Andrés Manuel López Obrador indicó que es su deseo que dos exgobernadores priistas representen al gobierno mexicano, la Secretaría de Relaciones Exteriores realiza el anuncio y, de inmediato, el dirigente nacional del PRI los amenaza con la expulsión si aceptan los cargos propuestos por el presidente, Alejandro Moreno les recuerda a Carlos Miguel Aysa González y a Claudia Pavlovich que su militancia está sujeta a los estatutos del partido y que le deben lealtad a México. La amenaza del dirigente priista es una muestra más de lo fracturado que está el sistema de partidos y la lejanía de la clase política con la ciudadanía.
Claudia Pavlovich, exgobernadora de Sonora, fue propuesta para el consulado en Barcelona, mientras que al exgobernador de Campeche, Carlos Miguel Aysa González, se le quiere enviar a la Embajada de México en República Dominicana. Estos políticos comparten su filiación priista, así como que ninguno de los dos pudo mantener para el PRI la entidad federativa que gobernaron, y en las elecciones recientes, los candidatos de Morena ganaron Campeche y Sonora. Si la propuesta de integrarlos al cuerpo diplomático es un premio de López Obrador por haber permitido que ganara Morena, es un asunto que tendrán que resolver los exgobernadores tendrán que arreglar con el partido en el que militan y mal hace el dirigente político en reclamarles porque, se supone, que ellos no podían intervenir en las elecciones, está prohibido por la ley.
En la serie de tuits que les envió Alejandro Moreno a los gobernadores, además de amenazarlos con la expulsión, le indica a Claudia Pavlovich y Carlos Miguel Aysa González que “Las oportunidades que da el PRI deben corresponderse con buen trabajo y resultados, pero también con lealtad a México y a los mexicanos”, otro concepto mal entendido por el dirigente priista. En primera, el trabajo en el consulado o la embajada implican que representan al Estado mexicano, no al “gobierno de Morena”, y sí hay un matiz que importa, que el dirigente esté convencido que partido en el poder y Estado son lo mismo implica la idea que tiene de gobernar.
En más de una ocasión el presidente ha aludido a la lealtad, cuando despide a alguien de su gabinete, López Obrador alude a ella, “Pedimos lealtad a ciegas al proyecto de transformación porque el pueblo nos eligió para eso, para acabar con la corrupción, los abusos, llevar a cabo un gobierno austero y sobrio, para hacer justicia”, ha dicho desde Palacio Nacional. Si los exgobernadores priistas han decidido cambiar su lealtad al PRI para abrazar a la Cuarta Transformación, están en su derecho, y eso los pinta tal como son, convenencieros. Aquí también se equivoca Alejandro Moreno al confundir la lealtad que se le debe al país con la sumisión a unas siglas, el PRI ya no es México (tampoco Morena ni la Cuarta Transformación, ni siquiera López Obrador), ¿qué reclama el dirigente?
Simone Weil en su propuesta para la supresión general de los partidos ha señalado estos vicios y confusiones, el principal: el sometimiento del pensamiento individual a la autoridad del partido; en el caso del berrinche de Alejandro Moreno, además, se refleja la idea de gobierno que tiene el dirigente, como si el poder se ejerciera a partir de una fe ciega a las siglas y debiera responder a un grupo partidaria antes que al interés general. Y no sólo el priista, los reclamos de las facciones partidarias dan cuenta de lo limitado del pensamiento de nuestra clase política al referirse a la representación popular, por eso cada vez es más difícil que en las elecciones ganen las ideas y les entregamos nuestro voto a las caritas sonrientes que plasman en los espectaculares.
Reitero, si Claudia Pavlovich y Carlos Miguel Aysa González ahora se someterán a los caprichos de López Obrador es un asunto que pesará en sus conciencias; en caso de ser aceptados por Barcelona y la República Dominicana, lo que debe importar es que se desempeñen con lealtad a México, no a una persona.
Coda. Luis Echeverría Álvarez cumplió 100 años de edad, en ninguno de los perfiles que se transmitieron se le dejó de señalar por su responsabilidad en la matanza de estudiantes en el 68, tampoco como el represor de movimientos sociales que fue durante su presidencia. López Obrador debería observarse en ese espejo, no se puede ni se debe apostar al juicio de la historia.
@aldan