Nuevamente estamos haciendo teletrabajo a causa de los contagios del ya bien posicionado covid, y como en tiempos pasados, es decir, a inicios del 2020, esperamos que esto pase para volver a la “normalidad”.
La variante ómicron de covid es mucho más contagiosa, pero, como todos lo saben ya, menos agresiva, por lo que algunos despistados no se imaginan que están contagiados y siguen con su vida normal esparciendo por ahí y por allá el virus, y sumando a que se relajaron por completo las medidas de higiene durante las fiestas decembrinas, pues estamos como estamos.
En un santiamén todo el mundo enfermó, sí, quizás exagero y usted, como yo, es uno de esos humanos raros que aún no se contagia ni del original o alguna variante covid, pero la pregunta es ¿quién se ha quedado realmente en casa?
La familia política de una amiga se enfermó de ómicron hace tres semanas debido a que una compañera de trabajo de su sobrina regresó de Cancún infectada, no sabía que era covid del tipo ómicron y, en su trabajo no tienen protocolo de sanidad, por lo que con síntomas de un gran resfriado fue a trabajar y ocasionó un brote en su oficina.
La misma sobrina visitó a su abuela, tíos, primos, repartió besos y abrazos ya sintiéndose mal, pero no fue hasta que “el resfriado” y la tos se volvieron algo mucho más fuerte que decidieron llamar al doctor, quien los visitó en su domicilio y les hizo la prueba en familia.
El resultado de la prueba arrojó varios positivos, el doctor les explicó que era una gripa fuerte, por lo que decidieron no hacer cuarentena, pues “ el doctor dijo que era una gripa”. Dos años después de varias cuarentenas las personas continúan con la creencia de que el covid no es para tanto y que uno puede andar en la calle o en casa sin medidas de prevención repartiendo el virus.
El domingo por la mañana di un recorrido para ver en qué lugares se estaban aplicando las medidas preventivas que hasta ese momento se tenía, aún sin semáforo rojo.
Sabía muy bien lo que encontraría, pues justamente observé lo mismo en el transcurso de la semana, y eso fue que ninguna medida se ha puesto en marcha, inclusive en las grandes cadenas comerciales.
En los tianguis las personas hacían sus compras sin cubrebocas y, evidentemente, sin sana distancia, sin olvidar mencionar que las familias iban completas, desde el más pequeñito hasta el abuelito.
Ya en los comercios formales, algunos no toman la temperatura y otros no tienen cuidado en si uno de sus clientes tiene temperatura, de cualquier forma puede pasar a consumir, pues el termómetro está, pero no hay quien indique si es apropiado o no debido al protocolo sugerido.
En la calle ni se diga, grupos de personas congregadas departiendo sin ninguna sana distancia o cubrebocas de por medio, luego por eso no sólo la familia, sino también la cuadra completa tiene covid, el brote se suscitó por la convivencia sin sana distancia.
Aunque también hay de personas a personas, una amiga llevó a sus hijos a que hicieran anticuerpos contra la covid con unos vecinos contagiados, bajo pretexto de que esta variante es menos invasiva y que se pega tan rápidamente como la varicela, en fin.
El día de hoy como los anteriores nos encontramos en semáforo rojo, otra vez ¿nota, usted, alguna diferencia? Yo sigo viendo los cultos religiosos, los gimnasios y espacios públicos llenos. Es como si en lugar de cuarentena nos hubieran dado vacaciones y pues a la calle, ya que finalmente las clases en línea son x y lo demás, puede esperar.
Todo el país tiene los ojos puestos en Aguascalientes debido a eso, al semáforo rojo, pero a los ciudadanos no nos interesa, quizá sea la percepción de que esta variante no es tan fuerte lo que hace que no nos importe o bien que muchos piensan que las vacunas y la inmunidad por ya haber padecido la enfermedad son suficientes para salvarse, cuando la realidad es que te puede dar muchas veces y la vacuna pues no es una poción mágica.
No fue mala la intención del gobierno en “regresarnos a las casas”, sólo que no funciona así, somos indisciplinados y valemadristas, por lo que hacemos de la vista gorda y le damos a la pachanga.
Todos deseamos volver a una normalidad más normal, es decir, que hagamos escuela en la escuela, trabajo en el trabajo, pero eso no sucederá mientras continuemos como hasta el día de hoy, fingiendo los semáforos rojos y saliendo a diestra y siniestra.
Cuando escucho en los noticiarios nacionales que comentan “Aguascalientes está en semáforo rojo” de inmediato pienso ¿de verdad? Pues en la práctica no es cierto, seguimos más que igual en cada uno de los aspectos de la cotidianeidad.
No vemos el fin de esta pandemia, pero es fácil entender el porqué, primero por las variantes y después por nosotros.
Ya se rompieron los mitos del covid, ya sabemos cómo puede mitigar de a poco, pero no entendemos que con un poquito más de esfuerzo sería más rápido.
Veamos entonces, por nuestra terquedad, cuántas semanas en rojo falso nos aventamos, al fin que con un té de jengibre y dióxido de cloro todo pasa.
Laus Deo
@paulanajber