A las 06:15 am, debes tomar el primer autobús que sale en ruta para poder llegar a las 07:50 am, luego de bajarte del bus y caminar 10 minutos. Las clases comienzan puntuales a las ocho de la mañana y si acumulas retardos te cuentan como falta y si acumulas faltas pierdes el derecho a examen. Además si llegas tarde ya no le agarras el hilo a la clase y te pierdes los primeros apuntes. No importa si te desvelaste haciendo tareas luego de trabajar como mesero por la tarde, a los profes sólo les interesa que llegues a tiempo, no faltes y cumplas con tus tareas para complementar tu calificación obtenida en el examen.
Las autoridades estatales suponen, sin fundamento alguno, que la sola presencia de tu escuela en esta zona en los límites del municipio y considerada de alto riesgo delictivo, servirá para contener la delincuencia y mejorar las condiciones sociales; por supuesto que no es así, pero a ellos no les importas.
Las autoridades municipales de Aguascalientes dicen que no hay personal ni patrullas suficientes que alcancen para cumplir su obligación constitucional de vigilancia preventiva. Por supuesto que eso no los exime de cumplir con el deber de proteger tu integridad, pero a ellos no les importas.
Las autoridades de tu escuela son pusilánimes y no se atreven a tomar una postura firme ante el ayuntamiento de Aguascalientes y el gobierno del estado, por lo que se limitan a sugerirte que camines tus diez minutos hasta la parada del bus en grupo, aunque eso no dé resultado, pero a ellos no les importas.
Ayer te quedaste treinta minutos luego de clases copiando unos apuntes que te faltaban para poder estudiar previo al examen, pues estudias nanotecnología y cualquier información es importante. Saliste del plantel y caminaste cinco minutos hacia la parada del bus cuando fuiste interceptado por dos tipos que se notaban muy drogados, querían quitarte el celular que habías comprado con un año de propinas. No recuerdas exactamente qué sucedió hasta que despertaste en el asiento trasero de la patrulla que te trasladaba al hospital, en los brazos de una joven oficial de policía que te tomaba la mano. “No me dejes morir”, le suplicaste, no me dejes morir. Estudiabas en la Universidad Tecnológica Metropolitana de Aguascalientes y sólo tenías 21 años. Tú no regresaste a casa.
Él tampoco regresó. “Ya le voy a parar”, pensaste a las diez de la noche de ese 27 de diciembre del 2021, pero recordaste que en la cena de fin de año, a tus nietos les gustan los buñuelos de viento que prepara la abuela, tu esposa, y no ajustaban tus ganancias del día para comprarlos. “Le seguiré mañana” pensaste, pero los días han estado flojos y no sabes si ganarás lo necesario para darle el gusto a los nietos así que, decides seguir un par de horas más. No te gusta trabajar de noche pues se cuentan historias terribles de asaltos a los trabajadores del volante ¡Nosotros no les importamos! Es la queja constante entre tus compañeros taxistas, “sabemos que salimos de casa, pero no sabemos si regresaremos”.
Es el último pasaje que subirás, son dos hombres pero vienen acompañados de una mujer y eso es lo que te da confianza. Te equivocaste, te están exigiendo que les entregues el dinero que juntaste durante toda la jornada. Te amenazan con una navaja y tú decides comenzar a zigzaguear tu auto moviendo bruscamente el volante, crees que alguna patrulla pasará por ahí y así llamarás su atención. Te equivocaste otra vez, no hay patrullas, ni oficiales de policía preventiva cercanos.
Por fin detienes tu taxi y bajas corriendo para pedir auxilio, extrañamente los delincuentes no te siguen, salen corriendo en dirección contraria a la tuya; tú sólo logras dar unos pocos pasos antes de caer al piso y darte cuenta que fuiste herido, “ojalá me recupere antes del treinta y uno” piensas mientras se te escapa la vida sin tu saberlo. Tu esposa, tus hijos, tus nietos tendrán la cena más amarga pues a ellos sí les importabas; mientras las autoridades encontrarán todo tipo de excusas para tu muerte y abandonarán a su suerte a tu familia pues ni tú, ni ellos les importan.
Quizás Usted no vuelva a casa. A las autoridades no les importó que el estudiante y el taxista no volvieran a casa, pero a sus seres queridos les importa que Usted regrese sano y salvo luego de realizar sus actividades. Seguramente a Usted le importará que cada uno de los miembros de su familia regrese sin contratiempos al hogar; por eso no podemos permitir más pretextos cuando los hechos revelan la realidad de que en Aguascalientes nos asesinan en las calles.
¡Basta! De permitirles justificaciones a los encargados de nuestra seguridad preventiva: las corporaciones municipales. Hay suficiente dinero público para que cumplan con la vigilancia de nuestra seguridad, el problema es que va a parar a rubros que no son indispensables tales como escuelas taurinas, costosos informes de gobierno y gasto monumental en imagen y medios de comunicación entre muchos otros.
Yo quiero regresar a casa y espero que Usted también pueda hacerlo, pero si no lo exigimos, créame, a ellos no les importa.
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