El pasado viernes 18 de febrero se realizó la 13ª sesión del Seminario Permanente de Ética Animal, la cual es organizada por el Departamento de Filosofía y Movimiento Ambiental de Aguascalientes A.C. En esta se contó con la participación de la Dra. Claudia Edwards y el maestro Luis Felipe Lozano. En esta entrega les platicaré lo expuesto por la Dra. Edwards y la próxima lo presentó el maestro Lozano.
Claudia Edwards es Licenciada en Veterinaria Zootecnista, Maestra en Ciencias por la UNAM y Doctora en Ciencias por el CINVESTAV. Tiene 21 años dedicándose a la Etología Clínica. Es Profesora-Investigadora en la Facultad Médico Veterinaria Zootecnista de la UNAM desde 2004 y actualmente es Directora de Programas en Humane Society International-México. La Dra. Edwards ofreció la plática “Creencias negativas de la conducta de los gatos. Como verlas con criterios éticos”. La ponente comenzó su disertación señalando que muchas de las creencias negativas en contra de los gatos tienen que ver con el especismo, es decir, anteponer los intereses de nuestra especie a los de cualquier otra, en este caso los felinos domésticos. Previamente, la Dra. Edwards señaló algunas de las razones por las que discriminamos a otras especies, como que son sucias (ratas, cucarachas, etc.), que nos transmiten enfermedades (murciélagos, hurones, mapaches, etc.) e incluso se llega a ver algunos como creaturas demoniacas (murciélagos, serpientes, etc). Curiosamente en cada una de estas creencias especistas aparece el gato, y se suma a ellas un estudio científico que lo califica de psicópata. La Dra. Edwards comentó que en una encuesta que se realizó en la UNAM (con fines de investigación), se preguntó a las personas la opinión que tenían de los gatos y se obtuvo como resultado algunas de las siguientes respuestas: “Que los gatos son de mala suerte, que son traicioneros, sucios, apáticos, desapegados, agresivos, intolerantes, huraños, retadores, mañosos, nocivos, mal agradecidos, generan miedo, son diabólicos, provocan enfermedades e incluso abortos a mujeres embarazadas, etc.”. Estas ideas populares, comunes y compartidas, no son nuevas, se han transmitido de generación en generación y han contribuido a formar una imagen negativa de este noble e incomprendido animal. En la segunda parte de la plática, la Dra. Edwards se encargó de mostrar como varias creencias en torno a los gatos son infundadas y respondieron a intereses históricos, más que a cuestiones sanitarias; por ejemplo, en el Egipto de los faraones se tenía la idea de que los gatos eran divinidades, concepción que el cristianismo fue erradicando señalándolos como animales diabólicos, básicamente por su fisonomía y, particularmente, por sus ojos y su forma de mirar hipnótica, hecho que llevó en la edad media en algunos sitios de Europa a quemar a los gatos en hogueras durante la semana santa, en especial a los gatos negros. De estas tradiciones se desprende un cúmulo de ficciones contradictorias en torno a estos felinos, pues mientras que para algunos es de buena suerte que un gato se les cruce, para otros es un augurio de que algo indeseable está por sucederles.
A ese desprestigio mítico se suma el prejuicio de que son sucios y apestosos porque no se deben bañar, ya que les hace daño; no obstante, la Dra. Edwards señaló que ésta es una preconcepción popular infundada, pues, así como a un perro se le acostumbra a bañarlo, de manera similar a los gatos. También señaló que éstos no son ariscos ni antisociales con los humanos, lo que debe hacerse es poner atención a sus expresiones para saber qué es lo que piden (comida, salir al patio, que se le acaricie, etc.), de lo contrario ellos buscan satisfacer lo que desean, a veces de manera agresiva (mordiendo una mano o pierna pidiendo una caricia), destructiva (arañando muebles porque trae las garras muy largas) o desordenada (subiendo a la mesa o alacena para alcanzar su comida). Entonces lo que más conviene a las personas que deciden tener como animal de compañía a un gato, es saber esto y, principalmente, conocer a su compañero felino.
La Dra. Edwards en la tercera parte de su conferencia, concluyó señalando los criterios éticos que deben guiar nuestra relación con los gatos, y estos van en el sentido de respetarlos porque son seres sintientes, física y psicológicamente, por lo que se les puede causar bien y mal en ambos sentidos, además que tienen deseos y necesidades propias de su especie que debemos conocer y respetar; pero lo principal es no causar daño a los gatos producto de los prejuicios históricos y actuales que los rodean.