Mi instrumento favorito es el piano, indudablemente; de hecho mi más grande frustración es no ser pianista, mi sueño es haber sido un gran concertista de piano y tocar el tercero de Bartok y el tercero de Rachmaninov, el célebre Rach 3, con ese virtuosismo que se desgrana entre los dedos que recorren de un extremo a otro el teclado. Pero no, no soy pianista y seguramente por eso escribo sobre música, soy de los que piensan que los comentaristas y los críticos de música, -aclaro que no me asumo como crítico de música, ni siquiera tengo esa aspiración-, hacemos lo que hacemos para mitigar la frustración de no ser músicos. Y si bien, mi instrumento favorito es el piano, mi segundo instrumento preferido es definitivamente el contrabajo, y mi afición por este instrumento surgió justamente cuando en la adolescencia escuche esta maravillosa y virtuosa Fantasía Moses para contrabajo, yo lo escuché con acompañamiento de piano de Paganini, una obra sobre un tema original de Rossini, por eso, cuando vi anunciada esta versión con orquesta en el programa de conciertos de la primera temporada del año 2022 de la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes mi entusiasmo fue inmenso, y lo cierto es que a la hora del concierto, justamente cuando se interpretó esta demandante y exigente obra, la realidad superó por mucho las expectativas que me había hecho, quedé satisfecho, pleno, incluso conmovido por tan soberbia ejecución del contrabajista José de Jesús Romero Pineda.
De acuerdo a una constante en todas las obras de este compositor italiano, célebre sobre todo por su virtuosismo en el violín, por sus seis conciertos para este instrumento, sus 24 caprichos para violín solo, y sin ánimos de soslayar sus grandes sonatas para violín y guitarra, recordemos que su segundo instrumento es justamente la guitarra para la que escribió célebres partituras como la Sonata Concertata entre otras, nos muestra una obra de altos niveles de virtuosismo en el contrabajo en donde lleva al intérprete al límite y saca de este instrumento, la voz más grave de los instrumentos de cuerda frotada, una verdadera delicia en donde, justamente por su gran elocuencia y sus extremas demandas, pone al solista en constante riesgo. Es una de esas obras en las que a pesar de su brevedad en duración, consagran al oficiante como solista, o lo exhiben vergonzosamente, de ese nivel es la Fantasía Moses para contrabajo y orquesta de Paganini, aunque también existe la obligada versión para violín.
El maestro José de Jesús Romero Pineda que fue convocado para participar como solista en esta partitura respondió con puntualidad a las exigencias de una obra que no debería ser abordada por un bajista de mediana estatura, esta es para gente grande, y así sucede con estas creaciones musicales en donde no se escatima el derroche de virtuosismo. Verdaderamente sorprendente, de hecho, a pesar del entusiasta aplauso del público y de los mismos integrantes de la Sinfónica, no ofreció un encore, demasiado dejó en el escenario para pensar en otra cosa, el desgaste físico y mental resulta evidente.
La primera parte del concierto se completó con la Suite Francesa No.3 de R. Gerber, después vino una verdadera delicia de la que el maestro Siffert hizo una profunda y conmovedora ejecución, me refiero a la obra Sospiri, Op.70 del británico Edward Elgar y concluir justamente con la mencionada Fantasía Moses para contrabajo y orquesta.
Como te comentaba, fue esta obra de Paganini la que en mi adolescencia me hizo sentir un profundo cariño por el contrabajo, un instrumento que a pesar de su bello timbre e imponente presencia, no cuenta con los mismos reflectores que tiene, por ejemplo, el piano o el violín, pero cuyo repertorio resulta verdaderamente fascinante, y no hablo solo de Bottesini, una referencia obligada para este instrumento, sino a muchas obras más que manifiesta con elocuencia la bella voz del contrabajo. No puedo dejar de recordar en este momento ese maravilloso libro, una especie de monólogo del escritor Patrick Suskind, el mismo autor de la celebrada novela El Perfume, en este caso es un pequeño relato llamado el Contrabajo en donde establece un muy interesante paralelismo entre la orquesta y la sociedad, no deja de sorprender este documento literario, y sobre todo, su convincente señalamiento de la importancia del contrabajo en la orquesta, afirmando, por ejemplo, que la debilidad o fortaleza de una orquesta tiene que ver con la cantidad de contrabajos con los que cuenta.
La segunda parte del concierto quedó integrada por la Sinfonía No.1 en sol menor de Etienne Nicolas Méhul, una obra que también permite la sana distancia en el escenario por la cantidad de músicos convocados para su ejecución.. Este segundo concierto de temporada de la OSA fue dirigido por el maestro Emmanuel Siffert, que al mismo tiempo dirigió su segundo concierto como director titular.
La próxima semana disfrutaremos del tercer concierto de la primera temporada 2022 de la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes que nos presenta inicialmente Hodie Christus Natus Est de Giovanni Gabrieli, obra para la sección de metales. Vendrá después Dixtour, Op. 14 del compositor rumano George Enescu y finalmente la célebre Serenata para cuerdas en mi mayor, Op.22 de Antonin Dvorak. Tenemos entonces una cita con su majestad la música este viernes 18 de febrero a las 20:30 horas en el Teatro Aguascalientes, todavía la casa de nuestra Orquesta Sinfónica. Por ahí nos veremos, si Dios no supone lo contrario.