José Luis Gamboa Arenas, Margarito Martínez y Lourdes Maldonado son los tres primeros periodistas asesinados en México en el 2022, así, los primeros, porque seguramente vendrán más, junto con Afganistán somos uno de los países más peligrosos para los periodistas, de acuerdo a un reporte de Artículo 19, del 2000 a la fecha han asesinado más de 140 periodistas, peor, el 90% de los asesinatos de estos profesionales de la información no han sido sancionados.
Las condiciones en que los periodistas desarrollan su trabajo parecen indicar que México es un país en guerra, no es así, el problema de estos crímenes es la corrupción que genera impunidad.
El asesinato de Lourdes Maldonado ha llamado la atención porque la reportera estaba bajo el Mecanismo de Protección a Periodistas. Tras su muerte se reprodujo hasta el hastío cuando acudió a la conferencia matutina del presidente Andrés Manuel López Obrador para exponer su caso y pedir “apoyo, ayuda y justicia laboral porque hasta temo por mi vida”, dijo Lourdes Maldonado al referir el pleito legal que tenía con Jaime Bonilla, exgobernador de Baja California. Ayer el presidente se comprometió a que “no haya impunidad y se encuentren a los responsables”, mencionó que se investigará si el móvil del asesinato tiene alguna vinculación con la denuncia que presentó en la mañanera, pero que no era “responsable
adelantar algún juicio, hay que esperar y no dejar de considerar lo político. Se está llevando a cabo la investigación”.
Obviamente, el asesinato de periodistas en México no es responsabilidad del presidente, pero sí del conjunto de autoridades que permiten que todo se desvanezca en el olvido mientras se “lleva a cabo la investigación” de los cientos de asesinatos; investigaciones que se terminan archivando porque se relacionan con el crimen organizado.
El asesinato de un periodista no merece más o menos atención que el de cualquier otra persona, lo que se debe criticar, y comenzar a demandar que mejoren, son las condiciones en que se realiza la investigación de estos casos, porque la impunidad en que quedan estos crímenes lo único que provoca es que en la mentalidad de los grupos criminales sea fácil deshacerse de aquellos que denuncian sus actividades.
Todo asesinato es lamentable, en el caso de los periodistas no es que se exija justicia por considerar que son diferentes al resto de la ciudadanía, sino porque los motivos porque son asesinados se relacionan con el ejercicio de la libertad de expresión y si el crimen organizado decide callar a quienes los investigan, la impunidad sienta el precedente de que pueden actuar contra cualquiera.
Coda. En defensa de Sergei Esénin, poeta que se cortó las venas y luego se ahorcó, Maiakovski escribió un poema que finaliza con los siguientes versos: “En esta vida, morir es cosa fácil,/ mucho más difícil es hacer la vida”, eso le estamos ofreciendo a los periodistas, que sea más fácil ser asesinados que contar historias.
@aldan