Here is a plea from my heart to you
Nobody knows me as well as you do
You know how hard it is for me to shake the disease
That takes hold of my tongue in situations like these…
Shake the disease – Depeche Mode
El contexto en el que la pandemia de covid-19 nos ha mantenido desde hace casi dos años, todavía da para continuar la reflexión sobre nuestras formas de relacionarnos colectivamente. En la circunstancia impelida por la contingencia, el factor económico (de economía política, que es a fin de cuentas la concepción y la práctica de los mecanismos de dominación a partir del acceso a la riqueza material) sigue como uno de los factores más importantes a destacar.
Así, al hablar de relaciones económicas globales, de dominación política, y de acceso a la riqueza entre las sociedades de los países, debemos hablar del G-20. Éste es un conjunto de países (19 naciones y la Unión Europea) conformado por los estados más poderosos económicamente. Esta reunión de países tiene el objetivo de coordinar esfuerzos intergubernamentales para superar la crisis, mejorar el empleo y garantizar el sostenimiento de la economía. Las naciones que lo integran, controlan el 85% de la economía global.
Así, el G-20 ha trabajado para buscar la vacunación universal para proteger a la población mundial contra el covid-19. De acuerdo a sus proyecciones, se espera que en 2022 el 70% de la población del mundo haya sido vacunada. Para lograr esto, se han enfrentado a un obstáculo primordial: el capitalismo.
La gratuidad, el acceso universal, y la subsidiariedad de elementos implícitos en los derechos humanos (concretamente el derecho a la salud) no pueden ponerse al arbitrio del mercado. Si así fuera, como en muchas partes lo es, la salud, la calidad de vida, y la subsistencia serían algo reservado sólo para quienes pudieran pagarlo.
Para lograr ese ambicioso objetivo, el G-20 se plantea no sólo repartir vacunas a los países pobres. Implica también promover el desarrollo científico y tecnológico en países que apenas tienen para los servicios básicos a su población. Es decir, los ricos se enfrentan a la realidad de que, para su propia subsistencia y desarrollo, necesitan de la subsistencia y el desarrollo de los pobres.
Esta premisa elemental se opone al capitalismo depredador que ha moldeado la política económica global. Es una cuestión de equidad, y de justicia. Hay un hecho fundamental: si hay países ricos es, necesariamente, porque hay países pobres. La riqueza de uno crece en la medida en la que se profundiza la pobreza de otro. Es un escenario que nos pone en cara una realidad: la única minoría peligrosa para el sostenimiento global, son los ricos.
En medio de esto, tres notas ponen un punto de alerta. La primera, internacional. De acuerdo a la BBC, China pide a sus ciudadanos que se aprovisionen de productos esenciales en caso de emergencia. El anuncio fue dado a principios de esta semana por el Ministerio de Comercio de aquel país, en medio de nuevos confinamientos motivados por brotes de covid. Igualmente, el ministerio pidió a las autoridades locales mantener las cadenas de suministro funcionando y los precios estables. Previsiblemente, este anuncio desencadenó psicosis social y compras de pánico en distintas regiones de China.
Las dos notas restantes son nacionales. Por un lado, de acuerdo a El Universal, la Subdirección de Adquisiciones de la Secretaría de la Defensa acaba de lanzar una licitación para contratar un servicio de oxígeno medicinal dedicado a reactivar las instalaciones sanitarias militares que atienden pacientes con covid-19. La nota afirma: “Nos hacen ver que, o la Sedena, a cargo del general Luis Cresencio Sandoval, es muy precavida; o se prepara ante una eventual cuarta ola de covid para este fin de año e inicio de 2022”.
Paralelamente, el mismo diario recoge declaraciones del subsecretario de salud de nuestro país, Hugo López Gatell, en las que insta a la población a mantener el uso de cubrebocas en espacios abiertos, al menos hasta que a nivel mundial se estabilice el comportamiento de la pandemia. Esta declaración fue dada a reporteros en el marco del arranque de la campaña nacional de vacunación contra la influenza.
En concreto. Los países ricos se esmeran en favorecer de manera acelerada a los países pobres para el desarrollo científico y tecnológico que les permita manejar mejor la pandemia, así como propiciar e impulsar ambiciosas campañas de vacunación contra el covid-19, en el corto plazo de 2022. En el mismo contexto, China insta a su población a adquirir insumos y productos de manera preventiva a nuevos grandes confinamientos, y la Sedena acopia oxígeno medicinal para sus instalaciones sanitarias dedicadas a la atención Covid. Ante esto, lo que es posible anticipar es que (frente a una hipotética cuarta ola de la actual pandemia) el capitalismo y algunos gobiernos estarán dando estertores cuyas víctimas, como siempre, serán las franjas históricamente más vulneradas de las sociedades.
@_alan_santacruz
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