Qué es el arte/ El banquete de los pordioseros  - LJA Aguascalientes
15/11/2024

Tengo el privilegio de impartir la Academia de Historia y Apreciación de la música en la Escuela Diocesana de Música Sacra y en el Seminario Diocesano de Aguascalientes y esto que comparto contigo en el Banquete de hoy surgió como consecuencia de una clase el martes pasado con los alumnos de tercero de Filosofía en el Seminario. Estamos estudiando la música contemporánea, con toda su dificultad, con su perfil atonal que suele ser denso e inaccesible, incluso para melómanos, finalmente acostumbrados a saborear cosas que para un oído sin entrenamiento podrían ser verdaderamente indigestas, pues en efecto, incluso para estos oídos con cierto kilometraje recorrido en lenguajes musicales que no son exactamente un caramelito, para ellos también puede ser de difícil digestión este asunto de la música contemporánea con todo lo que representa.

A mis alumnos de tercero de Filosofía les sugerí escuchar música de Karlheinz Stockhausen, específicamente la versión de 1971 de la obra Prozession, y de este mismo compositor también me permití proponerles Gruppen en la maravillosa interpretación que hace la Orquesta Filarmónica de Berlín dividida en tres diferentes ensambles como lo indica puntualmente la partitura, cada uno de los ensambles dirigidos por diferentes batutas, en este caso Claudio Abbado, Friedrich Goldman y Marcus Creed, a este platillo rebosante de atonalidad le agregué también Grabstein für Stephan, Op.15 de Gÿorgy Kurtág con la misma Filarmónica de Berlín y la dirección del maestro Abbado, además de algo de música de cámara, cuartetos de cuerda de Lutoslawski, Penderecki y Cage. Me preguntaban mis alumnos si hay música mexicana de estas características y, bueno, considerando que el repertorio es muy generoso, quedé que la próxima clase veríamos obras de compositores mexicanos de música contemporánea, ya tengo preparado algo de Armando Luna, se me antoja proponerles el Pasatiempo Concertante para piano y ensamble de cámara a cargo del maravilloso Onix Ensamble, además del disco Visiones de Leonardo Coral también a cargo del Onix Ensamble, y otras cosas, por ejemplo de Ignacio Baca Lobera, o de Héctor Infanzón, este quizás con un discurso musical con líneas melódicas más definidas, y por supuesto, la sugerencia de la maravillosa grabación Quintetos que contiene dos obras: Exilios de Gabriela Ortiz y Horas Marcadas de Javier Álvarez en donde el Cuarteto de Cuerdas José White se hace acompañar de los flautistas Alejandro Escuer, director artístico del Onix Ensamble, y la maestra Megan Maiorana, principal de la sección de flautas de la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes. Por supuesto, algo de Arturo Márquez, incluso de Carlos Chávez que dentro de este lenguaje musical tiene argumentos muy convincentes.

En fin, el asunto es que yo les sugerí, previo a escuchar esta forma musical, la lectura del libro Cómo escuchar la música de Aaron Copland, o por lo menos el capítulo dedicado a la música contemporánea. Me quedó claro que todos lo leyeron y durante la clase del pasado martes nos enfrascamos en un ameno intercambio de opiniones que resultó altamente enriquecedor.

Inevitablemente el tema se encaminó al verdadero sentido de la música contemporánea, y no me meteré aquí en detalles, las profundidades y el contenido de este tópico da para mucho y no sería posible agotarlo en este espacio, aunque ya lo hemos tocado anteriormente y no descarto la posibilidad de hacerlo en alguna ocasión posterior. A lo que quiero llegar en este momento es al punto de que el concepto de arte que hemos tenido durante muchos años, digamos, desde el siglo V a.C. en el esplendor griego, es algo así como un valor inamovible en el sentido de que lo bello es bueno y lo bueno es bello. En medio de esta discusión recordé un libro de esos que lees y te dejan en total estado de indefensión, es uno de esos libros que su lectura me ha dejado, además de noqueado, marcado de por vida, me refiero al ensayo ¿Qué es el arte? del escritor ruso Leon Tolstoi, por cierto, otro de los libros que causaron en mí efecto similar es Il Diavolo de Giovanni Papini, pero siguiendo con este ensayo de Tolstoi ,el autor cuestiona en su análisis la justificación artística de muchas de las obras que hoy consideramos como verdaderas obras de arte.

Veamos lo que dice el autor, esta frase que cito a continuación, me hace pensar justamente en la música contemporánea: “…el arte, siendo cada vez más exclusivo, se convierte cada vez en menos accesible, y que en su marcha gradual hacia la incomprensibilidad, rebasa el punto en que yo me encuentro”. De este mismo ensayo te comparto lo siguiente: “Si un arte no alcanza a conmover a los hombres, no es porque esos hombres carezcan de gusto e inteligencia; es porque no es arte en absoluto”, o bien: “El objeto del arte es hacer comprender cosas que en forma de un argumento intelectual no serían asequibles. El hombre que recibe una verdadera impresión artística, siente que ya conocía lo que el arte le revela, pero que no podía expresarlo”. Finalmente dice Tolstoi sobre este mismo tema: “El arte contemporáneo no tiene más que un solo objeto definido: excitar y esparcir la depravación”. De hecho Tolstoi propone el arte como un órgano moral de la vida humana, quizás como un agente regidor del comportamiento, esto me interesa porque yo siempre he pensado que el contacto con las artes en general, saca lo mejor de nosotros como seres humanos y nos hace mejores personas, y todo esto hace que no dejemos de cuestionarnos, en mi caso, por ejemplo, el aprecio, incluso la pasión que siento por la música contemporánea.

Les pedí a mis alumnos seminaristas que leyeran este ensayo de Tolstoi, sin duda será una violenta sacudida en nuestra forma de entender y concebir el arte, finalmente, ¿qué es el arte?

 


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