El próximo año concluye la actual administración estatal en Aguascalientes, misma que si bien ha realizado una gestión buena, por ejemplo, en materia de desarrollo económico, salud o educación, distintos asuntos de movilidad previsiblemente quedarán pendientes e inconclusos. Veamos.
En cuanto a movilidad vehicular, el gobierno ha invertido más de 2 mil millones de pesos en pasos a desnivel y distribuidores viales para consolidar el circuito de “flujo continuo” en Segundo Anillo, el cual, según la administración, solucionará gran parte de los problemas de tráfico en la entidad. ¿Es realmente ese circuito una solución integral a los retos de movilidad en Aguascalientes? En primer lugar, hay que enfatizar que esa infraestructura beneficia únicamente a quienes utilizan el automóvil, y no a quienes se desplazan en transporte público, a pie o en bicicleta. Por lo tanto, considerando que el Plan Estatal de Desarrollo 2016-2022 indica que solo el 33 por ciento de los viajes diarios en Aguascalientes se realiza en automóvil, la inversión en ese circuito solo beneficiará directamente a esa población. En comparación, ¿cuánta inversión se ha destinado a otros modos de transporte?
Por otro lado, habrá que analizar si el supuesto ahorro de tiempo para los automovilistas derivado del circuito de flujo continuo perdura con los años o si, como sugiere la evidencia histórica y empírica en el mundo, ese ahorro se reduce a niveles marginales debido al fenómeno de demanda inducida que, en resumen, incentiva el crecimiento del parque vehicular y el uso indiscriminado del automóvil hasta saturar nuevamente la infraestructura vial. En ese contexto, un estudio del IMCO (2019) asegura que en Aguascalientes un automovilista pierde 33 horas al año en el tráfico vehicular, de manera que, si el circuito de flujo continuo realmente es efectivo, el supuesto ahorro de tiempo debería mantenerse con los años. ¿Será?
En relación con la movilidad vehicular, también es importante mencionar que el número de hechos de tránsito innegablemente ha aumentado, muchos de los cuales ocurren en los nuevos pasos a desnivel. ¿Qué ha hecho entonces el gobierno estatal para prevenir los accidentes y controlar la velocidad vehicular, por ejemplo, en su proyecto de movilidad en Segundo Anillo más allá de responsabilizar a otros niveles de gobierno? La respuesta es simple: la seguridad vial es un reto sin atender y cada vez más preocupante en Aguascalientes.
En materia de transporte público, el gobierno ha invertido en la renovación de una parte de la flota de autobuses, lo que desde luego mejora la experiencia de los usuarios; no obstante, el servicio, es decir, la frecuencia, puntualidad, confiabilidad, seguridad y eficiencia del transporte, sigue siendo deficiente. Y si bien el gobierno asegura que en estos años se ha dedicado a reestructurar el modelo de operación, la realidad es que la mejora tangible del servicio –y constatable mediante la experiencia de las personas– sigue siendo un asunto pendiente. Incluso algunas de las promesas iniciales como la implementación de un sistema de pago electrónico para evitar el uso de dinero en efectivo y permitir transbordos entre rutas sin un costo adicional siguen sin poderse concretar.
Por otra parte, el gobierno está ejecutando algunas obras para crear nuevas terminales de transporte que desde luego son pieza clave de un sistema, pero no se ha construido ninguna otra infraestructura específica para el transporte público como carriles exclusivos o preferenciales para facilitar a los autobuses circular de manera continua y evitar el tráfico, o bahías para rebasar o realizar paradas sin obstaculizar la circulación vehicular. En otras palabras, la mejora integral del servicio de transporte público –considerando tanto los vehículos como la infraestructura y la operación– aún tiene un largo camino por recorrer, y muy seguramente le corresponderá a la próxima administración estatal lograr mejoras más tangibles.
Finalmente, en materia de ciclismo urbano, el gobierno estatal ha construido algunos tramos de ciclovías, muchos de los cuales no garantizan una experiencia realmente segura, cómoda y eficiente para los ciclistas pues las dimensiones de esa infraestructura no solo son mínimas, sino que además el pavimento es sumamente irregular y la separación de los carriles vehiculares es cada día más difusa. Además, la red de infraestructura ciclista sigue estando altamente fragmentada, de manera que existen tramos sin continuidad o que no siempre conectan destinos de interés o con aforos importantes de ciclistas. La movilidad ciclista, por lo tanto, sigue siendo poco atractiva para quienes hoy en día se desplazan en otros modos de transporte e insegura para quienes ya utilizan la bicicleta.
En conclusión, el actual gobierno estatal ha promovido activamente la agenda de movilidad en el discurso, pero en la práctica los logros han sido dispersos, poco claros y, en muchos casos, limitados. Además, es evidente que la inversión y el capital político se han destinado principalmente al automóvil por encima de la movilidad sostenible, es decir, el transporte público y los modos no motorizados. ¿Alcanzará el gobierno estatal nuevos logros en esta materia en el último año de la administración?
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