Mujeres organizadas en todo el país salieron a manifestarse con motivo del Día de Acción Global para el Acceso al Aborto Legal y Seguro, muchas de estas manifestaciones solicitaron no ser acompañadas por hombres, como en Aguascalientes, y la respuesta de la reacción conservadora fue descalificar su petición para señalarlas como intolerantes, porque así es como creen que funciona mejor inculcar el miedo ante quienes piensan diferente o defienden sus derechos.
Ante lo desconocido solemos defendernos justo porque somos incapaces de salir de la zona de confort en la que vivimos, ante lo que no conocemos reaccionamos de manera agresiva por el temor que nos provoca enfrentar una situación diferente a la que estamos acostumbrados, en la que se nos obliga a pensar el mundo de una manera distinta, ¿cuántas veces no hemos tomado la pésima de decisión de defender el estado de las cosas sólo porque somos incapaces de imaginarnos en una situación diferente?
Así reaccionó la masa que simplifica la lucha por un derecho a la salud a una violación de lo que siempre ha sido igual, desde la burbuja en la que no tienen que pensar en los otros, muchos de quienes atestiguaron las manifestaciones por el 28 de septiembre, desviaron la mirada hacia las manifestaciones violentas, antes que pensar en el reclamo que ellas están haciendo. Esa es la vía simple para dejar de pensarnos en sociedad, así rendimos la idea de convivencia para defender las creencias morales o religiosas, gritando, haciendo ruido, descalificando.
Quienes se niegan a cuestionar sus privilegios decidieron privilegiar las acciones violentas que se dieron en algunas de las marchas, antes que pensar en lo justo del reclamo, porque es más sencillo detener la atención en la agresiva acción de pintar una pared y mancillar la propiedad privada, antes que detenerse a imaginar todo lo que implica la decisión de abortar, porque les parece más simple estigmatizar a las mujeres que toman la decisión de interrumpir un embarazo, antes que responsabilizar al Estado de su obligación de proporcionar las mejores condiciones de salud a toda su población.
En su biografía, Groucho y yo, el comediante señala: “Es mejor callar y parecer estúpido que hablar y despejar las dudas definitivamente”, oportunidad que perdieron los conservadores porque creen que gritando lograrán imponer su visión moral sobre un asunto de salubridad pública.
Quienes priorizaron las acciones agresivas de un puñado por encima del motivo de la manifestación de las mujeres, eligieron esa forma de descalificación para ocultar su incapacidad de pensar en el otro y la posibilidad de convivir entre todos a pesar de tener ideas distintas, para el conservador es más sencillo ofenderse de la nada antes que atender las causas del problema, es más simple reducir a un enemigo violento a quien exige sus derechos, antes que comprobar que en las entidades donde el aborto es legal se reduce la mortalidad que generan los abortos clandestinos.
¿Cuánto tiempo más dedicaremos a inventar un enemigo por el miedo que nos da el pensar una forma distinta de convivencia?, la expectativa, por la furibunda respuesta de quienes estigmatizan a las mujeres hace pensar que será un largo tiempo el que habremos de desperdiciar en descalificaciones inútiles, en ejemplos ramplones con que se desacredite el motivo de la protesta, ellos, los que se acomodan y procuran preservar sus privilegios, no se dan cuenta que son una minoría, afortunadamente, tengo la esperanza en que alcanzaremos un momento mejor para todos, donde equidad e igualdad sean una constante.
Coda. Otra frase de Groucho Marx: “La humanidad, partiendo de la nada y a base de esfuerzo, ha llegado a alcanzar las cotas más altas de miseria”, ahí, desde la burbuja, ese es el ruido que se hace para inventarse al enemigo.
@aldan