Durante la jornada especial para vacunar a los rezagados que no habían recibido ninguna dosis contra covid-19, la asistencia en los distintos puntos de vacunación se contó por miles. En el caso del complejo Tres Centurias, no faltaron los momentos tensos entre las personas que, entre el serpenteo de la fila, reclamaban a quienes argumentaban estar más adelante en un mar de gente que sólo él mismo entendía su orden; llamadas para encontrarse entre familiares, casos de quienes requirieron atención de paramédicos, puestos de comida para mitigar el hambre de estar horas parado bajo un sol, que intermitente se escondía en las nubes dispersas, y allá, en la tierra prometida, un grupo que con la experiencia acumulada, trabajó organizado atendiendo a todo aquel que fue a buscar protegerse, protegernos.