¡Algo trama! Pensó esta cocinera cuando recibí una invitación del diputado Jaime González de León para revisar una ley y hacer propuestas sobre ella.
Ahí acudo a esa sesión con el escepticismo que me caracteriza y en ella, nos recibe a las y los convidados el propio diputado de esta LXV Legislatura, Jaime González, quien propone integrar equipos de trabajo para analizar con detalle fragmentos de la Ley de Bienestar Animal para el Estado de Aguascalientes.
Una vez realizado el análisis exhaustivo que cada equipo realizó en la porción normativa que le fue asignada, somos invitados a analizarla en una sesión plenaria.
Para mi gran sorpresa, estimada lectora, apreciable lector, la sesión plenaria fue conducida personalmente por el diputado González de León y no fue una, ¡fueron siete! largas sesiones de cinco horas cada una, haciendo un total de treinta y cinco horas de trabajo.
Le platico a Usted mi lectora y lector todo lo anterior, porque no tengo registro de un trabajo legislativo tan cercano a la sociedad civil organizada desde que tengo memoria, y ¡Oiga Usted!, formo parte desde hace más de veinte años de la Asociación de Asesores Parlamentarios de la República Mexicana (Apremac).
El esfuerzo que realizó el diputado Jaime González me parece un gran paso en lo que debe ser en esencia la incorporación de la sociedad civil al gobierno, en este caso al Poder Legislativo local.
Contrario a lo que supuse el diputado en comento no traía ninguna carta oculta, línea o dirección para orientar en favor de nadie las reformas a la ley, de hecho, logró sentar en una misma mesa a protectores de animales, taurinos, antitaurinos, veterinarios de ejercicio privado y veterinarios autoridades; algo que en muchos años no habría sido posible dados lo encontrados puntos de vista que cada grupo tenemos sobre el concepto de bienestar animal.
Estimada lectora, querido lector, hay que seguirle la pista a Jaime González de León, que no llega a esta recién estrenada legislatura a calentar la curul sin hacer mayor esfuerzo y que comprende que cuando se toman de la mano autoridades y sociedad suceden cosas buenas.
Cosas no tan buenas. Lo que no debe repetirse es lo que pasó en los últimos dos meses con la hoy regidora María Guadalupe Arellano Espinosa y su suplente Nora Izaguirre Prieto.
Necesita Usted beber un par de cafecitos de olla para endulzar el mal sabor de lo que aquí le platico, estimada lectora, querido lector. Resulta que ambas ciudadanas se enfrascaron en una batalla jurídico-electoral para determinar quién de ellas ocuparía una regiduría en el Ayuntamiento 21-24 que recién inicia, hasta aquí todo bien.
Lo que no está nada bien es que tanto Mary Lupe Arellano, como Nora Izaguirre fueron marginadas de la lucha por el espacio en el Ayuntamiento y visiblemente suplantadas por sus respectivos equipos varoniles. En el caso de Mary Lupe Arellano por sus hermanos Gabriel y Rafael del mismo apellido y, Nora Izaguirre por su pareja sentimental Juan Carlos Gutiérrez Morales.
Como luchadora por la igualdad sustantiva de los derechos de las mujeres, no puedo menos que condenar el “agarrón” que se dieron dos equipos de varones por un espacio que le correspondía a una mujer. ¡Qué lamentable! Haber presenciado la guerra de la impostura.
Es en momentos así, mis queridos lectores, que una se pregunta si habrá valido la pena la lucha por la paridad en el poder, la lucha por lograr que el cincuenta por ciento de los espacios de representación y el propio gobierno sea equilibrado en su composición de hombres y mujeres, cuando claramente queda en evidencia que hay mujeres que siguen utilizadas para representar los intereses de los varones que están detrás de ellas.
Esta cocinera hace votos para que la regidora Mary Lupe Arellano Espinosa, no sea rehén de los intereses varoniles que la suplantaron en la batalla jurídica para obtener su espacio y comprenda que su llegada es producto de las arduas batallas que las activistas hemos librado en su beneficio. Lo diré en lenguaje llano: espero que Mary Lupe tenga el valor de cabildear, gestionar y gobernar el Ayuntamiento por sí misma; lo mismo que para su suplente Nora Izaguirre Prieto.
No necesitamos regidoras “Juanitas”, sino mujeres libres, autónomas y capaces de demostrar lo que valen y lo que pueden por sí mismas.
¡Nos vemos en la próxima!
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