- No habrá inversión en lo que resta del sexenio porque hay otras obras de prioridad para la Federación, dijo
- Alrededor del 10% de pequeñas y medianas empresas desaparecieron definitivamente
Si bien en términos generales a todas las empresas les impactó los recortes presupuestales para la generación de obra pública desde la federación, son las pequeñas y medianas las que más resintieron la situación, pues han desaparecido el 10% de las afiliadas, expuso Ángel Palacios Salas, delegado estatal de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC).
Las más perjudicadas fueron aquellas de nueva creación, que al requerir actividad constante para consolidarse y al no tener continuidad en los presupuestos, muchas tuvieron que cerrar o definitivamente desaparecer al no haber logrado contratos en los dos años que van de la pandemia y debido a los recortes presupuestales federales en el rubro de obra pública.
El delegado explicó que si bien los esfuerzos de la CMIC están encaminados a evitar estas afectaciones y ayudar a sobrevivir a estas empresas, no ha sido fácil, pues en el caso específico de los afiliados a la Cámara, todos dentro de la formalidad, es alrededor del 10% los que se vieron obligados a bajar las cortinas de manera definitiva sólo en el 2021.
Palacios Salas destacó que la situación por la que pasa actualmente el sector de la construcción es inédito, dado que el impacto en su actividad más fuerte lo resintieron en 1995, en la transición del gobierno de Carlos Salinas de Gortari a Ernesto Zedillo; luego en el 2009 con la crisis mundial, pero no se compara a los efectos de los últimos dos años.
“Yo creo que al menos lo que resta de este sexenio no va a ser de inversión, dado que existe infraestructura primordial para la federación y que ya se está ejecutando –al referirse al Tren Maya y el Aeropuerto de Santa Lucía- si sigue esta situación no tendremos mejora”, manifestó el constructor.
Ante la realidad de que no es viable basar su actividad económica en la obra pública, ahora los constructores consideran un cambio de ruta, pues si bien la infraestructura federal o local representaba un 70% de su derrama económica, y el 30% en el sector privado, ahora esto se está revirtiendo, incluso al hablar de la inversión estatal.
En los primeros meses del 2021 la recuperación económica del sector ha sido lenta, pues a partir de abril comenzaron a liberarse las licitaciones de los proyectos de obra pública del gobierno municipal y estatal, por lo que la actividad en las empresas se encontraba a un 70% en términos generales.
Datos del Inegi indican que el ramo de la construcción tuvo una disminución del 17.2% del producto interno bruto (PIB) de México durante el 2020, experimentando contracciones en la derrama económica derivada de su producción, de acuerdo con cifras del mismo instituto.