En los últimos tres años hemos comprado dos aspiradoras y estamos a punto de adquirir una tercera y nos preguntamos cómo puede suceder eso cuando mi madre tuvo la misma aspiradora por 30 años. ¿Los fabricantes han bajado la calidad de sus productos? ¿es acaso un engaño para invertir más y más?
No es que la calidad de las aspiradoras hoy en día sea baja, aunque parezca lo contrario, lo que sucede es que los aparatos en general están hechos para que se descompongan y tengamos que cambiarlos en dos o tres años. Así, no queda otro remedio más que hablar a un técnico en reparación para que haga funcionar de nuevo la aspiradora, lavadora, el refrigerador, la computadora hasta que un día el técnico no puede hacerlo encender de nuevo y pronuncia esas palabras que por nada del mundo queremos escuchar “ es obsoleto” ya no se puede reparar. Lo más sencillo es volver a comprar otro, nuevo o más reciente pero esta realidad tiene un nombre: Obsolescencia Programada.
La durabilidad de los aparatos es cada vez más corta. Antes podíamos reparar los aparatos una y mil veces o hasta se reparaban solos, y volvían a funcionar después de un tiempo de no utilizarlos o bien podíamos hacerlo nosotros mismos pero en ocasiones es imposible, ya que un elemento se descompone hay que cambiar todo.
Cuando algo se vuelve obsoleto hay que cambiarlo por uno nuevo así que no hay manera alguna de lograr una reparación como sucede con las computadoras, las pantallas planas que tienen una duración de entre 4 o 5 años. Muchos de los componentes vienen pegados así que eso hace muy complicada la reparación y eso limita aún más la duración de los aparatos. Lo mismo sucede con las impresoras, que tiene una vida promedio de 3 o 4 años y ni qué decir de las baterías de los teléfonos y las tabletas que solo nos dan entre 2 y tres años de uso.
Aunque “caducan” muy pronto los aparatos electrónicos se busca extender su vida útil por medio de la reparación, mientras que algunos usuarios de los aparatos, sin pensarlo lo tiran a la basura. Lo que no se ha pensado sobre esta obsolescencia programada es el daño ecológico que se produce con todos los aparatos que sin remedio alguno fueron desechados.
La obsolescencia programada inició en la depresión de 1929 con los focos. En esa época duraban miles de horas y eso no era rentable para los empresarios así que decidieron comenzar a fabricar focos con una duración máxima de 1,500 horas y, como lo comprobamos con los focos regulares antes de la luz led, así ocurría.
Hay varios tipos de obsolescencia por ejemplo, cuando un aparato no funciona más y no hay manera de revivirlo.
En la actualidad el problema es la compatibilidad es otro tipo de obsolescencia. Como lo que ocurrió hace poco con los sistemas operativos de algunas computadoras, tabletas y teléfonos. Indiscutiblemente llega un momento en el que ya no son lo suficientemente poderosos como para soportar un nuevo sistema operativo y simplemente dejan de funcionar.
Y qué decir de la publicidad que invita a los clientes a cambiar los modelos de sus gadgets simplemente para estar a la última moda. Ese tipo de publicidad es muy eficaz entre los jóvenes quienes desean constantemente estar cambiando de teléfonos cada vez que un modelo nuevo aparece es como otro tipo de obsolescencia, la estética.
Lamentablemente esta práctica continuará sin parar y, nosotros como usuarios estaremos cambiando constantemente de aparatos electrónicos o electrodomésticos constantemente porque no se puede comprobar que la duración de los mismos es programada para continuar con el consumo indefinido del producto.
Lo que podemos hacer es crear una iniciativa donde tratemos de desechar lo menos posible los aparatos electrónicos alargando su vida. Reparamos los gadgets, la lavadora o licuadora para maximizar su tiempo de vida y cuando estos no puedan mas no los tiramos a la basura sino que los llevamos a los centros donde pueden ser reutilizadas sus piezas o bien descontaminadas.
También podemos continuar con la tradición de donar los aparatos que ya no usaremos, así volvemos a darles mayor tiempo de vida y se evita la pronta contaminación.
Aunque los tiempos de vida de los electrodomésticos y aparatos electrónicos es poca mientras tratemos de extender su tiempo de vida apoyamos la economía social al contratar a los técnicos y evitamos caer en la trampa de la industria, sólo un poco más.
En ocasiones cuesta un poco de trabajo el no caer en la tentación de cambiar nuestros aparatos pero el impacto con el medio ambiente vale la pena, pues mientras no se demuestre que fueron producidos con una duración determinada no podrá haber una legislación que les dé mayor duración y evite que gastemos y gastemos en una misma cosa muchas veces.
Es importante que a las nuevas generaciones les enseñemos a no caer en la trampa y tratar de hacer que los tiempos de los aparatos sean mayores gracias al cuidado, la reparación y, aunque no lo crea, la lectura de los manuales de usuarios que optimizan el uso de los mismo.
Quisiéramos que algunos aparatos fueran fabricados sin tiempo determinado pero solo nuestras acciones podrán tener un impacto en el medio ambiente, si lo decidimos.
Laus Deo
@paulanajber