Siempre que nos encontramos en un proceso electoral, de la naturaleza que sea, uno de los objetivos de las autoridades electorales, de manera conjunta con los partidos políticos, es el de fomentar la participación ciudadana en el mismo. La premisa en la que se fundamenta la democracia es, precisamente, el hecho de que sean las y los ciudadanos quienes, a través de su opinión, elijan alguna de las opciones que se someten a su consideración, entrando en juego otros conceptos, más políticos que jurídicos, como el de la legitimidad: las personas que nos gobiernan adquirirán más o menos legitimidad en función del número de personas que participen, considerando a aquellas que potencialmente podrían hacerlo, como una suerte de capital político que crece en la misma medida. La legalidad del proceso se brinda cuando todos los que participan lo hacen con estricto apego a las reglas preestablecidas del juego.
Por eso, de acuerdo con nuestro sistema, cualquier persona que aspire a un cargo público, obtendrá el triunfo siempre y cuando tenga más opiniones favorables, traducidas en votos, que sus contrincantes. En el absurdo que solamente participara una persona como votante, ella sola elegiría al ganador. La elección sería legal, pero carecería de legitimidad ya que una sola persona ha decidido por todo un pueblo. En el ideal, todas y todos los habitantes de una demarcación acudimos a las urnas a elegir a nuestras y nuestros representantes, y entre todos acordamos quien nos gobierne.
No obstante, esta es solamente una forma de participación dentro del proceso electoral, y no es la única. A la que me quiero referir en esta columna, es a la forma que poseemos las y los ciudadanos para convertirnos en autoridad electoral.
Por definición, el estado de Aguascalientes se divide en dieciocho distritos electorales, en cada uno de los cuales se elegirá una o un diputado local. En cada uno de los distritos electorales habrá de conformarse un consejo, conformado por ciudadanas y ciudadanos de diversa índole que tienen un común denominador: el deseo de participar.
En esta ocasión, para el proceso electoral venidero, no habremos de elegir diputaciones, no obstante, la propia ley dispone que se integren estas autoridades porque serán las encargadas de organizar la elección de la gubernatura en su circunscripción. Esto es, el resultado de la votación, contada en cada casilla electoral, será concentrada en los consejos distritales para posteriormente ser remitidos al Consejo General, cuya labor será la de realizar el cómputo final, es decir, la sumatoria de los resultados de cada uno de los distritos.
No es la única actividad de los consejos para el proceso, pues si bien estos órganos desconcentrados son temporales, sus funciones inician desde la primera semana de febrero del año de la elección en los recorridos que hacen en sus demarcaciones territoriales para verificar que las casillas electorales se instalen en las ubicaciones idóneas, tanto por cubrir los requisitos legales, como por encontrarse en las mejores condiciones logísticas. Además sesionan constantemente para atender las necesidades de las y los representantes de los partidos políticos, verificar que las campañas se realicen en las mejores condiciones de igualdad que proporciona la ley.
También estas autoridades serán quienes estén al cuidado de que la impresión, conteo y sellado de las boletas electorales se realicen de manera efectiva, garantizando con ello que en cada una de las casillas habrá una boleta para cada persona que se encuentre inscrita para poder ejercer su derecho a votar.
Estas autoridades electorales distritales se conforman mediante un procedimiento establecido en la ley que privilegia su integración paritaria en igualdad de circunstancias para hombres y mujeres. No se requiere una escolaridad en específico, sino el interés por participar, atender la convocatoria, reunir los requisitos, presentar un examen de conocimientos básicos y una entrevista. La convocatoria señalada, estará disponible para la ciudadanía a partir de este próximo lunes. Invito desde estas líneas a que estemos atentos de su publicación y de todo el procedimiento.
Participar, como valor a través del cual se ejerce la democracia, significa tomar parte. Tomar la parte que nos corresponde como ciudadanía para hacer de nuestra tierra un lugar mejor para vivir. Una buena manera no solo de involucrarse, sino de vivir el proceso electoral desde el punto de vista de la autoridad, es la de integrar un consejo distrital electoral. No desaprovechemos la oportunidad que se nos abre de una participación decidida.
@LanderosIEE | /LanderosIEE