Elizabeth Ruiz Jaimes
Ailee es una niña de cinco años que espera impaciente en su domicilio, en la alcaldía Iztapalapa, la llamada prometida por las autoridades de salud para programar el día que le aplicarán la vacuna contra el covid-19.
“Nos sentimos relegados y tristes de ver que otro niño sano de la misma alcaldía ya fue vacunado, cuando mi niña obtuvo desde enero la orden del juez para que la vacunen”, relata Elizabeth Ramírez, madre de la menor.
En México, el gobierno federal ha decidido no vacunar a los niños contra el covid-19. De acuerdo con un reporte elaborado por la organización Americas Society, el país se ha rezagado respecto de otras naciones de América Latina al no incluir a los niños en la estrategia de vacunación.
La razón por la que los niños sanos no están considerados en el Plan Nacional de Vacunación, según el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, es porque “el mínimo de probabilidad de complicación (por covid-19) está precisamente en los niños de cinco a 10 años. Tienen el mínimo riesgo de todo el riesgo posible de tener complicaciones”.
Esa explicación no la comparte Susana López Charretón, viróloga adscrita al Instituto de Biotecnología de la UNAM, quien considera que “los niños y los adolescentes deben ser vacunados porque es un asunto de seguridad nacional”.
La científica que lideró el grupo de investigación que desarrolló un método de detección del SARS-CoV-2 utilizando únicamente dos mililitros de saliva, afirma en entrevista que “decir que los niños no necesitan vacunas es un error tremendo. Se debe entender que la pandemia y las variantes de este coronavirus van a seguir mientras sigan los contagios y mientras haya población susceptible, como los niños”.
En su política contra el covid-19, López-Gatell también declaró: “Nos quieren hacer parecer como que somos Herodes, casi; que no queremos a los niños. Eso es absurdo, eso no tiene ningún sentido”.
En la conferencia matutina del martes 22, el funcionario federal de salud insistió en que los niños sanos “tienen un riesgo muy muy bajo” de complicaciones; entonces, la lógica del subsecretario de salud es que, si el riesgo es bajo, el beneficio de la vacuna es pequeño, “ya no agrega mucho más el vacunar”.
Para Verenice Trejo, madre de Víctor, de siete años, quien obtuvo una sentencia favorable para su hijo en los primeros días de 2022, “esta situación me resulta terrible porque hemos luchado contra el propio Estado para garantizar el derecho a la salud de mi hijo, y en esta espera, pese a que ya tenemos concedida la vacuna, mi hijo se contagió de covid-19”.
De acuerdo con López Charretón, es importante alzar la voz y decir que los niños deben vacunarse “porque no hay ningún problema para la aplicación de la vacuna Pfizer a partir de los cinco años, porque está probada y aprobada”.
Abogadas y padres de familia consideran que, durante esta pandemia, niños y adolescentes han sido los menos atendidos “pese a que son el futuro de México”. Piden que los menores de edad sean considerados en el Plan Nacional de Vacunación; “ya no hay ninguna justificación”, reclaman.
“Hasta ahora se han registrado 901 muertes de menores de 0 a 17 años, y como mamá te puedo decir que cuando un pequeño fallece, y ese pequeño es tuyo, esa es una cantidad enorme, aunque para las estadísticas sea sólo uno”, dice Teresa Sandoval Blancas, abogada y profesora de contaduría y administración de la UNAM.
Mandamientos judiciales
En Iztapalapa, el niño de ocho años que fue vacunado en su domicilio gracias a un amparo, recibió su primera dosis en los primeros días de febrero, y la segunda, este viernes 25. El pequeño recibió la visita del personal de la Secretaría de Salud y de la Marina, quienes escoltaron sus respectivas dosis de la vacuna Pfizer.
“Esto es un logro muy importante, ya que le da a mi hijo una herramienta más para que siga viviendo”, escribió en Facebook Eugenio, padre del menor, y cuenta en entrevista con Proceso que en 2021 logró obtener vacunas para sus otros dos hijos, de 15 y 12 años, y otros dos sobrinos menores de edad. Todos ellos obtuvieron sus vacunas gracias a la promoción de amparos. Los cuatro menores fueron vacunados en el Centro de Estudios Navales en Ciencias de la Salud, de la Marina.
De acuerdo con Sandoval Blancas, que logró obtener una vacuna para su hijo adolescente el año pasado y que ha apoyado de manera altruista a promover al menos mil amparos más entre 2021 y lo que va de 2022, ahora mismo hay 20 de estos procesos legales ganados para niños sanos en la Ciudad de México.
“Ya hay un mandamiento judicial para que esos menores sean vacunados con la dosis requerida, pediátrica o para adolescentes. Sin embargo, la Secretaría de Salud no los quiere vacunar, literal, no los quiere vacunar.”
Ante la negativa y el desacato de las autoridades sanitarias, la académica consideró que el camino penal es el siguiente paso. “La reciente aplicación de la vacuna contra el covid-19 a un niño sano de ocho años, que logramos en la alcaldía Iztapalapa abre un nuevo camino para los otros niños… Ahora, los padres podrán argumentar desacato a un mandamiento judicial y también discriminación”.
Es decir, los padres de familia podrán proceder legalmente y argumentar por qué a unos sí se les da vacunas y a otros no. “Ahí ya se podría alegar que hay un trato diferente entre iguales”, subrayó.
La profesora en la UNAM dice que la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) es la institución que debe autorizar la vacuna, “pero no la ha autorizado, supuestamente porque tiene otros datos.
“No sé por qué la Cofepris ha detenido la aprobación, cuando esta vacuna ya probó ser muy buena en adultos y ya se probó en las tres fases clínicas en niños. Los niños sí se enferman y van a sus casas y contagian a sus familiares, incluidos a los abuelitos, lo que genera que siga circulando el virus y, en consecuencia, el SARS-CoV-2 siga mutando”, dice López Charretón.
Para la científica miembro de El Colegio Nacional, no vacunar a los niños es darle vuelta a un asunto que ya está resuelto en muchas partes del mundo. Además, es inequitativo que los papás se tengan que poner a amparar a los niños para que los menores consigan su vacuna. “Esta situación implica un gasto emocional, laboral y hasta económico”.
Negativa oficial
“Estamos sujetos a la política nacional, la política no la hacemos nosotros… y la cuestión es que no podemos hacernos para ningún lado”, argumentaron los funcionarios de la Secretaría de Salud a los padres de Víctor, el 20 de enero último en las instalaciones de la Universidad Naval.
“Ni siquiera pudimos ingresar, los mismos marinos hablaron al jurídico de la Secretaría de Salud y nos atendieron en la puerta”, cuenta Verenice Trejo.
“Como Secretaría de Salud, nosotros todavía no tenemos la autorización de suministrar algo que no está autorizado por la Cofepris, que es lo que las leyes y las normas especifican”, puede escucharse en el video de Facebook live que grabó el propio Víctor, de siete años.
El sábado 5 Víctor dio positivo a covid-19, estuvo con fiebre, dolor de cabeza y articulaciones, vómito, y un día la saturación de oxígeno le bajó a 89. “Nos asustamos mucho y mi hijo nos preguntó: ‘¿Por qué no me quieren vacunar? ¿Por qué tuve que enfermarme y sentirme así?’”.