Víctor Hugo Salazar Ortiz
Raúl Armando Hoyos Hernández
La filosofía es una construcción del saber humano que surge a partir del asombro y el cuestionamiento. Eso llevó a los primeros filósofos occidentales, denominados presocráticos, a abandonar las explicaciones míticas y a preguntarse, buscar y proponer cuál es el origen del universo y de la vida empleando para ello el razonamiento. Para unos éste se encontraba en materias físicas como el agua, el aire, la tierra o el fuego; para otros en substancias metafísicas como el ápeiron, los átomos, los números o el nous. Estas explicaciones cosmológicas no se abandonaron del todo en los siglos posteriores, sólo fueron interrumpidas en dos momentos; el primero de ellos fue con el afloramiento del cristianismo que impuso nuevos dogmas a sus congregados, entre ellos el de que dios creó el mundo, retrocediendo con esto a la explicación mítico-religiosa que ya había sido superada por los griegos. El segundo momento de mayor calado y que marcó un distanciamiento con las explicaciones filocosmológicas se presentó en el siglo XVI bajo la figura de Copérnico, quien instauró la idea del heliocentrismo con la que demostró que la Tierra, la luna y los planetas giran alrededor del sol y no de la Tierra. Este fue, y sigue siendo, uno de Los momentos estelares de la ciencia, como lo llama Asimov (1980) en su libro que lleva ese título. A pesar de que Copérnico, y posteriormente Galileo, sentaron las bases de la ciencia moderna, aún quedaban muchos otros enigmas por resolver, entre ellos el del origen de la vida. Es aquí donde siguen apareciendo las propuestas de algunos filósofos que, al igual que los presocráticos, abandonan las ideas religiosas acerca de que dios es el creador y dador de la vida, y elaboran teorías filosóficas para ofrecer una visión diferente a la mítico-religiosa. Ese es el caso de Arthur Schopenhauer.
Arthur Schopenhauer (1788-1860) fue un filósofo alemán, cuya obra principal es El mundo como voluntad y representación (1818). En ella presentó propuestas que se adelantaron a algunos temas que serían de suma importancia y controversia en el siglo XX. Uno de ellos es la teoría de la evolución de Charles Darwin.
La filosofía de Schopenhauer gira en torno a un concepto que denomina Voluntad, pero no lo emplea como cotidianamente lo entendemos, en tanto un estado mental y físico para hacer algo (una dieta, ejercicio, estudiar), sino que para él la Voluntad es un instinto o deseo que sostiene el universo (fuerzas físicas y naturales) y a quienes lo habitan (totalidad de seres vivos). La Voluntad se expresa como un insaciable deseo de ser (dominar la materia) y vivir (sobrevivir pese a la adversidad).
Este principio vital es, además, el origen de un cierto tipo de egoísmo natural, porque al presentarse como un deseo, hace dirigir gran parte de las capacidades de todo ser a saciarlo, es decir, focaliza toda su energía para satisfacer sus necesidades (comer, dormir, conocer, reproducirse, etc.). Bajo este criterio, la naturaleza es para Schopenhauer un campo de batalla donde las Voluntades luchan entre sí para disputarse la materia anhelada. Esta fuerza de Voluntad, como se ve, no es privativa de nuestra especie, sino que se presenta en el reino animal y vegetal; por lo que cabe decir que la lucha de voluntades es la que hizo posible la evolución, así como la regeneración permanente del mundo y de la vida.
Ahora bien, la Voluntad no es idéntica en todos los seres, existe una jerarquía; los niveles más bajos de esta fuerza se manifiestan en el reino vegetal, en el que el apetito se percibe como una simple necesidad nutritiva; los niveles intermedios se expresan en el reino de los insectos y los animales no humanos, en los que las necesidades vitales y de supervivencia son más complejas, pues dependen de sus capacidades instintivas, así como del desarrollo de habilidades, para obtener cubrir sus necesidades básicas (alimento y vivienda), pero también para poder huir y sobrevivir. El nivel más elevado de la Voluntad está representado por el ser humano, cuyas necesidades van más allá de la mera vegetalidad e instintos inconscientes que gravitan en las plantas y en los animales, debido a que en las personas se presenta una facultad superior: la Razón.
Esta capacidad, de acuerdo con Schopenhauer, libera al ser humano de la animalidad, lo que le permite controlar su Voluntad y dirigirla hacia otras expresiones como la creatividad (genio) y la contemplación desinteresada (capacidad estética). En efecto, sólo el ser humano es capaz de liberarse momentáneamente de las necesidades instintivas vitales para absolverse en una contemplación pura de la naturaleza.
De este modo, en la contemplación desinteresada de la naturaleza, hombres y mujeres, pueden desligarse de la voluntad egoísta, en la que sólo se ve el mundo de manera instrumental, como algo útil que nos obliga a usarlo y destruirlo para satisfacer el ego humano. Una contemplación desinteresada del mundo, por el contrario, nos puede llevar a un nuevo nivel de valoración intrínseca de la naturaleza, que inhiba el deseo de poseerlo o destruirlo instintivamente, guiados por el deseo ciego de imponer la propia Voluntad.
Las ideas filosóficas de Schopenhauer fueron confirmadas por Darwin con su Teoría de la evolución, pasando con ello de la especulación filosófica a la confirmación de la existencia de esa fuerza natural presente en los seres vivos, denominada por Darwin «instinto de conservación». En éste tiene un gran valor la resiliencia, que es la capacidad para enfrentar y adaptarse a situaciones adversas con resultados positivos.
Esta Voluntad Adaptativa de Conservación, está muy presente en los árboles nativos resilientes de nuestro estado (Huizaches, mezquites, gatuños, baradus, palo bobo, palo verde) y en Movimiento Ambiental de Aguascalientes hemos promovido que se les proteja de su principal depredador: el ser humano. Para ello organizamos cada mes una Jornada de protección de estos árboles en la zona norte del Parque México. El domingo 20 de febrero llevaremos a cabo la 10ª jornada y los invitamos a que se sumen al cuidado ciudadano de este espacio natural. La cita es a las 8:30 am en calle señor del encino en Villas de Nuestra Señora de la Asunción, sector Encinos (llegar por av. Adoratrices pasando Villa Teresa). Si gustan acompañarnos les solicitamos llevar un azadón o pico/talache y agua para hidratarse. Con esta acción contribuimos a mantener la Voluntad de Conservación de árboles cuyo valor ecosistémico es enorme, pero paradójicamente, suelen ser los más amenazados en nuestra entidad.