El 7 de julio del año pasado estimado lector escribía sobre el maestrazo Alex Lora y sus andanzas por esta tierra abandonada por las aves del paraíso celestial; en aquella ocasión la relatoría se fue más a lo personal que al contexto de esta rola titulada “Todo me sale mal”, por lo que, en esta ocasión siento la imperante necesidad de retomar el tema a través de la analogía del personaje ficticio que pasa por una serie de desatinos que lo condenan al aparente fracaso. Así que, queridos y extintos lectores, para contextualizar un poco, en caso de que no recuerden la excelente letra de esa pieza magistral, comienza así:
La raza me dice
Que todo lo que hago
Que todo lo que hago
Que todo lo que hago
Esta mal
Y no se porque
Yo le echo muchas ganas, pero…
Nada me sale bien.
Cómo me recuerda a uno que otro envalentonado que cada seis años se sacan la rifa del tigre y que por sentirse muy chichos dicen, “yo le entro” échenme lo que venga, se resuelve porque se resuelve, y pelas, que nada les sale bien, pareciera que a lo único que le atinan es a llenar sus arcas con los pesos del pueblo.
Pero realmente qué es lo que pasa, cómo es que llegamos hasta aquí en estos momentos de la vida del país que tiene más de cinco mil años de fundado (según datos del tlatoani mayor); el momento es álgido, la polarización es cada vez mayúscula y ninguna de las dos partes ceden, agréguele las declaraciones que se escuchan por los altavoces propagandísticos todas las mañanas, aquellas que dicen que los que no estén de acuerdo con el sistema corren el riesgo de ser acusados de traición a la Patria, dígame cuándo en la historia reciente del país se había percibido esa frase en la voz de un mandatario advirtiendo de manera directa , los que apoyan al sistema de manera auténtica aprueban todas estas maniobras propagandísticas esperando un beneficio, tal vez consumar aquella frase de “me hizo justicia la Revolución” con una despensa, un pantalla plana, unas cobijas para el frío, un bote de pintura para darle una manita de gato a la fachada de la casa, si claro, algo que las personas de a pie perciban, palpen, vivan, que se sienta que los gobiernos (no sólo este) cumplen con los más necesitados; y luego, los que no ven con buenos ojos las decisiones que se toman desde el primer cuadro de la vieja Tenochtitlan y con justificada razón, la economía está descompuesta, la seguridad, ¿existe seguridad? los temas de salud, y no me refiero únicamente al Covid y sus numerosas variantes, sigue el desabasto de medicamentos para enfermedades delicadas. Así como las despensas hacen acto de presencia, estos problemas también.
Después de analizar el panorama de manera superflua claro está, puedo percibir que, además de polarizado este asunto, las cosas se salieron de control desde hace mucho tiempo atrás, y no me refiero a los tres últimos años, esto lo venimos arrastrando desde que nosotros como sociedad decidimos ser buenos para las trompadas, bravos para defender el barrio, pero complacientes con aquellos esquemas clientelares donde los obsequios son lo que nos arrancan los suspiros, la venda eterna en los ojos, el condicionamiento operante que, independientemente del color del partido político lo saben manejar hasta exprimir al pueblo sin piedad. Hablando del pasado reciente en concreto, no sólo lo podemos percibir, lo vivimos día a día, me refiero a esa serie de contradicciones y dobles discursos que hacen que el jefe refleje lo que dice la canción del Alex Lora, que todo lo que hace le sale mal, sin embargo, podrá no atinarle, errar la pichada y abanicar (hablando en su contexto) pero el poder lo tiene, literal es dueño de la pelota, del equipo, de los uniformes de los árbitros y si nos descuidamos, hasta del estadio. Qué hacer antes tal panorama, ahora ya no podemos opinar porque nos pueden investigar en temas muy privados, muy de la vida personal de cada individuo y ojo, nos pueden tachar de traidores a la Patria, o más bien no condescendientes al gobierno actual, ese es el músculo que se pretende mostrar, ese es el músculo que se muestra y que oprime, censura, calla; reitero apreciable y extinto lector, no es de ahora, siempre ha sido así, a lo largo de los años los compañeros reporteros y periodistas se han visto desprotegidos y claro que muchos de ellos han perdido la vida, no es nuevo, lo que sorprende es la manera de actuar, la forma de intimidar, de distraer, de cambiar la tendencia informativa para evitar salir raspado cuando al jefe todo le sale mal y lo peor de todo, la raza se da color.
La familia incómoda, sino son los hermanos, son las primas, o los hijos que ponen en un mal escenario a la persona que quiere dejar un testamento político por si le pasa algo (como en toda dictadura latinoamericana) si existe un testamento es porque los bienes le pertenecen a la persona, si es así no, yo pensé que el país era de todos los mexicanos. En fin, nada le sale bien y lo peor de todo es que ya es muy evidente, muy claro a la vista de todos, incluso de sus mismos seguidores, de sus adversarios y ahora hasta de los españoles, los empresarios y los políticos.
Cómo es posible que no podamos corregir el camino, como sociedad, como individuos, si somos buenos para las trompadas de barrio, por qué no intentamos poner orden, de todos modos, los que lleguen al poder nos van a regalar despensas si vamos de acarreados a sus evento y pantallas planas si nos convertimos en sus fieles y sumisas ovejas.
Escuche la rola y aunque parezca de cotorreo verá que dice muchas netas que le pasan a los que ostentan un poder que usualmente los hace perder el equilibrio.
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