Tengo en mi haber la participación en el programa charro Al tranco, origen esencia, que transmite Radio UAA los sábados a las 14 horas, por si es gustoso de sintonizar el 94.5 F.M. Con mucho orgullo presumo que durante más de 25 años fui contertulio en esta emisión del charro completo, médico traumatólogo Juan José de Alba Martín.
Con alguna frecuencia se refería él a la charrería como el deporte nacional. Yo, por latoso, le decía que esto no era así, y que en rigor el deporte nacional era el futbol, esto por aquello de la asistencia de público. Él, por amable, ignoraba mi dicho y seguía de frente con su argumentación…
La verdad es que los deportes más populares de México, el futbol y el béisbol, son regionales. Observe usted el mapa del cuerno de la abundancia y verá: el futbol es un deporte del centro del país, hasta la ciudad de México, y no más allá hacia el sur, con algunas ramificaciones en el noreste y el noroeste. Por su parte el béisbol también está presente en el bajío y el noreste, pero con mayor intensidad en el sureste y el noroeste.
Pero en verdad os digo que no hay estado de la república que no cuente, cuando menos con una asociación de charros, una escaramuza, y desde luego un lienzo charro, mínimo, y esto, señora, señor: hace la diferencia con cualquier otro deporte. Pero más importante que lo anterior es el hecho de que se trata del único deporte que tuvo su origen entre nosotros. Por estas dos razones la charrería es el deporte nacional.
Ya sé que para jugar un partido de futbol bastan cuatro piedras y una pelota y que, por ejemplo, los terrenos baldíos de las orillas de la ciudad se convierten en campos de béisbol los domingos. También sé que charrear es caro por lo que cuesta tener el animalito, ajuarearlo y mantenerlo, y luego está el charro, su vestimenta e implementos. Pero también hay que decir que en muchos casos, quienes charrean lo hacen de manera humilde, con los elementos que tienen a la mano, de tal manera que es posible encontrar charreadas en ranchos de muchos lugares del país.
En la imagen, captada en el lienzo de Jonacatique, Jesús María, un charro se emplea a fondo en la monta de un novillo, en una de las suertes charras. Felicitaciones, ampliaciones para esta columna, sugerencias y hasta quejas, diríjalas a [email protected].