APRO/Neldy San Martín
La disputa por los órganos de gobierno de la Cámara de Diputados subió de tono a una semana de la instalación de la LXV Legislatura, anticipando riesgos de una parálisis legislativa.
Morena y sus aliados (PT y PVEM) decidieron dejar en manos del bloque opositor, la coalición Va por México que integran PAN, PRI y PRD, la Presidencia de la Junta de Coordinación Política (Jucopo), para que ellos pudieran quedarse la Presidencia de la Mesa Directiva de San Lázaro, al menos, hasta el cierre de esta edición.
Luego que los representantes del PRI, PAN y PRD fueron a la sede de la OEA, en Washington, a denunciar a Morena como “narcopartido”, su coordinador en la Cámara de Diputados, Ignacio Mier Velasco, advirtió que Morena no será “el payaso de las cachetadas”, y amagó con crear una “megabancada” con PT y el Verde Ecologista de México, para sumar 278 legisladores y quedarse con la Jucopo, además de la Mesa Directiva.
Según la ley orgánica del Congreso, en ningún caso la presidencia de la Mesa Directiva puede recaer al mismo tiempo en un partido que presida la Junta de Coordinación Política.
“En relación con la Jucopo quiero comentar que lo primero que vamos a hacer es definir una estrategia de la coalición mayoritaria. Tenemos 198 diputados. Toda la coalición Va por México tiene 40 por ciento y Morena 38 por ciento. Todos ellos valen lo mismo que vale Morena. De entrada, no hay posibilidad de que con 40 por ciento estén solicitando tener la coordinación del órgano de gobierno, nuestra coalición tiene cerca de 280 diputados”, dijo el 24 de agosto Ignacio Mier.
Pero pronto se desinfló la “superbancada”, pues el líder morenista se echó para atrás ante las amenazas del bloque opositor de que, si no llegaban a acuerdos para que la oposición encabece la Jucopo, entonces boicotearían la votación para la integración de la Mesa Directiva, que requiere de dos terceras partes de los votos de los presentes, mayoría calificada, 334 votos, y Morena y aliados no tienen los votos suficientes.
El jaloneo
El jueves 26 el coordinador morenista se reunió con los coordinadores del PAN, Jorge Romero; del PRI, Rubén Moreira, y del PRD, Luis Espinoza Cházaro, para dirimir diferencias y evitar que la confrontación impidiera la integración de la Presidencia. Además de que está en juego la agenda prioritaria del presidente Andrés Manuel López Obrador, pues en la legislatura que comienza se pretenden varias reformas constitucionales que necesitan también de mayoría calificada.
La ley orgánica del Congreso establece que presidirá la Jucopo el coordinador de la bancada que por sí mismo cuente con la mayoría absoluta en la cámara, pero en la LXV Legislatura ninguna fuerza por sí misma la tiene, de 251 diputados. En ese caso se prevé que la presidencia sea ejercida, de manera alternada y para cada año legislativo, por los coordinadores de los tres grupos parlamentarios que tengan el mayor número de diputados.
En la legislatura que comienza, Morena tendrá 198 diputados; Acción Nacional es la segunda fuerza, con 114, y el Partido Revolucionario Institucional, la tercera, con 70. Mientras que como cuarta fuerza está el Partido Verde, con 43; seguido del Partido del Trabajo, con 37; Movimiento Ciudadano, con 23, y el Partido de la Revolución Democrática, con 15.
PAN y PRI invocaron este artículo para reclamar la titularidad de la Jucopo y amagaron con votar contra un presidente de la Mesa Directiva de Morena si no alternaban la Jucopo, donde se acuerda la asignación de recursos.
“En la Coalición Va Por México esperamos que haya un comportamiento diplomático por parte de la primera fuerza en la Cámara de Diputados. Nadie tiene la mayoría simple y eso es importante señalarlo. Ellos solamente son la primera fuerza. Eso representa que la Mesa Directiva se elige por las dos terceras partes, y el primer año le correspondería a la fuerza con más votos, segundo a la que sigue y el tercero a la tercera”, explica Humberto Moreira, coordinador de los diputados del PRI, en entrevista.
De no llegar a un acuerdo para el 29 de agosto a las 11:00 horas, cuando se realizará la sesión en la cual los diputados rendirán protesta constitucional y se declarará legalmente constituida la Cámara de Diputados, sería la Mesa de Decanos la que ejercería las atribuciones y facultades de la Mesa Directiva, aunque no más allá del 5 de septiembre.
La Mesa de Decanos estaría integrada por los diputados que han ocupado con anterioridad en más ocasiones una curul, y el diputado electo que cuente con mayor antigüedad será el presidente, en este caso se trata del priista Augusto Gómez Villanueva.
Mientras que los vicepresidentes y secretarios serían los siguientes de mayor trayectoria legislativa, como Alberto Anaya Gutiérrez, del PT; Leonel Godoy Rangel, Carlos Francisco Ortiz Tejeda y Óscar Cantón Zetina, de Morena; Amalia García Medina, de Movimiento Ciudadano, y Marco Humberto Aguilar Coronado, del PAN.
Pero en las horas previas a la sesión de instalación, el partido en el poder y los opositores llegaron a un acuerdo. Así, quedó en manos del PAN y del PRI la Presidencia de la Jucopo, órgano rector de la Cámara de Diputados. Hasta el cierre de esta edición no se había definido si sería Humberto Moreira, líder de la bancada priista, o Jorge Romero Herrera, coordinador de los diputados panistas. Mientras que Morena perfila al diputado Sergio Gutiérrez Luna como presidente de la Cámara de Diputados.
Carlos Puente Salas, coordinador de los diputados del Verde, dice en entrevista que, aunque PAN o PRI tengan la Presidencia de la Jucopo, en los asuntos al interior de la Junta de Coordinación Política, Morena, PT y PVEM tendrán mayoría, pues las decisiones se adoptan por mayoría absoluta mediante el sistema de voto ponderado, en el que cada coordinador representa tantos votos como diputados integran su grupo parlamentario.
“Con el voto del diputado Mier, del diputado (Alberto Anaya) y de un servidor tenemos la mayoría, entonces, no hay por qué regatearles nada de lo que por ley les toca y les corresponde (a la oposición)”, dice Puente.
Después del jaloneo previo, Puente señala que se espera una sesión tersa de instalación, con un “acuerdo bien planchado” donde se va a respetar la ley.