Reyes/ Bajo presión - LJA Aguascalientes
15/11/2024

Escuchar al presidente Andrés Manuel López Obrador hablar de los Reyes Magos, primero, me provocó sonreír, después, tras ver los puestos de bicicletas, las tiendas de juguetes y a un montón de padres haciendo compras de último momento, recordé a quiénes les habla desde la mañanera y por qué es tan efectiva su comunicación. El presidente aprovechó una pregunta de los paleros que asisten a su conferencia matutina para enviar un mensaje de apoyo a los padres de familia a los que no les alcanza para comprar una consola de videojuegos, les regaló el pretexto perfecto para justificar que debajo del árbol de Navidad los niños no encuentren la Playstation o la Nintendo.

A López Obrador le realizaron la crucial pregunta acerca de qué le iba a pedir a los Reyes Magos, y el presidente aprovechó para decir que Melchor, Gaspar y Baltazar ya no quieren “estar entregando aparatos electrónicos, esos que se usan para ver series con contenidos violentos. Ya no quiero. Los mismos reyes y el elefante y el camello y el caballo ya no quieren nada que tenga que ver con… ¿cómo se llaman estos juegos?, los videojuegos, nada de eso, no, no, no, no les gusta ya; el caballo relincha, se echa el elefante, el camello repara, bueno, al revés, es el caballo el que repara. Entonces ya no quieren eso, ya no, pero sí mucho amor para todos los niños y hay que seguir creyendo, no se puede vivir sin una creencia”.

Me provocó sonreír que el presidente se refiriera a los Reyes Magos porque es clara su intención de no revelar lo que para muchos es un secreto, de la misma manera en que los medios de comunicación colaboran con ese pacto cuando difunden noticias sobre las compras que hacen los padres de familia y los llaman “ayudantes de Melchor, Gaspar y Baltazar”; se vale mantener la ilusión.

Al final, la ilusión se puede decir que es una mentira, un engaño a los sentidos, por eso muchos padres se niegan a ciertas tradiciones, como la de los Reyes Magos, hay quienes creemos que mantenerlas auxilia a formar una identidad, hacer que alguien se forje ilusiones para despertar su complacencia con algo, incluso como auxiliar en la educación, pues los regalos de Melchor, Gaspar y Baltazar dependen del comportamiento y la actitud de los niños.

Personal: en mi caso, el secreto de los Reyes Magos fue revelado muy pronto, todos los 5 de enero mis padres cumplían el mismo ritual: salir en la noche para “ayudar con las compras” a los Reyes Magos, además, mi madre redactaba cartas en las que Melchor, Gaspar y Baltazar nos dejaban sabios consejos y una serie de compromisos a cumplir para asegurar su llegada al año siguiente; a pesar de descubrir la salida de mis padres e indicarle a mi madre que los Reyes Magos tenían la misma letra que ella, seguí abriendo regalos durante mucho tiempo, no por mi buen comportamiento, tengo hermanos menores, así que me volví cómplice de la ilusión y en más de una ocasión pude salir de compras con mis padres.

Para mantener la ilusión me seguían regalando los Reyes Magos, hasta que a mi madre se le ocurrió para cerrar el ciclo, dejarme una carta de Melchor, Gaspar y Baltazar en la que se me decía que ya tenía edad suficiente como para recibir otro tipo de regalos y no más juguetes, que a mis hermanos les seguirían obsequiando lo que pedían en sus cartas, y conmigo cerraban su relación dejándome algo que me sería útil para siempre. Así recibí mi primera máquina de escribir y los Reyes Magos siguieron llegando a casa durante mucho tiempo.

La complicidad en la ilusión que me permitieron mis padres fue de la mano con no revelar el secreto a mis hermanos, tampoco lo hice con los compañeros de la escuela que aún no sabían; la enseñanza que me dejó fue que generar algunas ilusiones no es tan malo, es necesario calibrar la mentira, porque una vez que se descubre la verdad, esta puede ser aprovechada para realizar un trabajo conjunto y asumir un compromiso individual, gozoso, placentero, que así se viven las ilusiones.

Sí, me hizo sonreír el compromiso de López Obrador con el secreto de los Reyes Magos, sólo espero que con otras ilusiones que alienta el presidente se anime a convertirlas en verdades compartidas.

Coda. “Probablemente la única áncora de salvación sea la ciencia, el uranio 235. Pero además hay que vivir”, Julio Cortázar en Rayuela.


 

@aldan


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Director editorial de La Jornada Aguascalientes
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