“Somos lo que sabemos, sabemos para existir y existimos para saber lo que somos”
Estimado lector de LJA.MX, con el gusto de saludarle nuevamente aprovecho esta ocasión para plasmar una excelente dinámica que tiene la Escuela Bancaria Comercial, le comento que cada semestre como parte de la educación integral de los alumnos de esta destacada institución educativa, es menester construir un dilema ético sobre la materia que están cursando, le comento honrosamente que soy docente en la institución ya citada, y que considero que debo ser el primero en plasmar un dilema ético.
México es un país lleno de bendiciones, lleno de prosperidad en cuanto a recursos naturales se refiere, pero sucede algo, se extiende una sensación deleznable ante la economía que se tiene, como bien mencionó el premio nobel de literatura en 1998, José Saramago, en su Ensayo sobre la ceguera se vive con una ceguera que mantiene el oprobio y la decadente posibilidad de ser merecer algo mejor, porque como sociedad mexicana aparentemente tenemos una venda que no nos permite vislumbrar un futuro prometedor, vivimos en la desigualdad, en ese dolor evitable que nos lacera, pero que finalmente no quita el velo ante un mundo de oportunidades y consecuencias afables para toda la sociedad.
La competencia económica en nuestro país es el reflejo del corporativismo, es la reseña que existe en la falta de un contexto de oportunidades para aquellos emprendedores que buscan un camino de mejora, se puede hablar desde las barreras comerciales, en las cuales es más que visible que las legislaciones se han quedado cortas. Es evidente que el proceso legislativo no llega a los pequeños comerciantes o a los alejados productores, es decir, ¿Cómo podría competir una tienda de conveniencia contra un Oxxo? Desde los trámites que tiene que hacer para conseguir un uso de suelo, hasta la tecnología apabullante, o qué decir de los precios que puede conseguir una cadena de esta magnitud a precio de mayoreo, ¿acaso los pequeños esfuerzos de un negocio están condenados a ser la sombra de los grandes corporativos multinacionales que imperan en nuestro país? Bajo la tesitura de la competencia económica.
Mucho aprendo cada martes y cada jueves con los alumnos de la carrera de Derecho de la EBC, en las clases tomamos posturas filosóficas sobre la desigualdad, o el funcionamiento de las leyes, y lo mejor de cada clase, es que al final a título personal me llevo una reflexión y más dudas, no hay lugar para el claque. En la tesitura mayéutica considero que es el modo más afable para seguir buscando el conocimiento, la verdad y sobre todo el aprendizaje.
“El mundo se está convirtiendo en una caverna igual que la de Platón: todos mirando imágenes y creyendo que son la realidad”, José Saramago.
Cada licitación, cada adjudicación directa, cada proceso de desincorporación que existe en nuestro país debe estar cimentado por una conducta ética, y no me refiero al código de ética que rige a los servidores públicos de cada entidad, me refiero al sentido de bien común por el que deben ser guiados los hombres y las mujeres de este país, en esa alegoría tengo fe y certeza que los valores y los pilares humanistas que se instruyen en la Escuela Bancaria Comercial, dan frutos y también extienden raíces que dan a la patria esperanza presente.
No se puede pensar en un país más justo, si no se piensa en el devenir de la educación, la sociedad clama a gritos desesperados la solidaridad y la subsidiaridad, los procesos y la dinámica económica hace que nos enfrentemos a nuevos retos, hace que tengamos que evolucionar y con esto existe la posibilidad de destrabar los cielos y los dogmas que han permeado en cuestión de corrupción y prácticas desleales que afectan a la economía y con esto quiero enfatizar, que cuando hablamos de economía hablamos de todos, hablamos del joven estudiante que tiene la ilusión de hacer un cambio, pero también hablamos de la ama de casa que lucha cada día para darle lo mejor a sus hijos, también hablamos del campesino que comienza su jornada desde muy temprano para sembrar y cultivar, ejemplos hay muchos y todos ellos son el reflejo de lo que debe de ser un ensayo sobre la lucidez, y la construcción del equilibrio.
Todo discurso debe de extender una invitación que lleve a la acción, es por eso que la actividad de esta semana con mis valiosos alumnos consiste en escribir, consiste en quitar la ceguera de simplemente hacer un dilema por hacerlo. Las palabras son depositarios de energía y ellos tienden puentes a lo mejor que podemos merecer, tener los ojos abiertos y decidir.
“Podemos permitir que un niño tenga miedo a la oscuridad, pero no podemos permitir que un adulto tenga miedo a la luz”.
In silentio mei verba, la palabra es poder.