El martes me contaron que hace poco unos astrónomos de la NASA sufrieron una avería en un telescopio, lo cual impidió que continuaran con sus investigaciones sobre el cosmos, de pronto uno de ellos, seguramente con genes mexicanos se las ingenió y con un filtro de color solucionó la falla, esto ocasiono que con el cambio de matices del cristal y los colores del espacio se percataran de un nuevo cuerpo orbitando entre Venus y Mercurio, tal vez un nuevo planeta. Dicho objeto siempre ha estado ahí, sin embargo, los estudiosos del tema no habían advertido su presencia; tal vez el filtro equivocado en una óptica súper potente. La reflexión es que no alcanzamos a ver todo lo que nos rodea porque seguramente “el todo” se encuentra disperso en dimensiones paralelas a la nuestra, algo de física cuántica, ciencia ficción y absurdas aberraciones en las trayectorias de nuestro andar. Acaso no le ha pasado estimado lector, que se encuentra en un lugar donde cohabita una persona a la que conoce, identifica, congenia, simpatiza o incluso aborrece y no se cruzan en su camino; coincidencia o precisión para no toparse. Por qué pasan esas cosas, qué hace que un par no se junte o que a la primera coincida, eso estimado lector le pasa a nuestra querida nación, es la perfecta aplicación de la física cuántica en el acontecer socio-político-económico de este México, la única puerta al infinito que tendremos, según Octavio Paz.
Existen más de dos dimensiones claro está, una por donde los nuevos integrantes de la cúpula del poder, el mismo mandamás del imperio Mexica, el señor Lozoya, puros nombres vigentes para no meternos en historias tristes de recordar como la del señor Durazo tal vez, o la maestra Elba, ellos y sus secuaces, viven, transitan, cohabitan en la dimensión de la impunidad, de la opulencia y corrupción, se saben mover a la perfección para no ser mal tocados por las autoridades, incluso en esta administración. La línea es delgada porque no hay muchos, pero es tan firme y segura que por más que personajes de otras latitudes quieran acercárseles no es posible, están blindados, viven con lujos excesivos, pero sí hay necesidad de pernoctar, de vez en vez, en prisión para que los habitantes de las otras dimensiones no se sientan desmotivados, lo harán.
Esos espacios los hacen ser invisibles para la autoridad, coludida claro está, algo pasó con la vibración en la que nosotros habitamos porque últimamente hemos podido ver lo que pasa allá arriba, sin poder hacer nada por supuesto. Cómo pueden amar a México y hacerle daño al mismo tiempo, pues porque no es el mismo país para todos, es la eterna lucha entre nosotros los pobres y ustedes los ricos, es buscar los brazos fuertes de Pepe el Toro para que nos proteja de la opulencia ofensiva de los habitantes de la cúpula, llorar frente a Sarita García para que como madre abnegada nos consuele y nos repita hasta el cansancio que venimos a este mundo a sufrir.
Qué me dice de la otra dimensión donde todo es perfecto y las redes sociales amplían su alcanza perverso para aletargar a los usuarios, a la sociedad que cree estar informada y participe más que nunca de los acontecimientos mundiales, cuando realmente no es así, simplemente aleja la convivencia, erradica el diálogo de frente y el intercambio de opiniones “en vivo”, lo cual favorece a la aniquilación de la verdadera interacción humana ¿Tendrá miedo la cúpula de dejarnos juntos en una habitación para hablar de nosotros, de nuestros ideales y necesidades? Nos vamos a enamorar de nuestra computadora como en la película de Joaquín Phoenix, titulada Her.
Cada dimensión con sus características específicas y cohabitando en un mismo espacio donde insisto, de pronto y como trapecista, la información brinca de un lado a otro despertando la duda en los habitantes.
De los escándalos de esta administración, cree usted que alguna vez podremos conocer la realidad de los hechos, claro que no, son dimensiones paralelas, nunca se juntarán, cree que nuestros ojos conocerán a los responsables de la tragedia de la Línea 12 del Metro en la cárcel, de ninguna manera, primero es lo primero y nosotros no somos dignos de ver eso.
La física cuántica mexicana está acabando con nosotros, no cohabitamos, invadimos, no reflexionamos, reaccionamos, no consensamos, imponemos, buscamos que nuestros seres amados cambien por nosotros pero y por qué no cambiamos nosotros por ellos, ya sabe, mi amor por qué no te dejas el cabello más largo, o qué tal, es tiempo de hacer valer nuestros derechos regístrate en el padrón electoral para tener tus datos completos claro y después hacer mal uso de ellos, y después del largo del cabello será el color y la forma y así vamos acabando con la identidad del ser amado, de la identidad de la sociedad, de la identidad del Mexicano perdido por cierto en tantas dimensiones absurdas.
El compromiso es abrir los ojos y buscar el camino, todos, no sólo una sección o una dimensión, todos salir adelante, si el silencio comunica, entonces existirán momentos de prudencia donde lo mejor es la nada, la reflexión profunda para sacar esto adelante, no coartar, ni siquiera el derecho a ser madres de nuestras jóvenes mujeres, crecer, crecer, crecer. No criticar al sistema, trabajar para que el sistema funcione y sí ya no da para más cambiarlo de raíz.
Una de las hermanas de Juan Preciado tenía razón; el incendio es interno, el cambio no se gesta afuera, viene de adentro, sólo así Pedro Páramo podrá dejar Comala en paz.
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