Todos somos/ Bajo presión - LJA Aguascalientes
15/11/2024

Gracias al encono del presidente Andrés Manuel López Obrador ya se generó la percepción de que, desde que la Cuarta Transformación llegó al poder, un grupo de supervillanos se confabulan desde las tinieblas para impedir que el proyecto de nación morenita se consolide; los malévolos opositores al régimen actual idean complot tras complot y, con dinero, intentan hacer caer al gobierno; los adversarios usan el poder que les otorga ser millonarios y lo trastornan todo, incluso modifican la realidad.

El autoritarismo con que López Obrador defiende a su hijo, José Ramón López Beltrán y, en general, a sus aliados y familiares corruptos, la repetición del mismo discurso manido acerca de cómo sus enemigos se organizan, quiere convencernos de que el periodismo en México debe consistir en la alabanza y fe ciega en su palabra, en la ausencia de crítica a las acciones de gobierno y hacerse de la vista gorda ante las decisiones del presidente.

El periodismo de investigación, las opiniones que señalan, cuestionan, los reporteros que advierten o aportan dudas razonables sobre la acción gubernamental, para López Obrador, son los malos, son corruptos, títeres del grupo de supervillanos opositores. A todo aquel que tenga una pregunta incómoda o una duda crítica se le acusará de recibir carretadas de dinero, de ponerse al servicio de los conservadores y, con intenciones golpistas, engañar al pobrecito pueblo de México.

Además de violar el derecho a la privacidad de Carlos Loret de Mola, lo que López Obrador consiguió al exhibir los presuntos ingresos del periodista, fue rebajar la idea del oficio periodístico a mercenarios que se venden al mejor postor. El presidente alimenta la fantasía de los tetratransformistas de que todos los reporteros son corruptibles, que detrás de una duda o señalamiento siempre está el dinero, el gusto por el chayote.

Tras los ataques a Carlos Loret de Mola se han organizado múltiples muestras de solidaridad, el más llamativo la conversación en Twitter Space en la que participaron más de 64 mil personas simultáneamente y que en esa misma red social se utilice el hashtag TodosSomosLoret para repudiar la actitud despótica del presidente, así como la intención represora con que López Obrador intenta acallar a quienes investigan su gobierno.

El Twitter Space referido ya lo han escuchado más de 2 millones de personas, TodosSomosLoret se mantuvo durante días como tendencia mundial. No ha faltado quien quiera ver esto como el inicio de un movimiento que podría modificar la actitud despótica del presidente, incluso se ha señalado la baja en la aprobación de López Obrador como una señal de que así es.

Lamento disentir, la aprobación del presidente podrá bajar más puntos pero igual ganará la revocación de mandato. Podemos tuitear de manera infinita que TodosSomosLoret, pero no se logrará cambiar la percepción de los fieles en que unen el periodismo a la corrupción, la crítica a la oposición, a los reporteros con el chayote. Podemos seguir indicando que TodosSomosLoret y eso no cambiará en absoluto las condiciones denigrantes y peligrosas en que miles de profesionales de la información realizan su trabajo, tampoco la violencia que viven los periodistas asediados por el crimen organizado o la clase política violenta. Un hashtag sólo da muestras de nuestra empatía hacia una causa, pero no es resultado de ninguna reflexión que lleve a actuar.

López Obrador ha violado la ley, lo seguirá haciendo, se comporta como un déspota, sólo la rendición de cuentas colocará a cada uno de los actores en su lugar, ante la ley, esa es la realidad que vale, donde quienes nos gobiernan rindan cuentas sobre sus acciones y discursos. Mientras nos mantengamos en el espacio virtual, la percepción de la mayoría se mantendrá a favor del autoritarismo.

Coda. Desviar la atención de la violación de los derechos humanos y la actitud despótica de Andrés Manuel López Obrador ya está teniendo sus primeras consecuencias, como el desplegado que los 18 gobernadores morenitas firmaron para defender al presidente, en que no sólo se pasaron la veda electoral por el arco del triunfo, también mienten descaradamente, como cuando siguiendo el discurso de López Obrador, los lambiscones coinciden al mentir indicando que “La democracia se ha fortalecido, porque a diferencia de antaño donde el dinero definía la relación con los medios, hoy se informa con la verdad para contrarrestar campañas de calumnias”. Efectivamente, no son iguales, son peores.


@aldan


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Director editorial de La Jornada Aguascalientes
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