- Entrevista a Pierre Ducrozet sobre La invención de los cuerpos
- Una novela que funciona como una red que busca atrapar muchos de las transformaciones sociales, culturales y políticas más importantes de los últimos años
Álvaro es un joven y novato profesor, que sobrevive de manera sorpresiva a la terrible noche del 26 de septiembre de 2014, cuando en Iguala, Guerrero, 43 estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa fueron desaparecidos por el crimen organizado, coludido con fuerzas del orden de distintos niveles. Sobrevive, pero no logra superar el trauma de quedar vivo y ser el único testigo de esa noche atroz. Deambula por carreteras, por avenidas, por ciudades del país, hasta que llega a los Estados Unidos. Así da inicio la novela La invención de los cuerpos del escritor francés Pierre Ducrozet, publicada por la editorial Canta Mares, y traducida al español por la escritora mexicana Melina Balcázar. Una novela que funciona como una red que busca atrapar muchos de las transformaciones sociales, culturales y políticas más importantes de los últimos años.
La invención de los cuerpos es una novela sin centro y sin jerarquías, una novela que se desliza por la historia del Internet, para contarnos como la red de redes nació como una utopía, en la que sus iniciadores buscaban transmitir y comunicar información. Ahora Internet es el centro de una batalla política y económica, en la que grandes empresas lucran con nuestros datos que se han transformado en el impulso de una nueva era del capitalismo. Un capitalismo que, al mismo tiempo, lucra de manera brutal con los cuerpos de las personas más desfavorecidas, más desprotegidas. El llamado necro capitalismo como lo llamará la filosofa mexicana Sayak Valencia. Cuerpos que son expropiados, explotados, destruidos, desaparecidos, como vemos en el caso de Ayotzinapa. O como vemos en las investigaciones que adelanta la Doctora Adéle Cara, encargada por el magnate de Silicon Valley, Parker Hayes, de realizar las investigaciones sobre células madre que podría transformar el conocimiento y la forma que tenemos de entender la vida humana. Todo en un afán de alargarla vida humana. La vida de los poderosos. Y es en esa red en donde también aparecen los hackers y los grupos de transhumanistas, que buscan detener estas transformaciones que se dan tanto en el campo tecnológico, biológico y filosófico.
Conversamos con Pierre Ducrozet, uno de los autores más prometedores de la nueva literatura francesa, quien en 217 se hizo acreedor al Premio Flore justamente por La invención de los cuerpos. Es también autor de Requiem pour Lola rouge y Eroica, libro dedicado a la obra de Jean Michel Basquiat. Ducrozet ha mencionado que el arte debe adoptar el modelo del rizoma, no para imitar la realidad, su misión es otra, sino para anticiparla…”
Javier Moro Hernández (JMH): Quería preguntarte sobre temas aparentemente tan disímiles que nos cuenta tu novela: La desaparición de 43 estudiantes de una normal rural en México, y los avances tecnológicos y la fascinación que estos avances tienen en la definición de la nueva corporalidad, una visión capitalista que tiene sobre el cuerpo humano y sus posibilidades. ¿Cómo fue trabajar estos temas?
Pierre Ducrozet (PD): Se construyó un poco así la novela, como una gran red, y quería que se enlazarán cosas que parecen lejanas, pero que en realidad todo está enlazado y forma una misma red, y quería también realizar un viaje por las diferentes violencias que se están realizando sobre los cuerpos, las diferentes invenciones que sobre el cuerpo se están realizan a nivel tecnológico. Aunque se puede pensar, de primera vista, que es una novela que aborda muchos temas, muy variados, pero en realidad me interesaba crear una red que me permitiera pasar de un tema a otro, de un punto a otro, de un espacio a otro. Este movimiento es lo que era en realidad la esencia del proyecto.
JMH: Me parece muy interesante lo que mencionas del tema de las violencias, se habla del necro capitalismo, una visión del capitalismo que toma al cuerpo, al ser humano, como un elemento que puede ser explotado y abandonado. En ese sentido me pareció muy interesante cómo inicias la novela con el personaje de Álvaro, que huye ante el dolor que le representa la desaparición de los estudiantes, pero también que él sabe que es parte externa de esa violencia.
PD: Sí, claro, era justo la posición que quería para él, de actor y de espectador, dentro y fuera, y eso lo hice por una cosa precisa, que era justo que yo no quería deformar nada de lo que ha pasado en ese momento preciso, porque hay mucho trabajo de mucha gente, de periodistas, de investigadores, que han intentado descubrir la realidad, la verdad, aunque esto aún no ha sido posible, y tal vez nunca la sepamos exactamente. En este caso pensé que la ficción solo tendría que acompañar esto y no añadir falsas imágenes, falsas teorías, entonces solo añadí que Álvaro que es profe y que estaba acompañando a los estudiantes, y logra escapar, salvarse, pero no podía escaparse alguien que tuviera un papel más político. Entonces por eso cree este personaje que es al mismo tiempo actor-espectador.
JMH: Justo es a partir de Álvaro que se enlaza el tema de las violencias y de los cuerpos. Los estudiantes desaparecidos son jóvenes pobres, sobre los que el Estado y los grupos delincuenciales los desechan, son cuerpos violentados.
PD: Por eso cuando estaba preparando la novela me di cuenta de que eso tenía que estar dentro, porque en ese momento me di cuenta de que estos hechos eran la violencia más exacerbada, más potente que se puede hacer en los cuerpos, ya que es justo la violencia que proviene del Estado. Los primeros relatos, las primeras noticias que leí de esa noche me impresionaron muchísimo, por el puro instante de violencia. Obviamente después se entera uno de muchos otros detalles, pero esos primeros relatos son de una brutalidad, que me dijeron que la novela debería empezar así, para poder tomar al lector y llevarlo directamente a ese hecho de violencia absoluta, y a partir de ahí llevarlo, o por lo menos intentar llevarlo a otro lado. Claro, ya después viene de ahí una violencia casi más fuerte, simbólica, pero sin duda también brutal, que es la violencia que se genera en Sillicon Valley, que es otra violencia tremenda.
JMH: El personaje que enlaza estas dos vertientes de violencia es Álvaro, pero me pareció muy interesante el viaje, el traslado que hace después de sobrevivir, hacia los Estados Unidos. Hay una parte en donde el narrador menciona que “hacia el sur no hay nada,” tenía que viajar hacia el norte, perderse en ese país en donde los cuerpos pueden perderse, porque Estados Unidos es el país de las oportunidades, pero también el país del anonimato.
PD: Ahí se inicia esa carrera de Álvaro, desde que sale del bus y ya no hay nada que lo vaya a parar. Y se va al norte, aun sabiendo que es una tontería, pero esa frase es clave, porque para él, viajar al sur representa regresar al dolor. Pero también es ahí en donde nace un “hombre bomba”, que en cualquier momento puede explotar entre las manos. Lo sabe desde un principio. Yo veo a los personajes así, los creó como una potencia, y ver hasta dónde llegan, creo que la potencia de Adéle es diferente, la Lyn es otra potencia, pero se juntan en un punto medio, y a ver qué ocurre, qué pasa con esas potencias.
JMH: Mencionabas que la novela está construida como una red de acciones, de personajes. Justo el mundo contemporáneo que retratas en la novela parece estar construido así, como una gran red en donde se enlazan muchos hechos, que parecerían estar desconectados en un principio.
PD: Totalmente, por eso esta idea de forma, porque así funciona nuestro mundo, así funciona nuestro cerebro también. Es interesante el tema de los enlaces, porque es justo haciendo estos enlaces narrativos, a veces aleatorios, así como las sinapsis cerebrales, y las conexiones que se hacen permiten justo que aparezcan realidades nuevas, y es un poco lo que hace la poesía, que crea imágenes nuevas a partir de unir palabras que aparentemente son muy lejanas, como las libres asociaciones del surrealismo, buscaba que la novela también funcionará así, un poco por asociaciones libres, por instinto, por imágenes, me parecía importante e interesante, porque ahí surgen cosas inesperadas, sobre todo para mí.
JMH: Tenemos a Lynn, a Adéle y a Álvaro, que son personajes contestatarios en sí mismos, los tres tienen una historia de búsqueda personal y de contestar a sus circunstancias personales.
PD: Los tres están definidos por lo contestatario, por la oposición que tienen hacia la realidad, cada uno de estos personajes se define por la posición de su cuerpo ante el mundo, ya sea en oposición, ya sea en adhesión, porque también Adéle forma parte de centros de investigación para mejorar el cuerpo, mientras que Lynn está en conflicto con su género, con su cuerpo, con el lugar en el que nace. La idea era hacer un panorama de esos mundos contemporáneos, con la figura de Berne, por encima de ellos tres, y que está adelanto de estos niños, como les llamo y los observa y los acompaña en su rebeldía, en su obsesión. Y eso es muy emocionante, es muy apasionante lo que está pasando en estos momentos con estas nuevas rebeldías, y me parecía importante ponerlo en esta novela, algo que estoy intentando poner en la siguiente novela también.
JMH: El tema de Internet, que inició como una posible utopía y el Internet que tenemos ahora, en donde una parte de esa red está controlada por las grandes empresas.
PD: Por eso hice esta historia a través de Werner, para regresar al origen de Internet, que era totalmente distinto, y que sigue en germen dentro del objeto Internet, todavía funciona en el área descentralizada, todavía funciona como una potencia que puede liberar muchas cosas, mucha información. Por supuesto, también hay cada vez más áreas que están bajo la presión de los grandes grupos que buscan controlarla, pero es un objeto de lucha política y eso es muy importante saberlo, porque cuando no lo sabes te dejas ir, y por eso uno deja por ahí sus datos personales, y no sabemos a quién se las estamos dejando. Entonces investigar la historia de Internet nos permite ver el gran giro que ha dado, y también debemos recordar que los hackers aún luchan por ese objeto político que es muy importante.
JMH: Tu novela también retoma el tema de los hackers y de la lucha política por Internet, que es un tema esencial en estos momentos. Porque también se está planteando, como lo mencionas, las posibilidades de transformación del cuerpo; los lentes de Google, por ejemplo. Las transformaciones físicas generadas a través de la tecnología.
PD: Toda la lucha del transhumanismo, del cuerpo, de la inmortalidad, transita por Internet, ya que todos esos grupos empezaron por Internet, es decir las mismas Facebook, Google, empezaron ahí, pero ya no es el Internet solamente. Está en otros campos, está en la biología, está en los límites del cuerpo humano, está en Marte, está en los viajes espaciales. Es decir, tienen como dos kilómetros de ventaja, y es partir de que me adentré en esos temas es que descubrí muchas cosas escalofriantes, pero es importante saberlo, porque estás hablando de las personas con más poder del mundo y no sabemos ni qué piensan ni quienes son, ni lo que quieren.
JMH: Personas que han construido una imagen pública de benefactores, que apoyan la investigación, que apoyan a las nuevas empresas de tecnología. Pero lo que está sucediendo en Sillicon Valley es una versión nueva del capitalismo, es una versión de un capitalismo en donde es imposible rentar una casa en una ciudad que fue el centro de la contracultura en el siglo pasado.
PD: Es un capitalismo llevado al extremo, un liberalismo y un individualismo llevado a su extremo, y llega a esa idea, que parece inventada, pero que es completamente real, de inventar islas que estén fuera de los países, fuera de los Estados, para poder hacer exactamente lo que quieren, sin tener que pagar impuestos, sin tener ningún tipo de responsabilidad, que es la idea libertariana extrema. Cuando yo leí sobre la construcción de una isla como la que Berne quiere hacer en la novela era solo un proyecto, ahora ya se están construyendo en Polinesia, ya se está haciendo. Otra vez es la idea de que hay que saber, hay que conocer, que en esos espacios se está intentando inventar un sistema tan extremo.