Seguramente frases como “A que no puedes comer solo una”, “Con el cariño de siempre” o “Siempre Coca-Cola”, te hacen recordar que desde el pasado 27 de marzo de 2020, se dio a conocer en el Diario Oficial de la Federación (DOF), la actualización y/o modificación a la “Norma Oficial Mexicana NOM-051-SCFI/SSA1-2010, Especificaciones generales de etiquetado para alimentos y bebidas no alcohólicas preenvasados-Información comercial y sanitaria publicada, el 5 de abril de 2010”, (NOM-051).
De acuerdo con el objetivo y campo de aplicación de la NOM-051, se trata de establecer la información comercial y sanitaria que debe de contener el etiquetado del producto preenvasado destinado al consumidor final, de fabricación nacional o extranjera, comercializado en territorio nacional, así como determinar las características de dicha información y establecer un sistema de etiquetado frontal, el cual debe de advertir de forma clara y veraz (sic) sobre el contenido de nutrientes críticos e ingredientes que representan riesgos para la salud en el consumo excesivo.
Dicho de otra manera, la intención de la NOM-051 es que toda la ciudadanía en general, reconozca los productos con exceso de calorías, exceso de azúcares, exceso de grasas saturadas, exceso de grasas trans, exceso de sodio, así como aquellos que tienen cafeína o edulcorantes para que sean evitados -si es que se logra en un futuro- en las niñas y niños.
Aunque la pregunta obligada es: ¿Realmente ha funcionado el nuevo etiquetado frontal para alimentos y bebidas? Para comenzar, es necesario tener en cuenta que el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) coloca a México entre los primeros lugares de obesidad infantil a nivel mundial, problema que dicho sea de paso, se agrava aún más, en los estados del norte y en comunidades urbanas.
La realidad, es que independientemente de las cifras que aporta la Unicef, donde uno de cada 20 niñas y niños menores de cinco años y uno de cada tres entre los seis y 19 años padece sobrepeso u obesidad (https://www.unicef.org/mexico/salud-y-nutrici%C3%B3n), basta con observar a nuestros alrededores y darnos cuenta del número de personas que vemos en la calle, en el trabajo, universidades o en cualquier otro lugar, que tiene sobrepeso u obesidad, obviamente la “pancita” también se considera como sobrepeso.
La otra realidad que no puede pasar por alto, es que la obesidad es la principal enfermedad en México, desde luego a consecuencia de los malos hábitos alimenticios que tenemos los mexicanos, pues desde los tacos de la esquina, hasta llegar a las hamburguesas, han influido para propiciar este grave problema.
Si bien la obesidad es una enfermedad que afecta a México, también lo es la deficiente educación en materia de salud. En México, no se conoce una correcta estrategia que fomente y difunda la cultura de la salud o de educación en salud, lo que representaría para la ciudadanía el escaso conocimiento de la forma de prevenir y tratar algunos padecimientos asociados con la obesidad, que sin duda la mejor solución sería una adecuada alimentación.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), aportados con motivo del Día mundial contra la obesidad, la obesidad se sitúa como un tema emergente de salud pública, y donde la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha señalado que la acumulación excesiva de grasa puede ser perjudicial para salud, poniendo a las personas en riesgo de tener enfermedades crónicas, entre las que se incluyen la diabetes -no diabetis-, enfermedades cardiovasculares y el cáncer.
La propia OMS sugiere que una alimentación sana equivale a “una dieta saludable que ayuda a protegernos de la malnutrición en todas sus formas, así como de las enfermedades no transmisibles, entre ellas la diabetes, las cardiopatías, los accidentes cerebrovasculares y el cáncer”.
Lamentablemente, la poca cultura de la salud provoca que al consumidor, por ejemplo, se le pueda antojar algún refresco o jugo artificial e inmediato comience a leer -sería un sueño guajiro- que una u otra bebida cuenta con exceso de azúcares, exceso de grasas, y tal vez sea todo lo que va a leer, pues la mentalidad a la que estamos acostumbrados es que dichos etiquetados no serán un obstáculo para que sigan consumiendo este tipo de productos, ya que al desconocer su significado, vale más su consumo, que el nuevo etiquetado.
Para que el nuevo etiquetado de productos sea funcional en México, se requiere una sola tarea, cambiar la perspectiva para con este tipo de alimentos o productos que encontramos en las tiendas de abarrotes de nuestra preferencia que, de seguir con su consumo excesivo, se seguirán elevando los altos índices de obesidad, motivados por las excesivas calorías, de azúcares y grasas.
Es más que claro, que el nuevo etiquetado frontal en alimentos y bebidas, se ha quedado corto, además de ser poco funcional para los fines que fuera creado, es decir, para enfrentar los problemas de obesidad, sobrepeso o diabetes. De ahí, que es indispensable que la sociedad genere conciencia de los productos que desea consumir, finalmente cada quien decide que se lleva a su boca, pero respetando los hábitos alimenticios o en el peor de los casos, permitiendo la supremacía de la comida chatarra ¿Y tú ya decidiste que te quieres llevar a la boca?