A fuerza de la machacona resonancia de las conferencias de prensa del presidente Andrés Manuel López Obrador, cada mañana, se ha impuesto en Palacio Nacional el predominio de los actos y dichos simbólicos, por encima de los hechos históricos, como resultantes del ejercicio de gobierno. Es decir, el predominio de la esfera de la cultura sobre la esfera política –propiamente dicha- y más aún sobre la esfera económica. Estas tres dimensiones siendo integrantes necesarias del análisis histórico dialéctico de la realidad societal, se muestran bajo el supuesto que nos ocupa, alteradas por ese predominio de lo simbólico sobre los otros dos órdenes estructurales. Lo cual está impregnado de consecuencias.
En efecto, si nos apegamos a la ortodoxia del análisis del Capital, no está siendo la Economía Política ni las políticas económicas al uso, las que tengan voz de mando tanto sobre el mundo simbólico de la cultura, como sobre el orden político que rige las relaciones sociales de unidad e integración de las entidades e instituciones que forman la Nación, como un todo. El orden está tergiversado, contradictorio, disfuncional.
Bajo la égida de la esfera de la cultura que es dominante y rige desde Palacio Nacional, primeramente, la economía de México está forzadamente metida en una sola bolsa del Tesoro, que es manejada a discreción del presidente de la República, y cuyo gasto se administra arbitrariamente, mediante instancias burocráticas sumamente acotadas y alineadas férreamente al poder central de decisión; con el agravante además de causar un grave desequilibrio en la estructura y funcionalidad del aparato de gobierno, porque se opera mediante la canibalización de recursos de otras áreas definidas como no prioritarias a los planes y programas presidenciales. En segundo lugar, como sociedad, estamos divididos, segmentados; en el imaginario presidencial somos “pueblo bueno” bajo su gobierno incorruptible, moralmente superior y mayoritario; frente al resto de “conservadores y neoliberales” adversarios. Las clases medias cuentan poco por ser individualistas, egoístas y aspiracionistas.
De no creerse, desde mi punto de vista, es que el secretario de Hacienda en la presentación del paquete presupuestal 2022 ante el Congreso, afirmó que se había integrado sin el concurso del empresariado o bajo inversión de la IP, sino con “ahorros” del gasto gubernamental, con austeridad republicana, recuperación de impuestos otrora dispensados y ampliación de la base tributaria con la cooptación de contribuyentes desde la economía informal. Es decir, el factor determinante de inversión privada del país queda al libre juego de su… ¿Imaginación? ¿Afán de negocios? ¿Expansión solipsista al interior y al exterior, de sus empresas? Ya lo dijo un clásico: “política ficción”/“economía ficción”.
Ante lo dicho, debo reafirmar los supuestos básicos del análisis social. Las tres esferas que engloban el sistema de relaciones sociales de un país, se entrelazan, se complementan, se alimentan unas a otras, son interdependientes, pero lo hacen bajo un criterio claro de distinción, cada una aporta a las otras los elementos propios a su naturaleza, pero al hacerlo no puede anular o excluir la identidad de las otras dos. Lo cual podemos resumir con los ya consagrados campos que les dan identidad, la política es la esfera de los Símbolos del Poder, la cultura es la esfera del Poder de los Símbolos y la economía es la esfera de las relaciones societales de producción, distribución y consumo de los bienes, valores y satisfactores de una sociedad. En esta se funda la estructuración y dinámica de una sociedad vista como un todo. Ya lo dije antes, este desarreglo del orden tiene consecuencias.
1.- Un primer conjunto de consecuencias lo tenemos en el mundo que llamamos intelectual, de la inteligencia o del conocimiento. Hoy vemos desde el poder político un ataque frontal a este colectivo de la sociedad. Y para abordarlo me voy a referir a un experto. Desbrozando el oficio “del intelectual”, (Referencia mía. LJA. Opinar, oficio del pensar e ¿influir? Sábado 17 de Octubre, 2015), el filósofo Norberto Bobbio acertó a definir: “El término es introducido cuando se comienza a discutir sobre el problema de la incidencia de las ideas en la conducta de los hombres en sociedad y puede remontarse en general al ruso “intelligencija”” (atribuido al escritor Boborykin, en la Rusia prerrevolucionaria), para señalar al conjunto de libres pensadores, sean escritores, políticos o críticos literarios. La génesis del término “intelectual” es referida por Bobbio en el libro Los intelectuales y el poder, La concepción del hombre de la cultura. (Recensión y análisis bibliográfico de su obra, por Laura Baca Olamendi. Editorial Océano. México.1998).
Debido a su importancia, recupero mínimamente un esbozo personal del hombre. Norberto Bobbio nació el 18 de octubre de 1909, en Turín, y murió el 9 de enero de 2004, en Turín, Italia. – Fue tenaz defensor de la socialdemocracia. Libertad y justicia son dos valores que necesariamente deben ir juntos, expresaba el filósofo. Al tiempo que deploraba que ”el mundo de hoy resulta cada vez más incomprensible, menos transparente” (Cfr.: Mónica Mateos-Vega y Agencias, La Jornada, Cultura. México D.F. Sábado 10 de enero de 2004). Uno de sus libros más importantes es “Política y Cultura“, publicado en 1955. Aunque fue su ensayo de 1994, “Diestra y Siniestra“, que lo hizo conocido para la mayoría del público italiano y del mundo. Tras la guerra, (Fuente: AP), fue designado profesor de la universidad de Turín y colaboró con varios periódicos y revistas, entre ellos el Corriere della Sera, quizá el más importante de Italia.
Es muy interesante que nuestra civilización occidental (greco-romana y judaico-cristiana) tenga como antecedente del hombre que se conduce con inteligencia, la referencia a dos tipos de elementos alimenticios: la sal y el jocoque. La sal, o simple cloruro de sodio, tiene arcaica raigambre portadora de sentido. El Hebreo antiguo consagró el vocablo: “Melah” = sal, hace la friolera de algunos milenios, como la mejor expresión para un conversador lleno de agudeza, inteligencia despierta, chispa, astucia; “m’mulah” significa salado, y se decía de la persona que era todo menos un tipo obtuso, chato de pensamiento, sin gracia, torpe, lento de entendederas.
Nuestra castellana lengua a una chica graciosa, elocuente, risueña, con chispa le otorga el crédito de que “tiene salero”. Valga pues este condimento como símbolo de alguien intelectualmente penetrante y perceptivo, con perspicacia, para sondear y conocer. Un preclaro ejemplo para describir la realidad de un altiplano –como aquel de Juan Rulfo-, El Llano en llamas- nos hace remontar lo ordinario que puede parecer un desolado territorio, que no por ser plano es chato, romo, sin perfiles, monótono, sin claroscuros, “a vulgo dicto” aburrido; bajo la visión de un gran imaginante resulta todo lo contrario, se convierte en un agro vestido de realismo mágico.
El otro ingrediente: el jocoque, en Aguascalientes nos dispensa toda descripción, aunque vale la pena destacar su origen del nahua ‘xococ’, completamente autóctono pues, que designa esa sabrosa leche agria, que también se remonta a tiempos inmemoriales en el Medio Oriente, que a nivel comercial se obtiene de una cepa liofilizada y a nivel casero de la obtención de un “pie” como método milenario de inoculación. Tras décadas de investigación, Andrés Henestrosa enseñaba que, dirigiéndose a jóvenes o nuevos escritores, “no se pueden excluir los refranes, ya que una de las formas más ingeniosas de retratar la cultura popular y mostrar la sicología, la historia y el mestizaje de los pueblos, luego aclara, las frases se refieren a aspectos humanos y no muestran ninguna idiosincrasia en particular. Y en ese contexto se pregunta: “¿Cuáles serían aquellos refranes que sí contienen en su estructura una palabra indígena o algo que represente el resquemor entre españoles e indios? ¿Cuál entre todos los refranes contiene una denuncia social de nuestro pueblo o su ingenio especial?”, la respuesta tenía que ligarse a aquellos que sí guardan estos eslabones con la vida, la tradición y la cultura mexicanas. Entre ellos, el primero que le venía a mente: “El que con leche se quema, hasta el jocoque le sopla; (aclarando que contra la creencia popular la palabra “jocoque” es indígena)”. Podemos concluir diciendo que el intelectual en la sociedad sí importa. Intervenir de manera grosera, grotesca, miope, antijurídica, injusta al CIDE, sí importa.
2.- Otro conjunto de consecuencias al alterar el orden simbólico frente a otras esferas, lo tenemos en la Política. En este hilo de conversación, el ámbito de las contiendas políticas, me permito referir una aguda observación del sociólogo Bernardo Barranco, para emplazar la controversia que se dio con motivo de las elecciones estatales de Aguascalientes para la gubernatura, 2016, y radicó en que: – Por decisión unánime de los integrantes de la Sala Administrativa y Electoral del Poder Judicial del Estado de Aguascalientes declararon improcedente el juicio de nulidad solicitado por la coalición Aguascalientes grande y para todos, en contra de la pasada elección de gobernador. Los resolutivos se enderezan contra cuatro supuestos agravios: la inelegibilidad del abanderado del Partido Acción Nacional (PAN), la intromisión de la Iglesia católica en el proceso electoral, la entrega de despensas por parte del gobierno municipal y el rebase de los topes de gastos de campaña. (LJA. Política. Rechaza Sala Administrativa y Electoral anular la elección a gobernador. Hilda Hermosillo | 12/08/2016).
En cuyo comentario y análisis Bernardo Barranco con gran salero apostilló: “El pragmatismo político se vuelve mágico mientras el actuar institucional de la Iglesia permanece secular y acechante” (Bernardo Barranco V, La Jornada 22/04/2013. Opinión, p.23). Sin duda nos reporta un marco metodológico al parecer simple pero eficaz. (Mi nota: LJA. Para leer las elecciones. Sábado 30 de Enero, 2016).
Hoy, estamos en presencia de las consecuencias de un fenómeno electoral. México sí eligió al caballero andante, intento de análisis simbólico que en su oportunidad presenté, (Cfr. LJA.MX. Gala en Palacio. Sábado 01/12, 2018), quien salió triunfante de la justa electoral del 1º de julio, 2018, Andrés Manuel parecía reunir el mayor número de características que lo hacen tal, un caballero observante del fuero imaginario de Caballería. Se atrevió a soñar, quiero ser un gran presidente de México; invocó un intangible que resultó el más preciado, la esperanza, sobre todo para los jóvenes; optó por un cambio radical de cosas sobre y contra el Statu Quo del país, vamos por la Cuarta Transformación de México –sobre la Independencia, la Reforma y la Revolución mexicana, y acompasando sus ilustres protagonistas-.
Pero, hoy hay consecuencias. Las esferas que estructuran y dan vida a la sociedad están trastocadas, dislocadas, en conflicto las unas con las otras. No hay ni armonía, ni funcionalidad, ni efectividad, ni productividad, ni unidad, ni mucho menos belleza. Tenemos el desafío de restaurar el orden conculcado.