Antes de asumir el cargo como presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador se expresó en numerosas ocasiones en contra de la militarización de la seguridad nacional. En su más reciente campaña electoral incluso acusó a las organizaciones armadas, como el ejército y la marina, de ser responsables de masacres y crímenes en contra de la población mexicana.
No obstante, su gobierno no solo ha continuado con el uso de las fuerzas armadas en labores civiles, sino que les ha conferido más atribuciones. Se ha puesto en marcha una reorganización completa de las instituciones armadas, la cual hará aún más grande su papel en la seguridad pública y otros asuntos estatales.
Los cambios en las fuerzas armadas
La reorganización total de las fuerzas armadas dota de más facultades a la Secretaría de Defensa Nacional y la Secretaría de Marina. De acuerdo al portal Contralínea, la SEDENA tendrá bajo su mando más de 400 mil efectivos, distribuidos en el ejército mexicano, la fuerza aérea y la Guardia Nacional.
Leemos en el mismo medio:
Es el inicio de la más grande reorganización de las Fuerzas Armadas Mexicanas desde la Revolución. Más funciones, más facultades y un despliegue total por el territorio nacional. Además, centraliza todo el sistema de justicia militar y, en este rubro, incluye a la Armada de México, adscrita a otra secretaría: la Semar.
El especialista en fuerzas armadas, Emilio Vizarretea Rosales, entrevistado por el este portal, señala que estos son cambios profundos, con los cuales se planifican los próximos 30 años. Advierte:
“No solamente es un cambio de maquillaje; va a más a fondo porque no solamente es cambiar los logos”. Detalla que esta reorganización alcanza al “poder en la estructura de mando y los cuarteles”.
La reforma incorpora la Guardia Nacional a la SEDENA, haciéndola un cuerpo completamente militar. Esta se juntará al ejército mexicano y fuerza aérea como las dependencias de la Secretaría, las cuales tendrán un Estado Mayor cada una, además del Estado Mayor de la Defensa Nacional que tendrá un carácter conjunto y estará por encima de estas en la cadena de mando.
No solo eso, sino que se creó la Comandancia General del ejército mexicano y próximamente la Secretaría de Marina también hará cambios estructurales de relevancia en su interior. De esta forma, se transformará completamente la estructura orgánica de las fuerzas armadas de México, que incorporarán más funciones civiles a sus labores.
Estas modificaciones irán por varias etapas, de las cuales las primeras fases ya están en marcha. Así, se fortalecerán la SEDENA y Marina, las cuales han tenido papeles protagónicos en el actual gobierno, que había prometido desmilitarizar al país.
Militarización de la Seguridad Pública en México
Desde el sexenio del entonces panista Felipe Calderón Hinojosa, la estrategia de seguridad priorizó la labor de las fuerzas armadas para combatir al crimen organizado y narcotráfico. La llamada “Guerra contra el narcotráfico” resultó en un despliegue sin precedentes de elementos armados en las calles, los cuales se atribuyeron funciones que correspondían legalmente a las policías locales y federales.
Posteriormente, con la llegada Enrique Peña Nieto, militante del PRI, se mantuvo esta política de seguridad. Durante ambos gobiernos se documentaron numerosos enfrentamientos entre grupos criminales y fuerzas armadas, las cuales realizaron operativos cuyo principal operativo era capturar a los principales líderes de los cárteles de drogas.
Aunque hubo varias detenciones, la violencia en México no se detuvo. Las balaceras en las calles cobraron numerosas víctimas, además que los grupos delictivos se reorganizaron para no detener sus actividades y, por el contrario, expandirse por el territorio nacional. De igual forma, se han documentado violaciones a derechos humanos cometidos por el ejército y la marina, entre las que se encuentran desapariciones forzadas, tortura y ejecuciones ilegales.
Con este contexto de fondo, AMLO afirmó que habrían cambios en su política de seguridad. No obstante, los militares siguen en las calles e incluso se les han conferido funciones que van más allá de la seguridad. El ejército mexicano está a cargo de la construcción del nuevo aeropuerto internacional en Santa Lucía, así como del Tren Maya, dos de los proyectos más importantes de la administración actual. Por su parte, la marina ha tomado las funciones administrativas de los puertos y aduanas marítimas.
Cabe señalar que en 2017 se aprobó en el Congreso de la Unión la Ley de Seguridad Interior, promovida principalmente por el PRI. Esta polémica ley legalizaba la presencia de las fuerzas armadas en las calles para labores de seguridad pública, sin embargo no contemplaba controles pertinentes para evitar abusos y violaciones a derechos humanos. Aunque la bancada de Morena se pronunció en contra, sus acciones no fueron congruentes con su discurso al no hacer lo suficiente para evitar que fuera aprobada. Finalmente, luego de su publicación, fue invalidada por la SCJN por ser inconstitucional.
Otro punto a tener en cuenta es la creación de la Guardia Nacional. Esta se planteó en un principio como una organización que poco a poco sustituiría al ejército y marina en las labores de seguridad pública, la cual tendría un mando civil y estaría adscrita a la Secretaría de Seguridad Pública y Protección Ciudadana. No obstante, en la práctica, la Guardia Nacional no ha cumplido con este cometido y por el contrario, ha sido utilizada para impedir el paso de migrantes a través de la frontera sur, haciendo uso desmedido de la fuerza.
Ahora, contrario a lo prometido, este nuevo cuerpo de seguridad se militarizará aún más. No solo eso, sino que se ha emprendido una reorganización de las fuerzas armadas que dotará a la Secretaría de la Defensa Nacional de nuevas facultades y dependencias.