- Los estigmas son las principales barreras para una atención en salud mental adecuada
- Estrés crónico y las microviolencias en la comunidad LGBT, también los hace vulnerables a padecer depresión e ideaciones suicidas
Falsas concepciones acerca de la atención a la salud son las principales barreras que impide que se reciba una atención adecuada para prevenir suicidios. En hombres es más común que no busquen ayuda profesional por aspectos relacionados a la masculinidad tradicional y, por lo tanto, es donde más se consuman los suicidios.
El suicidio es problema que sigue afectando gravemente a la sociedad mexicana que, a pesar las constantes políticas públicas que se han implementado desde los distintos niveles de gobierno, no se ha logrado disminuir la tasa de muertes por autoinfligidas. Según el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi), en el 2018, de las 705 mil 149 muertes que ocurrieron en el país, seis mil 710 fueron por suicidio, representando una tasa de 5.4 por cada 100 mil habitantes.
Aguascalientes es la segunda entidad con una tasa de suicidio más alta con 12.6 muertes de es tipo por cada 100 mil habitantes, solamente siendo superada por Chihuahua que tiene una tasa de 14.4.
El doctor José Benjamín Guerrero López, jefe interno del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), reconoció que la estigmatización de la salud mental impide que se busque atención con especialistas y una atención oportuna, por lo que se debe priorizar la eliminación de estos prejuicios sobre la atención psicológica y el suicidio.
“Cuando uno les dice a los familiares de los jóvenes que lo vamos a tener que referir a un hospital porque necesita internamiento por el riesgo de suicidios, hemos escuchado respuestas como: ‘mi hija, mi hijo no está loco, yo no lo voy a llevar ahí’ esta barrera tan fuerte nos pone a todos en una situación delicada porque sabemos que requiere una hospitalización, porque será el lugar donde se detecte la problemática, se dé un tratamiento con vigilancia y, si no se da, está en riesgo de cometer el suicidio”, resaltó el especialista.
Por ello, comentó que el tema debe ser relevante para la sociedad en general para poder así promover la ayuda en quien lo necesite.
Destacó que existen otras barreras como las de género pues, con base en las estadísticas generadas por la UNAM, resaltó que son los hombres quienes más consuman un acto suicida, las mujeres son quienes tienen más intentos.
“Los hombres son quienes menos buscan atención, menos se acercan a los servicios de atención psicológica y psiquiátrica, por el estigma que existe, se cree que un hombre debe ser fuerte y no debe manifestar malestar, dolor o sufrimiento si no pone en riesgo su hombría, esto limitará la búsqueda de atención”, explicó.
Carolina Santillán Torres, supervisora Académica del Programa Crisis Emergencias y Atención al Suicidio, reconoció que debido al estrés crónico y a las microviolencias que viven los estudiantes que pertenecen a la comunidad de la diversidad sexual, también los colocan en riesgo de padecer ideaciones suicidas por lo que se ha capacitado al personal para atender las necesidades de la comunidad.