Los tonos de grises moral y ético de las personas que con un poco de poder pueden perder completamente la cabeza - LJA Aguascalientes
15/11/2024

  • Entrevista a Antonio Ortuño, sobre Esbirros
  • El libro de cuentos que no sólo es un retrato del poder, sino una indagación sobre aquellas personas, que terminan trabajando a la sombra del poder

 

Esbirros es el más reciente libro de cuentos del escritor mexicano Antonio Ortuño (Zapopan, Jalisco, 1976), publicado por la editorial Páginas de Espuma. Un libro que conjunta once cuentos, e donde el autor hace un recorrido por el tema de la violencia, de las relaciones de poder, en un libro escrito con el tradicional estilo del autor, que conjuga una prosa descarnada con un sentido del humor negro, de ironía, que logra retratar las zonas más oscuras de la personalidad humana. Esbirros se encuentra dividido en tres capítulos: Ayer Hoy, Mañana. Capítulos que logran ubicarnos en un espacio-tiempo que le permite a Ortuño ir mostrando diferentes elementos de la violencia human en momentos históricos distintos. Ayer está conformado por los cuentos Historia el cadí, del sirviente, del perro y Escriba. Este último, uno de los cuentos más representativos del libro, ya que nos permite ahondar en el trabajo del escritor bajo la presión del poder. En Escriba, como nos dice Ortuño, el autor sabe que se juega la vida, el pellejo, que está al borde del precipicio, al estar al servicio de una familia de poderosos, que dirime sus diferencias y sus odios a partir de la narración. Los poderosos siempre quieren quedar en la historia, y en este caso el Escriba es el vehículo para hacerlo. Pero en este juego de poder, él es el eslabón más débil, y aunque consiga algunas prebendas, sabe que su vida está en juego.

Pero el poder siempre conlleva en sí mismo quien le sirve, quien le funciona y quien quiere ser usado por el poder. Esa es la otra parte de los relatos de Esbirros. No solo es un retrato del poder, sino una indagación sobre aquellas personas, que terminan trabajando a la sombra del poder. Personas que creen, que asumen que esa sombra también los cubre con un manto de impunidad, cuando al final de cuentas, ellos no son más que eso, unos esbirros, unos sirvientes del poder.

El capitulo titulado Hoy nos da cuenta de esos personajes ambiguos moralmente, que hacen uso de la violencia, para tomar un poco más de poder o para sobrevivirlo. El cuento “El horóscopo” dice es un ejemplo de esta situación. La narradora es una empleada de una maquiladora, que vive en el mismo barrio peligroso en donde está se encuentra. Un barrio que en las noches se queda vacío y en sus calles oscuras solo pasean camionetas oscuras y patrullas de la policía. Aún así la desaparición de mujeres que trabajan en la maquila es cosa de todos los días. La narradora no cree en los periódicos en donde aparecen a veces las noticias sobre desapariciones. Porque, así como ocultan esa información, publican horóscopos en donde hablan del amor. En este barrio, todo es ambiguo, todo es oscuro, y nada es lo que parece. Solo el miedo es real, solo la violencia es real, y la narradora tiene que sortear esos caminos. Esbirros es el más reciente libro de Antonio Ortuño, que se viene a sumar a una lista de libros que han forjado una de las carreras más sólidas de la narrativa mexicana contemporánea, con títulos de cuentos como El jardín japones, La señora Rojo, La vaga ambición (con el que se hizo acreedor al V Premio Ribera del Duero) y con novelas como El cazador de cabezas, Recursos humanos, Ánima, entre varios más.

Javier Moro Hernández (JMH): Quería preguntarte cómo fue el proceso de trabajar este libro

Antonio Ortuño (AO): Fue un proceso casi como destilar licores en un alambique, porque tuve la idea de lo que podía ser este libro hace más de diez años, cuando escribí el relato más antiguo, que es “Escriba”, acababa de aparecer publicado mi segundo libro de relatos, “La señora roja”, y este cuento fue como el primer cuento que escribí después de ese libro. En ese momento pensé que podría ser un libro de cuento que girará en torno a las relaciones de poder, y que además el tema del poder y de las fricciones en torno a él, es uno de los temas centrales de lo que he escrito, y sabía que iba a seguir escribiendo de eso, pero en ese momento no hice un plan de cómo iban a ser los cuentos, y empecé a escribir poco a poco. Desde luego no todos los cuentos que escribo tienen que ver con esta óptica, ni tendría sentido que hubieran entrado a esta colección, pero tenía la seguridad de que iban a ir cayendo. Solo que tarde diez años para que cayera todo, hasta que tuve suficiente material como para poder trabajar en las versiones finales de todos los cuentos, que fueron apareciendo poco a poco en antologías, en suplementos culturales. Terminé con alrededor de doce relatos, que pulí y reescribí y trabajé con mi editor para que la arquitectura interna del libro tuviera una propuesta interesante para el lector. Fue un proceso de paciencia, de apostarle a que el tema me interesaba lo suficiente como para que fueran apareciendo cada cierto tiempo los cuentos. Es un libro fruto de la paciencia y de una apuesta a muy largo plazo, una apuesta que no tenía fecha de caducidad.

JMH: A partir de esto que me comentas, me da la impresión de que los cuentos corren en proceso más orgánico.

AO: Creo que, en ocasiones, uno se da cuenta cuando alguien escribe y publica algo apresuradamente, y esto no es un juicio crítico, pero a mí me parece que cuando uno escribe sin prisa, y te lo dice alguien que ha escrito muchas veces con prisa, y a veces con una prisa interna, porque uno se apasiona con un texto que no se te sale de la cabeza, hasta que lo acabas. Pero como en este caso, cuando consigues que los textos vayan madurando, destilando a su ritmo, tomando su propia forma, también se convierten en un proceso muy disfrutable, largo, pero muy gozoso. Son cuentos muy deliberados, en ocasiones casi gélidos, a los que tuve que calcular, a algunos de ellos los puede reescribir varias veces, les cambié detalles del inicio del final, hay muchas diferencias entre los cuentos que aparecieron por primera vez y las versiones finales.

JMH: Están los temas del poder y de la violencia, pero en estos cuentos hay un tema muy importante, que tiene que ver con el poder que puede asumir alguien, y que permite darnos cuenta de que el poder puede corromper a cualquiera, que nadie queda exento de esa corrupción.


AO: Absolutamente, y en ese sentido el libro lo es, porque así es mi visión, es muy fatalista en relación con el poder. Las relaciones de poder entre las personas se da en todos los ámbitos, desde la intimidad de una pareja, de una familia, hasta la esfera de lo público, la esfera de lo político y todo lo que ha en medio de eso; las oficinas, las universidades, los talleres, la calle, hay siempre una lucha de poder, a veces son poderes simbólicos, pero a veces es un poder físico el que se impone a tiros, a golpes, y en ocasiones es una mezcla de todos esos, y hay tipos que son el último esbirro en su trabajo y al que le ordena hasta el de la puerta, pero cuando llega a su casa se comporta como si fuera un emperador y andan repartiendo golpes entre la esposa, los hijos, las mascotas. Finalmente creo en muchas ocasiones nos hemos acostumbrado a pensar que las personas  que aceptan y toleran situaciones límites, intolerables, no tenían más remedio, y en ocasiones es verdad, pero en muchas otras ocasiones eso es parte de la naturaleza humana, porque estamos en espera de que eso nos pueda redituar en un beneficio futuro, de ser un día el que mande, si son lo suficientemente abyectos con los que están mandando, tal vez algún día la situación cambie, y podamos tener todo un corifeo de gente inclinada frente a nosotros. Esa era la parte de los grises que me interesaba tocar, la parte de las víctimas que no es categórica. Creo que soy incapaz de escribir de víctimas químicamente puras. Porque mis intereses son literarios. Y quedaba toda esa comarca de los tonos de grises moral y ético, y de esa constatación, que me parece amarga, pero muy realista, de que en general las personas, con un poco de poder que nos den podemos perder completamente la cabeza.

JMH: En el cuento El escriba, que mencionaste al principio, nos permite entrever las relaciones de poder que se van entablando entre el rey y sus dos hijos, y cómo el escriba las va manifestando a lo largo del cuento, pero además nos permite darnos cuenta de que él va aprovechándose de ese poder.

AO: El Escriba se está jugando el cuello, él lo sabe, porque se habla de un escriba anterior que acabo en una zanja, porque se pasó de lanza al registrar los insultos entre los poderosos, como el cronista del reino que le corresponde ser en el relato. Lo que va haciendo es eso; ecualizando, equilibrando los pleitos entre los poderosos, que le van dictando lo que debe decir, y él va obteniendo algunas migajas, algunas de esas son migajas literales, las sobras de la comida, obtiene beneficios, pero él sabe que se está jugando el pescuezo, y tiene miedo, pero se sobrepone a ese miedo, porque es su manera de vivir, es su manera de medrar, es su manera de tratarse de colar entre las rendijas de estos poderosos, y a mí me pareció un juego muy divertido, el de explorar un poco que pasa cuando se escribe no solamente presionado por los entornos, que es algo que todos los que escriben lo hacemos de esa manera, sino cuando casi literalmente te están apostando con una pistola en la cabeza, y que pasa cuando no es uno, sino tres que con intereses contradictorios, a quienes tienen que contentar. A mí me fascina ese tipo de personajes desgarrados, entre necesidades y presiones, que son casi excluyentes y tratando de quedar bien con todos, y de salvar el pescuezo y además de tratar de obtener un beneficio, eso es lo que me pareció fascinante de ese personaje.

JMH: Sobre la organización interna del libro, sobre los tres capítulos de Ayer, Hoy, Mañana, te permiten tener otros tonos literarios, otras visiones narrativas, ya que prácticamente podemos ir del pasado al futuro analizando el poder.

AO: La verdad es que cuando me puse a trabajar en eso, porque sin duda, uno puede tener 10 o 12 cuentos, y pensar que funcionan juntos, pero el orden es algo importante, por lo menos para mí, tal vez porque soy de la época de los LP ́s, en que uno ponía el disco en el orden en el que venía y era algo en el que trabajaban los músicos y los productores. A mí me gusta la idea de proponer un orden al lector, y aprovechar para que el libro fluya mejor internamente, para que el libro tenga un flujo lector más natural. Los cuentos que tienen que ver con épocas pasadas, que son un par, que son Escriba e Historia del Cadí, el jinete y su perro, que tienen una influencia muy clara de Las mil y una noches, y del personaje de Sherezade también, que es la contadora de cuentos que se salva a fuerza de contarle cuentos al Sultán. Son cuentos que aparecen primero, y después viene la sección mayor, que es Hoy, que tienen que ver con la vida contemporánea, en donde aparecen textos que tienen que ver con la ultra violencia omnipresente en el México contemporáneo, como con otra serie de horrores del mundo y de la vida contemporánea; laborales, familiares, de desempleo, de miseria, de delitos que se cometen para intentar sobrevivir, incluso de la marginación convertida en espectáculo por los medios, son cuentos que tienen que ver con muchas cosas, que tienen que ver con esos horrores contemporáneos, y una pequeña sección, de un solo relato, que es el cuento futurista que se llama Interruptor, que va al final como una suerte de epílogo del libro. Por supuesto son tonos diferentes, cada cuento lo tiene en sí, el libro ganaba, y además me permitía volver al principio, a esa constatación de que las luchas de poder, los abusos de poder, el desquiciamiento que produce el poder, es algo que proviene de las raíces más profundas de la conformación de nuestras sociedades, de la conformación de nosotros como individuos dentro de esas sociedades en el pasado, y que existe de múltiples maneras en el presente, y que todo nos hace pensar que va a continuar después, porque va unido con la naturaleza humana, que tiene mucho de oscuro.

JMH: Quería centrarme en la sección de Hoy, pues justo me parece que los cuentos incluidos ahí tienen tonos narrativos muy distintos, ya que podemos tomar cuentos como “El horóscopo dice” que tiene un tono ultraviolento como bien dices, o “La reina de Inglaterra.” Cuentos diametralmente opuestos, y que nos hablan de nuestra violencia y de nuestras capacidades morales como sociedad.

AO: En “El horóscopo dice” tenemos a una narradora, que es una obrera de una maquiladora, cuyo horizonte de riesgos es que la desaparezcan en la calle, como han desaparecido muchas de sus compañeras, en una zona peligrosa, en donde desaparecen personas, a pesar de que están cuajados de patrullas y de vigilantes, y que hay un seguimiento de las autoridades y de los medios, a los cuáles, ella no les cree, porque deduce muy lógicamente que si le ponen horóscopos, que son unas mentiras flagrantes, en donde le dicen cómo conseguir un novio, de cómo mantenerlo, cuando su problema es cómo mantener la vida. Y por otro lado, el cuento de “La reina de Inglaterra” que tiene que ver con estas crisis y dramas familiares, de las que está compuesta la vida en México, el eje de nuestra educación sentimental, son los dramas familiares, y en este caso, la orfandad, el abandono de los ancianos, el tío ambicioso que manda  a una tía abuela a un asilo para quedarse con sus pertenencias, y esta especie de ímpetu de venganza del narrador, que pasa por la milicia, pasa por el ciberdelito, con el objetivo noble de rescatar a su tía del asilo. Ese es un poco lo que lo mueve. Pero cada uno de estos cuentos trata de explorar capas diferentes de todas esas violencias. Es decir, la violencia más visible y tal vez más dolorosa en México tiene que ver con la actividad criminal que deja masacres, personas desaparecidas, levantadas, todas estas versiones del horror cotidiano en el que se ha convertido el país, todas esas cosas terribles con las que increíblemente hemos convivido durante tantos años, con ese horror extremo. Pero eso no quiere decir que ahí se agotan las violencias, hay otras muchas violencias: los ancianos abandonados, el sufrimiento de los niños, un montón de violencias que aquejan a las mujeres de este país. Es decir, todas son capas superpuestas de violencia, sin las que me parece que es imposible entender el México contemporáneo. Desde luego se puede hacer desde muchos puntos de vista, y lo mismo hay relatos más radicales como el del Horóscopo, y otros que se acercan a esos horrores, pero a veces desde el humor negro, la sátira, o desde un registro agridulce, como en el caso de La Reina de Inglaterra, como es el caso de Almas blancas, creo que como bien lo dices, hay tonos muy diferentes, porque es una realidad muy compleja, con muchos matices, con muchas facetas, y es imposible desde un solo punto de vista tratar de capturas todas esas posibilidades. 


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