Tokio nos ha regalado muchas postales donde s e destacan las emociones deportivas, ya sea de felicidad, de enojo, frustración y hasta superación.
En este caso el catarí Mutaz Essa Barshim competía por la presea dorada en la modalidad de salto de altura contra el italiano Gianmarco Tamberi, pero llegó un punto donde ellos dos igualaron la marca de 2,37 metros y hasta con la misma cantidad de nulos, por lo que hablando con el juez de la prueba, él les comentaba que podían seguir saltando hasta desempatar, esa no fue la manera de desempatar. Aquí viene la belleza del significado de las olimpiadas, que es la hermandad, dejar de lado los diferentes tipos de pieles, la cultura, la religión, para dejar en claro que todos somos humanos y todos sentimos lo mismo a pesar de vivir en diferentes países.
La solución fue renunciar al desempate para que los dos ganaran la medalla dorada junto a un sólido abrazo. Así fue como dos atletas compartieron el podio.
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