Lo bueno no se cuenta, pero cuenta mucho, se quejaba cada que podía Enrique Peña Nieto, para señalar la falta de halagos en la prensa a las acciones de su gobierno; lo mismo podría señalarse de la administración actual, todos los días el presidente descalifica a la prensa que no se alinea con las versiones del país que cuenta desde su conferencia matutina; la diferencia está en que Andrés Manuel López Obrador es un ejemplo a seguir para muchos funcionarios y gobernantes, y sus imitadores multiplican los daños que se producen por no reconocer la realidad.
Los videos del asesinato de varias personas en la comunidad de San José de Gracia, en Michoacán, dan cuenta del poderío de los grupos criminales y la debilidad institucional crónica, la incapacidad de las policías para prevenir y contener a estos grupos armados, lo grave es la cadena de ineficiencias que se derivan de las declaraciones de funcionarios públicos que acomodan los hechos, más allá de las pruebas, para salir bien librados del asunto, de la misma manera en que hace López Obrador cuando ante los hechos que le incomodan se hace la víctima.
Si algo ha presumido el presidente son las reuniones de seguridad que realiza antes de su conferencia matutina, según López Obrador han sido muy útiles para reducir la criminalidad. Sobre el ataque en Michoacán fue evidente que no le habían entregado la información suficiente como para realizar una declaración, pero antes que señalar esta ausencia, prefirió indicar que no estaba confirmado que hubo una masacre en un velorio en Michoacán, porque no había cuerpos, lo peor es que López Obrador decida desviar la atención sobre los asesinatos mofándose de aquellos a quienes considera sus adversarios, incluso burlarse, en una muestra más de su ausencia de empatía con aquello que tiene que ver con el reconocimiento de sus logros.
A pesar de los videos del asesinato, nadie sabe nada, porque los funcionarios responsables, siguiendo el ejemplo de López Obrador, no tienen vergüenza en mentir y dar versiones contradictorias sobre lo que en realidad ocurrió alrededor de las 3 de la tarde en San José de Gracia; el alcalde Marcos Castellanos, Jorge Luis Anguiano, donde se ubica esa comunidad michoacana asegura que su policía municipal reportó a la autoridad regional el tránsito de 20 camionetas sospechosas y 60 personas armadas, a las que no se les enfrentó porque sólo cuenta con 12 policías municipales. Adrián López Solís, fiscal de Michoacán, declara que no se recibió reporte de los acontecimientos y así justifica las horas que pasaron entre el asesinato de al menos 17 personas y la llegada de las fuerzas estatales, incluso dice que su fiscalía se encontró con el video y por eso se abrió una investigación. El gobernador de esa entidad, Alfredo Ramírez Bedolla, también asegura que se recibió el reporte horas después de que una decena de personas fueran fusiladas frente a una funeraria, e insiste en indicar que la comunidad se encuentra muy cerca de Jalisco y que ya se está coordinando con las autoridades de ese estado para que no ocurran, de nuevo, incidentes de ese tipo, sobre todo subrayó que las cosas ya estaban bajo control.
Los videos difundidos en redes sociales y las investigaciones periodísticas, esas a las que López Obrador descalifica porque las realizan sus adversarios, establecen que el móvil de la matanza fue un ajuste de cuentas entre dos grupos criminales, que se asesinó al menos a 17 personas, ante la ausencia de las policías los asesinos pudieron limpiar la escena del crimen y, aún así, encontraron más de cien cartuchos percutidos y bolsas con restos de masa encefálica… pero todo está bajo control, pero todo es un ataque de los adversarios.
López Obrador y sus imitadores están convencidos que quien controla el relato puede imponer su versión de la realidad, no es así.
Coda. Hay que ser muy vil para vivir inmersos en la primera persona, en un mundo de fantasía donde sólo cuenta una versión de los hechos, un miserable para abrogarse el papel de víctima con tal de no reconocer el daño que se le hace a los otros.
@aldan