Con la resolución de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación sobre el último de los asuntos sometidos a su consideración, se colmó el supuesto para dar por concluidas las actividades del proceso electoral que fue calificado como el más grande y, por ende, el más importante de la historia política electoral del país. Con ello se cierra un capítulo en la historia de la entidad que quedará marcado por múltiples razones.
En primer lugar, la magnitud de las personas que fueron a las urnas, contrastadas con las que potencialmente podrían haberlo hecho. Poco más de un millón de ciudadanas y ciudadanos (1’017,407 para ser precisos) se encontraban inscritas e inscritos en el Registro Federal de Electores, poseedores de Credencial para Votar, de los cuales el 50.27% acudió a las urnas a emitir su voto. A partir de ello, se tuvieron que instalar más casillas, fabricar más urnas e imprimir más boletas que en alguna otra elección. También, el número de cargos a elegir fue el mayor, ya que la elección local contribuyó con los cargos de diputaciones y ayuntamientos a los miles de cargos que se eligieron en prácticamente todas las entidades federativas, y la elección de diputaciones federales.
No obstante las condiciones externas que marcaron el desarrollo del proceso, la participación ciudadana fue copiosa. Si bien el porcentaje referido líneas arriba considera a la totalidad de la entidad, en los municipios el fenómeno que se presenta es que en los menos poblados, la participación fue superlativa: en el caso de Cosío y San José de Gracia acudieron alrededor del 75% de los votantes, siendo en el municipio más septentrional del estado la participación histórica más alta en la historia política reciente, no así en San José, donde aún con el 74% de la participación, no lograron superar el 77% del proceso electoral 2012-2013.
En Asientos, El Llano y Tepezalá, el porcentaje no dista mucho de los anteriores, 66, 69 y 71% respectivamente. En el resto de los municipios el porcentaje alcanza entre 50 y 60% de participación electoral: Calvillo (51%), Jesús María (50%), Pabellón de Arteaga (57%), Rincón de Romos (53%), y San Francisco de Los Romo (50%), siendo el municipio capital en donde menor porcentaje de participación se logró, apenas superior al 47%.
En suma, en concordancia con la participación en todo el país, en Aguascalientes la ciudadanía hizo valer su voz a través de la opinión emitida en su boleta en un número superior a la tendencia que se apreciaba históricamente, facilitándose tal condición en municipios en los que la población no es numerosa, ello, no obstante estar inmersos en una pandemia.
Si por algo serán recordados los primeros años de la segunda década de este siglo, será por la pandemia que desde el año pasado asola lo mismo a países ricos, que a países pobres. Supuso, para las autoridades electorales, un trabajo adicional en el sentido de realizar actividades que nunca antes se habían, siquiera, imaginado. La emisión de protocolos sanitarios y su correcta aplicación por quienes acudieron al llamado para ser parte del funcionario de casilla permitió que, de acuerdo con las estadísticas de la autoridad sanitaria, las campañas electorales y el día de las votaciones no resultaran en una condicionante para un rebrote en los contagios, por lo que podemos concluir que no solamente hubo una copiosa participación, sino que se hizo de manera consciente.
El trabajo electoral abona a la paz social en la entidad. La renovación de las autoridades se puede dar de muchas formas, entre ellas por un conflicto armado, por ejemplo. El hacerlo a través de un proceso con sustento jurídico y en igualdad de circunstancias para todos los que intervienen en él, es la mejor manera que hemos diseñado para que tal renovación sea pacífica y efectiva. De ahí entonces que, al terminar los trabajos de este proceso, y bajo las condiciones que he expuesto, se pueda afirmar que se cumplieron, con creces, los objetivos trazados desde un inicio.
Procesos electorales vendrán, incluso nos encontramos iniciando el que tendrá su jornada el año entrante. Si atendemos la premisa de que ninguno es igual a otro, seguramente veremos más grandes, con más participación, y con condiciones externas muy distintas. Aunado a eso, también habrá que conceder que, quienes participamos en los procesos electorales nos estamos profesionalizando, vamos creciendo y madurando y, necesariamente, vamos mejorando los procedimientos. Por lo pronto, celebremos haber concluido con éxito. Que lo que viene siempre sea mejor.
/LanderosIEE | @LanderosIEE