Círculo, triángulo, cuadrado/ Debate electoral  - LJA Aguascalientes
21/11/2024

Hoy me voy a referir, dentro del tema electoral, a la serie que está causando sensación en esta nueva forma de consumir productos audiovisuales. Llaman poderosamente mi atención varias cuestiones que procedo a plantear:

Sin haber mencionado el título, estimados lectores, sabrán a cuál serie me estoy refiriendo con el encabezado de esta columna. Una tarjeta con un círculo, un triángulo y un cuadrado al frente y un número telefónico al reverso, es la carta de presentación de El Juego del Calamar, bajo una premisa sencilla, un grupo de personas con deudas económicas compiten entre sí por una suma millonaria que un misterioso personaje ofrece a quien sobreviva.

Uno de los fundamentos de la serie es la de que los juegos que enfrentan a las personas son versiones macabras de juegos infantiles, entre los que se encuentra el que da título al programa. La particularidad es que, quien pierda en el juego pierde la vida. En principio la serie, de manufactura coreana, es cruda en su naturaleza. No tiene reparo en mostrarnos la crudeza en la que vive el protagonista, su pobreza económica, el límite al que va llegando poco a poco, la aparente salvación que se le presenta con la inscripción al juego, como tampoco tiene pudor alguno para mostrar las muertes de aquellos que no logran la victoria en los distintos juegos, sobre todo en el primero que, a su vez, da la pauta para los demás.

Sin afán de revelar más datos de la trama, por si acaso usted es una de las pocas personas que aún no ha cedido a la tentación de verla, baste decir que, en buena medida, la serie representa una analogía a la sociedad actual en diferentes vertientes. Una de ellas es la toma de decisiones. Votar siempre es elegir de entre una multiplicidad de opciones la que nos parezca mejor, ya sea trascendental, como cuando se decide entre candidaturas a un cargo de elección popular, o algo tan trivial, como si definimos el lugar a dónde iremos a comer.

Uno de los fundamentos de la premisa de la serie es la libertad. Las personas que quieren ingresar a la experiencia de los juegos son libres de hacerlo, nadie les ha obligado sino las circunstancias, como en cualquier elección. Incluso, en su momento, pueden abandonar los juegos si así lo elige la mayoría de los participantes. Otro de los fundamentos es entonces la igualdad, dado que cada voto vale igual que el de cualquier otro de las y los votantes.

En una icónica secuencia, las personas participantes del juego del calamar votan, en presencia de toda la asamblea, sobre la continuidad o no de los juegos. Lo hacen mediante un mecanismo simple, electrónico, en donde la respuesta es muy sencilla, la elección es entre sí o no. Solo tienen derecho a participar quienes están inscritos, y lo hacen por estricto orden numérico, es decir, los elementos mínimos que se piden para una elección se cumplen a cabalidad.

Más allá del resultado y lo anecdótico que resulta en la trama, la serie nos habla de las decisiones que se toman y cómo, si bien algunas influyen en lo personal, todas lo hacen decididamente en lo colectivo, siempre y cuando se fundamenten en la libertad y en la igualdad, así como en las reglas que con anterioridad han quedado establecidas para todas las personas que conforman una comunidad.

De ninguna manera hago una apología al contenido de la serie. La serie, en sí misma, como medio de entretención, tiene la misma valía que las bioseries de Luis Miguel o de Selena. En ese sentido, cada quien debe decidir si la ve en su totalidad o, como ahora sucede en esta era de la inmediatez, solamente un par de capítulos. Así, habremos de reflexionar sobre lo que la serie le dejó como producto humano.

Como siempre, cada uno de nosotras y nosotros, tomará la mejor decisión con base en lo que somos y lo que queremos, agotando lo máximo posible la libertad que tenemos y que nos conlleva a la responsabilidad de nuestros actos. Eso sí, por si las dudas, si recibe una tarjeta con un círculo, un triángulo y un cuadrado, y al reverso un número telefónico, piénselo dos veces.


 

/LanderosIEE | @LanderosIEE


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