Ser mamá no es un impedimento para nada, al contrario, es una demostración que cualquier cosa no es imposible, y más, siendo una atleta de alto rendimiento con hij@s. Este es caso de la corredora Shelly-Ann Fraser-Pryce, mejor conocida como “La mamá cohete”, ella debutó en la modalidad de 100 m planos para los Juegos Olímpicos en Beijing 2008 ganando la presea dorada, repitiendo la hazaña en Londres 2012. Ahí se consagraría como la Usain Bolt femenina. Ya en Río 2016 iría en bajada su carrera, sufrió una apendicitis por lo que no lograría su tercer oro olímpico, solo la medalla de plata y bronce, pero un año después, llegaría su primer hijo llamado Zyon, “Mami es el mejor título que pude haber ganado jamás”, escribió en sus redes sociales. Eso la alejó de las pistas en los años 2017 y 2018, aunque eso no fue impedimento para que pudiera llegar a Tokio 2020 con 34 años.
Estos juegos eran la oportunidad de la corredora jamaiquina de convertirse en la atleta más longeva en conseguir una presea en pruebas de velocidad, además de ser la primera en tener 3 medallas doradas en los 100 metros, desgraciadamente ganó la plata. Aún así, sigue siendo la velocista más ovacionada del mundo dándonos el mensaje que ser madre es lo más bonito del mundo, que eso no impide olvidarte de tus sueños sino todo lo contrario, es motivación de que si se quiere, se puede, porque de un embarazo se coronó campeona del mundo.
Running is easy, but Motherhood is a separate sport of its on. Celebrate all the women in your lives, they deserve it!! #happymothersday #mommyrocket pic.twitter.com/H56iZGMV7q
— ShellyAnnFraserPryce (@realshellyannfp) May 9, 2021