¿Se puede continuar la educación en línea?/ Alegorías Cotidianas  - LJA Aguascalientes
21/11/2024

Continuamos en semáforo “rojo” y eso produce que las clases sean 100% en línea de manera sincrónica o bien de manera híbrida, pero ¿se puede continuar con estos modelos?

En este primer quédate en casa del 2022 educativamente hablando, las cosas no son las mismas y es con casi dos años de pandemia, que ya estamos cansados de no recobrar la normalidad.

Algo que afecta directamente el desempeño educativo en tiempos de pandemia es la falta de rutina. En muchos hogares los padres de familia tienen que salir a trabajar temprano y dejan a sus hijos solos en casa, cuando ya pueden estarlo, así que, sin papás y maestros no hay rutina.

Los estudiantes se levantan a las frescas 8:05 horas de la mañana para tomar su primera clase, que comenzó cinco minutos antes, por lo que comienzan a estudiar en pijama y así se siguen toda la jornada. Y si a esto le sumamos que desayunan-comen, pues no tienen energía suficiente para poder mantenerse alerta y estudiar al mismo tiempo.

La cero rutina provoca que caigan en un estado de abulia donde ya no participan, no entregan tareas, duermen mucho, comen mal mientras muchos caen en depresión y sufren de ansiedad por permanecer en casa.

Naturalmente que de todo hay en la viña del señor y otros estudiantes son más vagos, no les importa mucho su salud y la escuela, por lo que se la pasan en la calle todo el tiempo, encienden la computadora, y salen “simulando que están en clase”, evidentemente creyendo que los maestros no se percatan de ello.

Me sorprendió mucho lo que me comentó mi cuñada. En la escuela a donde va su hijo pequeño en Los Ángeles, California, mientras se van a cuarentena porque hay un brote de covid, no tienen clases y las lecciones están suspendidas, por lo que ella está molesta debido a que no avanza en casa. Como docente tengo que reconocer que es muy complicado seguir las clases de manera sincrónica de manera general mientras los estudiantes no estén comprometidos con su aprendizaje, y mucho peor si son pequeños y los papás tampoco ponen de su parte.

El día de ayer, una nota del periódico el Fígaro en Francia comentaba que los docentes ya no quieren tener clases medias vacías debido a los 500,000 estudiantes que dieron positivo la semana pasada, por lo que se niegan a avanzar en los programas.

Y es que es imposible avanzar bajo cualquier modelo que se proponga, ya sea híbrido o presencial mientras estemos viviendo estas olas del covid que nos hacen estar en cuarentena.


Nos piden en nuestras instituciones que nuestras lecciones sean dinámicas, atractivas e innovadoras, sin embargo, mientras el chico esté envuelto en sus cobijas, sin desayunar y en la cama en ocasiones es mucho más que un desafío.

Además, tenemos que decir que ser muy tecnológicos para hacer las clases muy dinámicas tampoco es económico. Al menos se invierten 3 mil pesos anuales en aplicaciones y softwares más en internet, pues con 20 megas no se puede ni tomar, ni dar clases. Aplicaciones que por cierto, utilizamos poco mientras nos encontramos en el aula, en fin, es un cuento de nunca acabar.

Como docentes en pandemia nos diversificamos y enseñamos cuestiones prácticas para la vida, como llevar una agenda, el bloque de calendario para saber en qué ocupamos el tiempo para tener más tiempo libre y hasta a usar los recordatorios para que realicen las entregas.

La vida cambió y aunque nos hemos resistido, nosotros también como humanos ya no nos comportamos igual y como docentes tampoco. En familia seguimos modificando el ambiente de casa mientras enseñamos o tomamos clases en línea, en tanto que otros siguen sin respetar los horarios de estudio de los estudiantes en casa.

De manera personal, en estas últimas semanas quisiera detener también los programas, mientras noto un desánimo de los estudiantes y hasta un retroceso en su aprendizaje.

Observo las clases de otros maestros y quiero responder ante sus cuestionamientos y demandas de participación a sus estudiantes porque imagino la angustia o el enojo que sienten ante tal falta de respeto de manifestarse “ausentes” al no responder ni cuando se les nombra por su nombre de pila completo.

Cuando los estudiantes están en el aula la dinámica es distinta, están inmersos en un ambiente ciento por ciento educativo y la cercanía con sus compañeros, amigos y su sola presencia los hace participar y concentrarse.

Lo que tampoco resulta es un día ver a la mitad del grupo y al día siguiente la otra parte, no se avanza de la misma manera, no se pueden dar clases idénticas e invariablemente parece que vivimos un déjà vu, por lo que, mentalmente, es muy cansado para el docente.

Sin saber cuantos años más pasaremos llevando y viendo entre las clases presenciales y las sincrónicas, encontrar todos los días el lado positivo de las cosas es complicado, pues la monotonía agota y no es lo mismo hacer repetidamente lo mismo mientras nos desplazamos a llevarlo a cabo desde casa.

Usted qué me cuenta, cómo lo vive en casa y que propondría a las autoridades para tener mayor salud mental,y mientras encontramos otra manera de que fluya la educación, de tal forma que todas las partes estemos, por lo menos, en equilibrio.

 

Laus Deo

@paulanajber

 


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