Resentimiento/ Bajo presión - LJA Aguascalientes
15/11/2024

Rencor y resentimiento son emociones fáciles de confundir, ambas se generan a partir de daño que alguien nos causa y la reacción a ese agravio, real o imaginario, es básicamente la misma, la diferencia está en las consecuencias, el resentimiento acumulado suele generar rencor, un deseo de venganza difícil de satisfacer y que, con el paso del tiempo, se hace más destructivo. En un país como el nuestro, cuyo defecto principal es la desigualdad, no es sencillo escapar al resentimiento, a esa sensación de deuda no saldada porque se nos ha negado una oportunidad.

El resentimiento puede ser pasajero, de solución fácil, especialmente cuando se consideran todos los factores que nos colocan en esa situación, al considerar lo que nos provoca la desigualdad, sin ser la solución, la confianza en cumplir nuestras aspiraciones puede auxiliar a relegar esa emoción y no acumularla, entender, como quería Ortega y Gasset: “Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo”.

Constantemente defenestradas las aspiraciones de la clase media desde la conferencia matutina del presidente, el discurso indica que a Andrés Manuel López Obrador sólo le interesa ir sembrando rencores para, en su momento, apuntalar en ese deseo de venganza cualquiera de sus iniciativas, desde su política pública asistencialista hasta el odio mínimo que siente hacia quien considera sus adversarios.

En el Presupuesto de Egresos aprobado por la Cámara de Diputados, sin moverle o agregarle una sola coma a lo que presentó López Obrador, la serie de recortes presupuestales indican los afectos presidenciales, ¿de qué otra manera entender la posición a la que el Ejecutivo, con el aval del Legislativo, han colocado al Instituto Nacional Electoral? Con el presupuesto otorgado, el INE simplemente no puede realizar el ejercicio de revocación de mandato. No importa cuántas veces y cuántos funcionarios declaren y prueben las mentiras de la bancada de Morena, el Partido del Trabajo y el mismo presidente, en el discurso oficial se impone la versión de que el INE se niega al mínimo sacrificio con tal de afectar al pueblo bueno.

Sin ningún empacho, López Obrador declara en la mañanera la fórmula para que el INE cumpla con la ley: “que lleven a cabo un plan de austeridad, que se bajen los sueldos. Ganan mucho, los consejeros ganan el doble de lo que gana el presidente, se ‘rayan’; que ya le bajen a los viáticos, a las comidas y los vinos, y a todos los gastos superfluos. Austeridad republicana y alcanza el presupuesto”. Y no, no alcanza, probado con números, dicho por el consejero presidente en su comparecencia ante la Cámara de Diputados, reiterado una y otra vez por el conjunto de consejeros del INE en diversos medios de comunicación, pero nada de eso importa, porque ya López Obrador declaró que todo consiste en recortar aquellos gastos que hacen de los funcionarios públicos una élite dorada maléfica que goza de abusar del pueblo.

López Obrador seguirá cosechando en el resentimiento de un país de desigualdades, azuzando hacia el rencor entre quienes, confiados en su caudillo, se han quedado sin permiso para tener aspiraciones a una mejoría y sólo les queda revivir constantemente el daño recibido, real o imaginario.

Al INE sólo le queda esperar la resolución de la Suprema Corte de Justicia de la Nación al obligarlo a lo imposible, el presidente López Obrador no se verá en la necesidad de pensar en cómo alimenta el resentimiento entre sus gobernados, porque las consecuencias no serán inmediatas y él ya dijo que una vez que termine su mandato se irá a La Chingada, allá, en su propiedad, podrá como Pedro Páramo, desmoronarse como un montón de piedras, lejano de los efectos de los rencores cosechados.

Coda. En Siglo pasado (desenlace), poemario de José Emilio Pacheco, hallo este poema, que bien podría murmurarse López Obrador una vez que se retire a su rancho:

Encuentro


Ya me encontré a mí mismo en una esquina del tiempo.

No quise dirigirme la palabra,

en venganza por todo lo que me he hecho con saña.

Y me seguí de largo y me dejé hablando solo

-con gran resentimiento por supuesto.

 

@aldan


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Director editorial de La Jornada Aguascalientes
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