- El dinero que envían contribuye con cuatro por ciento del PIB; es un ingreso básico para 1.8 millones de hogares
- En algunos casos los utilizan para invertir en pequeñas y medianas empresas, así como en comercios locales que impulsan mayor crecimiento
Las remesas que los migrantes envían a México constituyen una de las principales fuentes de divisas en el país, pues superaron los ingresos que se obtienen de las exportaciones de petróleo, inversión extranjera directa y del turismo, por ejemplo, afirmó Genoveva Roldán Dávila, especialista del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc).
En opinión del profesor de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Aragón, Rubén Ramos Muñoz, han representado una medida importante para contrarrestar algunos efectos inflacionarios, derivados de la contingencia sanitaria global. De acuerdo con datos del Banco Interamericano de Desarrollo, más del 70 por ciento de los recursos tienen impacto directo en el empoderamiento de las amas de casa, las mujeres que permanecen en el país y quienes son la base fundamental de millones de hogares en el territorio nacional.
La experta en Economía Internacional y Desarrollo por la Universidad Complutense de Madrid, Roldán Dávila, destacó en entrevista que con base en el reporte del Banco de México en 2021 el valor acumulado de los ingresos por envío de dinero de los connacionales que viven y trabajan en el extranjero fue de 51 mil 594 millones de dólares, lo que significó un aumento de 27.1 por ciento con respecto a 2020. Se colocan en segundo lugar, después de la manufactura, donde fueron 436 mil 75.9 millones de dólares.
Aclaró que no significa que las remesas sean más importantes que las divisas generadas por otros sectores económicos, dado que de ninguna manera se equiparan a la inversión extranjera directa o a los ingresos provenientes por las exportaciones petroleras o el turismo, porque los envíos que realizan los mexicanos en Estados Unidos se dirigen básicamente a cinco por ciento de los 35 millones de familias que hay en México; es decir, 1.8 millones de hogares.
Los mexicanos en el extranjero sólo envían el 10 por ciento de sus ingresos a sus familiares, quienes los emplean para sobrevivir y resolver algunos problemas de salud, educación y vivienda, por ejemplo, pero no significa que sean inversiones productivas, apuntó.
No debemos negar la importancia de las remesas. No obstante, tienen otra función cuyo efecto multiplicador se muestra en el consumo familiar, que si bien contribuye a la activación económica, lo hace en la mayoría de las grandes cadenas de supermercados; una cantidad importante va a parar a economías extranjeras, pues numerosos productos que se adquieren provienen de otras naciones.
El especialista Ramos Muñoz recalcó que México es el tercer país con mayor captación por concepto de remesas, solo después de la India y China, y coincidió con Genoveva Roldán en el sentido de que ese dinero se canaliza para satisfacer las necesidades primarias: alimentación, vestido, educación y algunos servicios médicos, y que en nuestro país las principales fuentes de ingreso derivan de la captación de dinero por la venta de petróleo, turismo, manufacturas y remesas.
En algunos casos sirven para incursionar en pequeñas y medianas empresas, además de comercios locales que les permiten impulsar mayor crecimiento familiar; incluso, se destinan a la construcción de una vivienda, remodelación o compra, enfatizó.
En la coyuntura actual por la pandemia, sin duda es esencial la captación de estos envíos monetarios que aumentaron en 2021 a consecuencia de la contingencia sanitaria. “Esto es importante no solo para las familias mexicanas, sino para la circulación de capitales dentro del territorio nacional”, manifestó Ramos Muñoz.
Captación
Al retomar el uso de la palabra, Roldán Dávila externó que hay entidades donde estos recursos son sustantivos, en particular para aquellas tradicionalmente expulsoras (pese a que nuevos estados se han incorporado en los flujos migratorios), como Jalisco, Michoacán, Guanajuato, Estado de México, Ciudad de México, Zacatecas, Guerrero y Oaxaca, además de municipios como Tijuana (mayor receptor de remesas), León, Zapopan, Morelia, Culiacán entre otros. El hecho de que reciban una gran parte no significa que sean los estados más ricos del país, recalcó.
De enero a septiembre de 2021, indicó, por inversión extranjera directa hubo una recepción de 24 mil 831.7 millones de dólares, mientras que las exportaciones de petróleo alcanzaron 28 mil 925.6 millones de dólares, lo que implica que ambos rubros contribuyeron con dos por ciento del producto interno bruto (PIB), en promedio.
Más adelante, consideró que por la pandemia la caída de la actividad en el sector turístico fue importante; sin embargo, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, en 2021 la derrama económica por turistas y excursionistas extranjeros fue de 19 mil 795 millones de dólares, con lo cual se posicionó 19 por ciento por abajo de lo que se obtuvo en 2019.
Puntualizó que en el caso de las exportaciones petroleras los ingresos por esa actividad tienen beneficio económico en el servicio de hotelería, construcción de plataformas, mantenimiento preventivo, infraestructura petrolera, estudios de factibilidad, en los sectores de la construcción y energético, etcétera.
Ejemplificó que en la Sonda de Campeche las inversiones de Pemex han tenido un impacto importante en proyectos del sector energético; es decir, “lo que los economistas decimos encadenamientos productivos, que van más allá de decir entraron divisas o se generan empleos, esos dólares que llegan al país por inversiones petroleras tienen expresiones multiplicadoras en un abanico muy amplio de la economía”. Algo que las divisas de los migrantes no tienen.
Un elemento con el que se pretende compararlas es con las que genera la inversión extranjera directa, cuestionada por su papel en la economía nacional, “por la generación de empleos mal pagados, por la deficiente entrada de nuevas tecnologías y sus limitaciones en cuanto a la formación de nuevo ‘capital humano’; aun con todas esas críticas, este sector sí contribuye a la creación de puestos de trabajo”.
Roldán Dávila recalcó que el dinero que envían no genera empleos, aunque contribuyen con cuatro por ciento del PIB – porcentaje significativo–, pero por el tamaño de la economía mexicana no es suficiente y, por tanto, el sector financiero no depende de las remesas, es un ingreso sustantivo para 1.8 millones de hogares en el país, pero la economía nacional no está sujeta a ellas.
UNAM