- Estudio en sicología revela que existen por lo menos 14 barreras que impiden que los jóvenes reciban atención sicológica de manera oportuna
- De 403 estudiantes de bachillerato encuestados, 19.4% tenía riesgos suicidas altos
En última edición de la Revista Estudios Psicológicos se publicó el artículo titulado “Barreras que perciben estudiantes con y sin riesgo suicida para solicitar ayuda profesional” realizado por Daniel Páramo y Ariel Herrera. En este estudio participaron 403 estudiantes de bachillerato en Aguascalientes, se detectó que el 19% de ellos tenía riesgos suicidas y se identificaron 14 aspectos que impedían que recibieran atención profesional.
Los especialistas señalan que a partir de la década pasada ha ido en aumento constante el número de muertes por suicidio así como conductas relacionadas a este, sin embargo, no hay registro de que aumente la atención profesional por estas causas. Los jóvenes son uno de los grupos poblacionales que son más vulnerables a padecer conductas suicidas y se calcula que un tercio de esta población rechaza ofrecimientos de atención mental.
En el 2015 se publicó la NOM-047 que está enfocada para brindar servicios de salud a personas de entre 10 y 19 años donde establece que “el personal de salud debe estar atento a la presencia de signos y síntomas emocionales o del comportamiento, que puedan sugerir trastornos de la salud mental, a fin de detectar oportunamente los requerimientos de atención especializada”. Sin embargo, no se definen estrategias para que más jóvenes puedan acceder a estos servicios, de ahí la importancia de que se detecten las barreras que impiden la atención profesional.
En el estudio de Páramo y Herrera, se entrevistaron a 403 estudiantes de bachillerato en Aguascalientes para identificar las razones más comunes por las que no se acude al sicólogo, estas son por miedo y vergüenza con 31 y 30% de incidencia respectivamente. Otra de las razones más comunes fue la falta de conocimiento, ya sea por estigmas que se tienen hacia la salud mental y creencias erróneas sobre el tratamiento, con el 14% de incidencia.
Falta de dinero, desconfianza, problemas familiares, desinterés, burlas, falta de tiempo, incomodidad y falta de aceptación son otras de las barreras más comunes que se identificaron.
En el 19.4% de la muestra se identificó que existía un riesgo suicida elevado, en ellos se identificó que es más común que no acudan a ayuda profesional debido a causas externas, es decir, por falta de apoyo familiar, por temor a burlas, falta de dinero y tiempo.