Como usted lo sabe, la ansiedad es una de las enfermedades mentales que está muy presente en nuestras vidas gracias al estrés cotidiano. Presa de esta enfermedad y en negación total (claro hasta que no pude más) de tomar medicamento, una buena amiga me dio una serie de consejos para sobrepasar los episodios de ansiedad entre flores de Bach, técnicas de terapias psicológicas y lecturas. Me sorprendió bastante que entre la lista de lecturas sugeridas se encontraban dos libros que hacían referencia a Platón y son Más Platón y menos Prozac, así como El banquete.
En un principio pensé en releer Más Platón y menos Prozac pero finalmente me decidí por El banquete, puesto que, naturalmente fue escrito mucho antes de que se inventara el Prozac.
El amor es uno de los temas más divulgados en el mundo por todas las generaciones de la humanidad, sin lugar a duda es un valor que rige nuestra vida cotidiana, pero alguna vez se ha preguntado de cuántas maneras se puede descifrar. Podemos encontrar miles de explicaciones, todas diferentes, cada una de ellas importante según el punto de vista de quién lo ve, pero reunir varias interpretaciones en una tertulia fue el trabajo de Platón en su libro El banquete.
Platón nos habla del amor desde seis puntos de vista, podemos decir que lo interpreta diversamente para él, el amor es la fidelidad, la unión indisoluble de dos almas; la falta de alguna de ellas es la muerte segura, podríamos decir que es la base del amor platónico, pero no con la acepción actual, naturalmente, sino con la que le dio el autor en su época.
El banquete nos introduce al ciclo amoroso de unos hombres extraordinarios, los cuales afirman que sin amor el mundo no marcha. En sus voces, Platón discute la decisión de los dioses de dividir a los hombres para que busquen su opuesto que los llenen de placer y felicidad. Platón nos da unos discursos exhaustivos del amor, pausado y dirigido a todo tipo de ser humano, el sensible, el apasionado, el adúltero, el frío y el joven. Todo ello reafirma que los hombres no son producto de sí mismos, sino de la búsqueda de sí, en el otro opuesto a él mismo. Aunque en ocasiones nuestra alma no puede ser un hombre, sino que puede ser una materia, amor al cual se le puede denominar “amor al arte”.
El autor decide hablar del amor a manera de discurso monológico, en el cual cada personaje responde a sus propias preguntas, bajo el punto de vista de la hipótesis de cada uno de ellos, se denomina el amor de diversas maneras, siendo estás únicas e indisolubles a la mirada de los otros, escuchas fieles de las voces ajenas, que respetan la construcción y destrucción que estos hacen de la materia del amor.
En este libro Platón nos enseña el respeto al amor, el propio y el ajeno, y nos da su punto de vista como filósofo, narrando los hechos ocurridos un día en el que hombres extraordinarios se reunieron a hablar del complemento de todo ser humano. Pueden pasar siglos y sin embargo, no encontraremos otro valor que cuestione tanto la existencia del ser humano, así como su flaqueza ante la vida, bajo diferentes nombres y figuras por la eternidad llevará un nombre: amor.
Algunos comentan, que no hay mejor hora para discutir algún tema en particular como la sobremesa, pero en ocasiones no se hace muy bien la digestión porque le falta ritmo, y con esto no me refiero a que le falte música, no al contrario, sino a la falta del ritmo armónico que llevan los órganos encargados de la digestión. Por eso Platón nos dice que no hay mejor momento para filosofar que el producido al llegar a El banquete.
Pareciera que en estos momentos de la situación de la salud mental quizá estemos un poco como lo sugiere Jaime Sabines, en cuestiones del amor: “Me dueles, mansamente, insoportablemente me dueles. Toma mi cabeza. Córtame el cuello. Nada queda de mí después de este amor”.
Así que si nos encontramos en la situación de la poesía de Sabines, Más Platón y menos Prozac quizá pueda liberar un poco la pena. Este último libro fue escrito por Lou Marinoff, un profesor de Filosofía del City College de Nueva York, donde nos resume la historia de la filosofía para posteriormente demostrar, con algunos casos prácticos, que la filosofía puede mejorar los estados mentales de las personas.
Naturalmente, la parte técnica de la terapia filosófica puede ser cuestionada por los especialistas, mientras que los lectores, sin poder asegurar que somos curados de una manera u otra encontramos un remanso de paz mientras leemos y nos transportamos a un espacio diferente al que nuestra situación de estrés cotidiano establece.
Lo que puede mantener nuestra atención de manera más positiva es observar cómo está evolucionando la filosofía actualmente, al mismo tiempo de la tecnología.
Un ejemplo de la evolución es la visión actual del amor y del amor platónico. Ahora las redes sociales, en la distracción que nos producen, nos mantiene lejos de los cercanos e idílicamente cercanos a quienes están lejos, sin que en muchos de los casos seamos capaces de romper las fronteras y permitirse vivir el amor.
En la actualidad pareciera que la idea del amor eterno no existe más y que los momentos son más importantes de lo que pudiera perdurar con el paso del tiempo.
En caso de que, usted como yo, tenga momentos en los que prefiera más Prozac, recuerde que la literatura puede siempre transformar nuestras vidas, y es una manera también de fortalecer el amor propio así que, filosóficamente o no, leamos, leamos, leamos.
Laus Deo
@paulanajber