APRO/Sara Pantoja
Tras 18 meses de trabajo, este jueves concluyó la restauración de la columna del Ángel de la Independencia, debido a las grietas que le hallaron después del sismo de septiembre de 2017 y los daños ocasionados por manifestantes en 2019.
Las autoridades se contradijeron sobre el tema de acceso a la columna, pues el secretario de Obras y Servicios (Sobse), Jesús Esteva, dijo que, aunque es seguro subir, por la pandemia aún no estará permitido porque es un lugar cerrado. Por su parte, la jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum, aseguró: “ya se puede subir. Invitamos a todos a que puedan asistir al Ángel de la Independencia”.
Esteva agregó que los capitalinos y turistas ya pueden pasar a la base del mismo a tomarse fotografías y aclaró que, cuando haya manifestaciones, el monumento será protegido con vallas para evitar que sea dañado de nuevo en su superficie.
Añadió que a la columna que sostiene a la Victoria Alada se le colocaron 100 puntos de control -51 dianas reflectantes y 49 pernos de bronce- a la altura del obelisco y en cantera para monitorear los movimientos o posibles deformaciones por sismos. Con ello, “ya tiene capacidad para resistir el nivel de fuerzas sísmicas que contempla el Reglamento de Construcciones de 2017”.
El funcionario explicó que para los trabajos de restauración se invirtieron 22.4 millones de pesos, de los cuales 14.4 millones se destinaron a los trabajos de la parte estructural de la columna y el resto -8 millones-, a la rehabilitación, limpieza e iluminación arquitectónica.
La restauración se hizo en coordinación con el Instituto de Ingeniería de la UNAM, el Instituto de Bellas Artes y Literatura (INBAL), así como las secretarías de Cultura local y federal y la alcaldía Cuauhtémoc. En la obra participaron más de 100 trabajadores, incluso durante la pandemia.
Los pasos
Esteva detalló que en una primera etapa de intervención se realizó un diagnóstico que detectó grietas en el recubrimiento de piedra, desajustes en los sillares y piezas de cantera, así como fisuras y deformaciones en el cilindro de acero que se colocó en 1958, a raíz del sismo de 1957, en el interior de la Columna del Ángel de la Independencia.
Por ello, se instaló un andamiaje de 42 metros de altura alrededor del monumento y un anillo de soporte para fijar la columna a partir de tensores. Luego, se colocaron 16 tanques de almacenamiento con capacidad de 20 mil litros cada uno y desde los cuales se desprendían 32 cables de tres cuartos de pulgada, mismos que fueron tensados gradualmente por pares.
“Se hicieron estudios metalográficos para ver si los aceros actuales se podían soldar y se podían conectar con los aceros con los que fue construido; y, es a partir de estudios metalográficos que vemos que sí las podemos conectar, que sí las podemos soldar y se sustituyen 47 barras de tres cuartos de diámetro y, bueno, con longitudes de 1.80 metros de longitud”.
Además, de las 78 placas que componen la columna, 20 estaban dañadas por lo que fueron sustituidas por placas de acero A-36 en los puntos: primer cinturón, 14 m de altura; segundo cinturón a 15.32 metros; tercer cinturón, a 16.64 metros y el cuarto cinturón, a 19.28 metros.
Como parte del procedimiento constructivo se utilizó cantera traída de un lugar llamado Púlpito del Diablo, en el Estado de México, con la que se construyó la Columna del Ángel de la Independencia, y que fue utilizada para reconstruir 15 sillares, colocar 12 piezas nuevas y siete injertos.
En tanto, los trabajos de restauración y limpieza consistieron en pulir pisos, nivelar cerca de 80 escalones y rehabilitar 48 lámparas del alumbrado artístico, además de que se eliminaron depósitos de suciedad en la superficie del fuste de la columna con removedor de grafiti y agua.
Este mismo jueves, personal de la Sobse comenzó a sembrar flores de cempasúchil en la base del monumento como parte de la decoración de la ciudad por la celebración del Día de Muertos.