¿Escribir para qué?/ Alegorías Cotidianas  - LJA Aguascalientes
21/11/2024

Las cosas, en los últimos años han cambiado drásticamente. La tecnología ha dispersado nuestra atención y pareciera que muchas cosas que antes eran importantes, ahora no lo son.

Todo cambia, la manera en la que vivimos, percibimos las cosas y convivimos, mucho más después de esta pandemia. El cambio no había sido tan notorio hasta que llegó “la nueva normalidad”, es ahí donde apreciamos el gran cambio que ha tenido todo en los últimos años.

Más cerca y más lejos la virtualidad nos ha llevado a cambiar la manera de comunicarnos y también nos ha vuelto más perezosos. Antes leíamos sin parar mientras que poco a poco nos hemos ido acostumbrando a leer menos y consumir más contenido audiovisual, que no está mal mientras sepamos elegir de donde lo vemos.

Los daños colaterales de leer menos son notorios y los desempeños de los universitarios. Los índices de reprobación aumentan sin que podamos remediar algo y ¿sabe usted por qué? porque no saben leer instrucciones.

Pensamos que como todos saben leer ahora y el índice de analfabetismo bajó considerablemente no tenemos de qué preocuparnos sin embargo, ahora tenemos obsolescentes dinámicos que gracias a la tecnología no pueden desarrollar sus habilidades de comprensión oral y escrita, mucho menos de expresión de las mismas.

Y es que saber leer y escribir bien nos ayuda a vivir mejor y lograr nuestras metas. Cada día es más difícil encontrar jóvenes que sepan realmente leer y escribir bien, ahora que sin una buena comprensión lectora las matemáticas son aún más difíciles.

En las aulas lo vemos, no es lo mismo el haber recibido a unos chicos que terminaron su bachillerato con 2 o 3 meses de clases en línea en 2020 a la generación que inició sus estudios universitarios en septiembre de 2021. La diferencia es enorme.

Antes, el bachillerato era la última oportunidad para muchos de darse un baño de cultura mientras que ahora nada de eso ocurre y mientras más pasa el tiempo peor se ponen las cosas.

El problema es que si no comprenden una instrucción para resolver un problema sencillo tampoco serán capaces de resolver situaciones con una mayor complejidad en la vida cotidiana y laboral.


Algunas empresas han comenzado a contratar a gente mayor de 40 años porque los recién egresados de las universidades, quienes serían la mano de obra calificada y empapados de las nuevas tendencias, no son capaces de resolver problemas y piden tiempo para buscar respuestas en internet y, como en muchas empresas el uso de los teléfonos celulares está prohibido, sus conocimiento no son suficientes para que continúen trabajando en el mismo puesto ya que la capacitación extra en las líneas de producción y las oficinas conllevan un costo extra y el tiempo perdido también es dinero.

Pero qué pasa si preguntamos a los jóvenes si les gusta leer. De los 60 estudiantes universitarios que tengo actualmente solo 2 gustan de la lectura y los demás fingen, por lo menos, leer lo que corresponde a sus estudios universitarios.

Para fijar el conocimiento es importante el ponerlo en práctica para recordarlo siempre, la lectura es parte importante de ello pues entre más leamos más se clarifican las dudas y mayor es el conocimiento pero sin la lectura constante el resultado es lo que tenemos al día de hoy, no hay comprensión lectora, no hay aprendizaje, no hay conocimiento.

Sin leer estamos inmersos en una sociedad que no se interesa por la sociedad. Estamos inmersos en un mundo de imágenes muchas de ellas falsas y se intenta copiar eso que transmiten. Antes, los héroes salían de los libros e inspiraban vida, hacían cambios estructurales en las vidas de las personas y la cultura se transformaba. Hoy en día en ocasiones es difícil el encontrar si ciertas cosas son cultura e irremediablemente perdemos lectores.

Desde las aulas tenemos la obligación de mantener nuestro legado, la lectura, de promoverla, defenderla y convertirla en el instrumento que puede derribar barreras. La ignorancia, el desinterés y la falta de otredad no pueden combatirse únicamente con fragmentos de videos sino con una lectura profunda que lo transforme todo y ese todo somos nosotros.

Recobrar una parte de nuestro pasado puede ocasionar un cambio de rumbo, una sociedad menos manipulable y con mayor criterio. La educación en México es el resultado de las decisiones de nuestros gobernantes pero como sociedad, como familia mexicana, cada uno tenemos la libertad de elegir si queremos quedarnos con lo poco que nos da o ir más allá gracias a los escritores que nos inspiran, aportan conocimiento y nos muestran que el futuro del país no tiene que centrarse en un poder que nos guía con los ojos vendados sino que podemos observar, y crear nuestro criterio gracias a lo que aprendimos de los libros por el pensamiento crítico que se comparte allí y marca la diferencia.

¿Escribir para qué? es una pregunta que constantemente me hago cuando veo el desgano y la resistencia de los jóvenes.

¿Escribir para qué? solo tiene una respuesta, y es que mientras se logre interesar a una persona en la lectura, la lucha nunca estará perdida.

Laus Deo

@paulanajber


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