Hay gestos inútiles pero entrañables, como el minuto de silencio o de aplausos a los que se han ido; otros pueden tener intenciones amables o gentiles, pero el contexto los revela como aberrantes y estúpidos, como la instalación en la Cámara de Diputados del Grupo de Amistad México-Federación de Rusia, en el momento en que ese país desarrolla una guerra para invadir Ucrania.
A iniciativa de un puñado de diputados, encabezados por Alberto Anaya se realizó este inútil acto para dejar claro que los legisladores que llegaron a ese cargo harán lo que sea necesario para quedar bien con Andrés Manuel López Obrador. Poca antes de que los legisladores recibieran al embajador de Rusia en México, Víktor Koronelli, desde la conferencia matutina, el presidente hizo una referencia a la guerra en Ucrania que no puede ser considerada como coincidencia.
En la mañanera, una reportera de la agencia rusa Sputnik, preguntó al presidente si consideraba que se estaba violando la libertad de expresión al bloquear el acceso a algunos portales de noticias de ese país. El delirio de persecución de López Obrador produjo una respuesta a la altura de la conspiración mundial de la que es centro, indicando que “debe de abrirse un debate mundial sobre el papel de los medios de información en los tiempos actuales porque están muy subordinados al poder económico y es muy sesgada toda la información que transmiten. Estoy hablando de las grandes cadenas mundiales de información, los grandes periódicos”, y antes que referirse a la guerra en Ucrania, lo llevó a quejarse porque Facebook y Twitter “AMLO populista” un trending topic mundial.
Después, en la Cámara de Diputados, los lacayos de López Obrador le darían espacio al embajador ruso para contar su versión, Víktor Koronelli en ningún momento aceptó que Rusia hubiera comenzado una guerra, repitió la urgente de desnazificar a Ucrania, y presentó al país que gobierno Vladimir Putin como la víctima de “no solo operación militar especial sino también una tremenda guerra mediática”.
Al atender al embajador ruso, los legisladores cerraron los ojos a los reportes de las verdaderas víctimas de la guerra, hasta hace una semana, la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de Naciones Unidas (ACNUDH) registró “726 bajas civiles, incluidos 52 niños, y 1.174 heridos, la mayoría de ellas causadas por armas explosivas en zonas pobladas”. Al permitir desarrollar sus cuentos a Víktor Koronelli, los legisladores que promovieron ese grupo inútil en este momento, permiten que se banalicen esas muertes y se disperse la idea de que los dueños de las grandes cadenas de información, ese grupo de conservadores según López Obrador, inventen noticias, estén realizando montajes y así descalificar las transmisiones que todo el mundo ha visto.
En otro gesto aberrante, el diputado Alberto Anaya Gutiérrez aprovechó la ocasión para hablar de amistad y confundir el respeto mexicano a la autodeterminación de otros países y al principio de no intervención con una falta de empatía total con las víctimas de la guerra. Un gesto inútil más, el diputado Augusto Gómez Villanueva quiso justificar su presencia en la instalación de ese grupo agradeciendo a Rusia por el apoyo recibido al suministrar vacunas contra el covid-19, y deseando que pronto se resuelva todo de manera pacífica.
Ninguno de los presentes hizo alusión a la guerra y sus víctimas, siempre siguiendo el discurso del embajador ruso, apoyando su versión, se lavaron las manos, invisibilizaron a los muertos en nombre de la paz. Aberrante.
Coda. “Sólo el campo de batalla revela al hombre su propia locura y desesperación y la victoria es ilusión de filósofos e idiotas”, en El ruido y la furia de William Faulkner.
@aldan