APRO/Roberto Ponce
Quince cantoras conforman igual número de guerreras femeninas en el gran ejército que simboliza Judith Reyes, La tamaulipeca, compositora del corrido “Tlatelolco”, o “Tragedia de la Plaza de las Tres Culturas”, a quien por fin se le rinde homenaje con el CD antológico Alas para un canto libre.
Desde Bath, Inglaterra, donde radica, el cantor León Chávez Teixeiro envió un audio celebrando el álbum, si bien señaló que tras la masacre del 68 su amiga Judith fue menospreciada más y más, hasta su muerte en 1988:
“Judith Reyes, mujer entrañable, amorosa, solidaria, leal, coherente y crítica, revolucionaria, anticapitalista. Rechazó las famas y los dineros del espectáculo y jamás se vendió ni se acomodó en el oportunismo político, como muchos lo hicieron después del movimiento del 68.
“Para mí era una leyenda antes de que la conociera, y cuando la conocí para mí fue muy importante –suspira–. ¿Por qué? Porque era una cantante que realmente participaba en los procesos de lucha, de manera directa. Y en las luchas, según yo, campesinas guerrilleras principalmente, como sus canciones lo muestran. Para mí ella fue un impulso, un ejemplo, un referente: la mamá de las y de los roleros verdaderamente luchadores contra el capitalismo.
“Tons’ la conocí cuando estaba Judith en el mero apogeo y después, cuando para mí la izquierda se cae y se empieza a acomodar en el echeverriísmo, y luego, incluso a finales de los setenta, me doy cuenta de que una buena parte de los famosos cantores de izquierda no la respetan. No la recuerdan y está ahí, presente; pero hay incluso cierto desprecio a su estilo y a sus propias canciones, no se dan cuenta de que Judith, quien aún estaba viva, ya era histórica, sus canciones eran ya historia, como seguirán siendo, siempre.”
El CD sólo ha sido presentado de manera virtual en la Fonoteca Nacional dirigida por Pável Granados.
Pétalos de una gran flor
Alas… abre con vocalizaciones de Leticia Servín en “Canción para los presos políticos de México”, pieza que muestra la claridad prosódica de Judith (con quien la tecladista de jazz Olivia Revueltas destaca como una de las guerreras de la música que lucharon por el movimiento estudiantil del 68).
Continúa Cecilia Toussaint el vals romántico “Otra vez” (en las líneas del CD, Liliana García Sánchez escribe: “Se partió del registro de casi un centenar de composiciones… Se incluyeron cuatro canciones de la etapa en que fue conocida como La tamaulipeca, una de ellas ‘Otra vez’, de la autoría de Tata Nacho, que se incluyó por la importante amistad que los uniera”). Da paso a la explosiva Iraida Noriega, jazzista de buena cepa, quien dijo a Proceso:
“Si hacemos la revolución es porque queremos estar mejor y que haya alegría, ésta no se nos puede olvidar. Así nos dimos a la tarea de buscar otras músicas de la Judith y allí apareció ‘La Lucas’, que de entrada me parece una canción de humor fantástico, y que sigue una temática muy femenina llena de picardía y de juego. Evidentemente La Lucas es una mujer llevada, vaciladora.
“Al pensar en la línea de instrumentos acústicos del disco pensé en traer el espíritu del folclor a la mesa, precisamente teniendo a una banda de alientos con alma oaxaqueña o con el espíritu de las bandas norteñas. De ahí salió mi arreglo, fueron súper generosos Juan Pablo y Josué Vergara, los productores y directores musicales del álbum porque yo les presenté el arreglo y, órale, tuvieron una linda receptividad a la idea.”
Sabina Barrios Tabbush logra una interpretación impecable del son musicalizado por Juan Pablo Villa a los versos de Judith “Canción de l@s desaparecid@s”, con coro de Julia Castillo Barrios. Chela Cervantes se arranca al cuatro venezolano “Sólo que la mar se seque” (letra y música de Eduardo Alarcón y La tamaulipeca). Sabrosura jarocha de Julia González Larson con su jarana y la triada huasteca Xochicanela en “Las razones de Lucio Cabañas”, acompañada de Zeiba Kuicani y Cynthia Elizabeth Molina Gutiérrez. Adelante, Norma López Chirino impresiona con los aires colombianos del “Corrido a Camilo Torres”, dando pie a las cuartetas “Iztacalco” destiladas por la voz azul de Nina Galindo, quien dijo a Proceso:
“Me costó mucho trabajo escoger una canción de Judith pero me decidí por ‘Iztacalco’ porque es urbana, muy padre, de la Ciudad de México, pues en Iztacalco e Iztapalapa tengo gente joven muy querida, conozco desde cómo sus abuelos llegaron a habitar allá cuando todo prácticamente era sembradíos.
“El arreglo de ‘Iztacalco’ de Jorge García Montemayor es algo que nunca había experimentado personalmente, pero lo disfruté y me divertí mucho, claro, junto a mi carnal queridísimo Josué Vergara más el maestro Juan Pablo Villa. Es una canción tristemente alegre y yo estoy muy agradecida también con Liliana García, quien ideó primero este CD, por su invitación.”
“La parranda larga” (dada a conocer por Jorge Negrete en la cinta El rapto, de 1953) la vuelve tango Fernanda Parranda, desde Argentina. Resuena enseguida “Tragedia de la Plaza de las Tres Culturas” con la bravía María Inés Ochoa, La rumorosa, heredera del sentimiento valiente de la inolvidable Amparo Ochoa, El jilguero sinaloense (“Qué cruenta fue la matanza/ hasta de bellas creaturas,/ cómo te escurre la sangre/ Plaza de las Tres Culturas…”).
Justamente a Judith Reyes se dedica el texto “Cómo te escurre la sangre, Plaza de las Tres Culturas”, capítulo inicial del libro Ellas. Las mujeres del 68 (Ediciones Proceso, 2019), escrito por la periodista y artista plástica Susana Cato, con prólogo de Elena Poniatowska. En él leemos:
Generacionalmente, con el músico José de Molina, Reyes contó lo incontable (cantó lo incantable) y heredó el tema de la canción de protesta. La música prohibida en el 68 incluía a León Chávez Teixeiro, Óscar Chávez. Y siguió una generación nacida del 68, con Ismael Colmenares [Maylo] y Enrique Ballesté en el CLETA de Filosofía y Letras, quien dijo: “No encontraba patria hasta que llegó el 68”.
El sábado 2 de octubre, Liliana García Sánchez presentará su volumen Judith Reyes. Una mujer de canto Revolucionario (1924-1988), a las 17:10 horas, y el domingo 3 Susana Cato Ellas. Las mujeres del 68 con la pianista Olivia Revueltas y Ana Ignacia Rodríguez La Nacha, a partir de las 14:50, ambos eventos en la cancha de tenis del Complejo Cultural Los Pinos, como parte de las conmemoraciones del 2 de octubre de 1968 (ver recuadro).