poder.