El juego del calamar y la necesidad del pensamiento crítico - LJA Aguascalientes
21/11/2024

“Es la marca de una mente educada poder entretener un pensamiento sin aceptarlo” Aristóteles

Nos guste o no, nadie puede negar que la serie coreana, El juego del calamar, se ha convertido en un apabullante éxito, a pesar de la violencia, crueldad, sadismo y amoralidad que refleja. Lo original no es eso, porque esas mismas características ya las tienen otras series, películas y hasta los mismos noticieros de TV, lo malo es la asociación de todo lo negativo con juegos infantiles. Esta perversidad ha ampliado el universo de espectadores al grupo de menores, provocando que educadores y padres de familia pongan el grito en el cielo y con toda razón, ya que los niños están imitando dichos juegos, castigando a los perdedores con una “muerte” o “ejecución” simbólica. De nada han servido las prohibiciones, porque los menores encuentran la forma de eludirlas y la están viendo.

El argumento de esta exitosa serie es simple, un grupo de hombres y mujeres con poco que perder en su vida privada, son invitados a participar en una competencia en la que un único ganador se llevará una gran suma de dinero. Pronto nos daremos cuenta de que las competencias están basadas en juegos infantiles y que el castigo para los perdedores será la muerte.

Se dice que tiene una cuidada estética, difiero de eso, pero lo que sí tiene son muchos golpes de efecto, como el vestuario de los guardias que vigilan y matan a los perdedores, que nos recuerda un poco al de La casa de papel; o el laberinto de escaleras por el que desfilan los participantes que claramente está inspirado en las obras surrealistas del Escher, el pintor holandés de las ilusiones ópticas.

No obstante, el momento más impactante es el juego de “Luz verde, luz roja”, con su enorme muñeca provista de sensores que vigila que nadie se mueva, so pena de morir de un disparo. La masacre de ese primer juego y la posterior votación para salir de la competencia son lo que motivan al espectador a ver la serie completa. El resto de los capítulos estarán manchados de matanzas explícitas que, si bien nos impactarán, ya no tendrán el mismo resultado que el del primer juego. Posteriormente veremos escenas cliché, donde los súper ricos, ataviados con máscaras espectaculares, apostarán y disfrutarán de las competencias y muerte de los “pobres y desgraciados”.

Sin embargo, al haber sido tan exitosa esta serie, es importante prestarle atención y convertirla en un producto propicio para el análisis en centros educativos de todos los niveles, incluida la primaria, ya que prohibirla a los menores de 16 años no ha dado resultado. Muchos no la podrán ver en casa, pero lo están haciendo en diferentes lugares, incluido su celular. De lo que se trata ahora es de neutralizar su influencia y evitar que, cuando aparezcan productos similares, vuelvan a convertirse en espectadores aborregados, que se tragan sin filtro todo lo que los medios y redes les quieran ofrecer y que puedan enfrentarlos con el tamiz de un criterio bien formado.

Sé que puede sonar a ciencia ficción esta propuesta, pero estoy convencida de que es el mejor método para poner un cedazo en el cerebro de nuestros jóvenes. Claro está que la primera actividad para desarrollar el pensamiento crítico siempre será la de saber leer bien, entendiendo lo que se lee y ayudarlos a que las lecturas tengan las cualidades necesarias para que su cerebro se desarrolle también de una manera sana.

La educación es una tarea lenta y progresiva que requiere no sólo de información sino de formación. La información es conocimiento, sin embargo, la formación es criterio y mejora la personalidad”, Enrique Rojas.

Algunos comentaristas tratan de catalogarla de crítica social o de película de denuncia a una sociedad capitalista. Yo en lo personal no le encuentro aspectos positivos, ni le veo un objetivo claro a toda la violencia sin sentido con la que se explayan, para mí no existe ninguna justificación. La verdad es que se trata de un producto de consumo exitoso, con los ingredientes que sabían que les daría esa popularidad rápidamente, es decir, violencia explícita y sexo ídem, aunque de este último, afortunadamente, hay poco.


Buscarle justificación a esta serie coreana, sería como reconocer que el fin justifica los medios. Sería tanto como aceptar que el ser humano no tiene dignidad por el solo hecho de ser pobre, tener vicios, deudas o vivir en condición de calle. Sería aceptar que la vida humana no tiene ningún valor si se trata de la escoria de la sociedad. Sería banalizar el acto de matar o la muerte misma y lo peor de todo es la confusión moral que provoca mezclar un juego de niños con violencia, muerte y el nulo respeto a la dignidad de las personas.

No, no recomiendo que pierdan el tiempo con estos nueve capítulos, pero sí sería bueno que los maestros y padres de familia se prepararan y prepararan a los niños y jóvenes para saber gestionar lo que leen, lo que ven y lo que escuchan. Me gusta la frase de Laureano Gómez (expresidente colombiano) cuando dice:

“La dignidad de una generación consiste en emplear su propio criterio para discernimiento de lo heredado, defendiendo, impulsando, mejorando todos lo sensato y sabio y disminuyendo, en lo posible, lo torcido y lo maligno”.

@PetraLlamas

www.maestrapetrallamas.com

 

 


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